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David Soria, el portero del futuro que se le escapó al Real Madrid (y al Leicester)
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David Soria, el portero del futuro que se le escapó al Real Madrid (y al Leicester)

David Soria será titular este jueves en la vuelta de los cuartos de final de la Europa League contra el Athletic. El portero madrileño estuvo a punto de retirarse tras salir del Real Madrid

Foto: David Soria, durante un partido de la Europa League con el Sevilla (Reuters)
David Soria, durante un partido de la Europa League con el Sevilla (Reuters)

Acto 1.

Ciudad deportiva del Real Madrid. Verano del 2011. Los juveniles, añada del 93, regresan de sus vacaciones para comenzar la temporada. Entre ellos destaca la imponente figura de David Soria Solís, alto, 1,92, ancho, con hombros de boxeador, pelo ensortijado, un angelito al que, desde alevines, el club lleva curtiendo con apariencia de figura. Un chaval con carácter. En su último año de cadete no jugó lo que esperaba y se marchó al Atlético. Pero esa cana al aire apenas duró un curso. Olvidado. No lo está tanto el flirteo que estos meses atrás se ha tenido con el Tottenham, con quien Soria cierra un acuerdo. No en el Real Madrid, donde el asunto no gusta nada de nada. Ajeno a ello, en el arranque de temporada con el juvenil A que dirigen Ramis y De la Red, el portero es todo sonrisas y sueños. “Este año la rompemos”, le dice a su compañero Diego Llorente, hoy cedido en el Rayo.

Acto 2.

Campo del Canillas. Segunda Regional. Diciembre de 2012. David Soria se sube fastidiosamente las medias, se calza las botas, sale a entrenar, pesado, taciturno. Su entrenador trata de animarle. “David, te quedas con nosotros. La semana que viene debutas”. El portero se pregunta cómo ha llegado a esto, él, que iba para fenómeno. Llegó después de que el Real Madrid, fastidiado por su negociación con el Tottenham, decidiera darle una lección. Se quedó sin jugar y acabó fuera. Orgulloso, Soria entendió que el mundo no acababa en el Bernabéu. Destino: la Premier. Pero su estrella se había apagado. Una lesión frustra su fichaje por el Leicester. Tampoco cuaja con el Birmingham ni el Stoke. Toca agachar la cabeza, tragar orgullo. “Pruebo en el Sporting y doy un gran nivel. Creo que voy a firmar, pero Abelardo considera que me falta experiencia y me echan. Me hundo”. Tira de amistades para que le permitan entrenar en el Canillas, cuya oferta agradece y le deprime al mismo tiempo. “Míster, estoy por retirarme”.

Acto 3.

Cuartos de final de la Europa League. Abril de 2016. David Soria viene de doctorarse en La Catedral. Sostiene al Sevilla, a pies de Williams, a cabezazo de Etxeita, cuando el Athletic le acorrala, y le impulsa para alisar el pase a semifinales (1-2). Soria llegó hace tres años al club de Nervión gracias a la lesión de Néstor. que dejó un hueco en el filial C. Antes estuvo a punto de firmar dos veces por el Betis, “pero en el momento preciso cambiaron de entrenador y no se completó”. La apuesta por el chico que languidecía en Canillas la firma Javi García, entrenador de porteros y uno de tantos secretos íntimos que explican la continuidad de los éxitos del Sevilla. Soria recupera el vigor, se crece, asciende rápido y se alterna con Sergio Rico en la titularidad del filial. El curso pasado, cuando se lesionan Beto y Barbosa, hay debate sobre a quién subir. Rico tiene más experiencia, pero Soria es quien llena el ojo de Unai Emery. Finalmente se opta por el primero, con quien el Sevilla alza su cuarta Europa League. Como premio extra, Rico se afianza en la selección como tercer portero. Y, sin embargo, es incapaz de apaciguar las críticas a su alrededor. Su pose taciturna contrasta con la de su compañero Soria y su exuberante seguridad. En cuanto Emery le da la ocasión, la agarra con fiereza. Hasta convencer al entrenador de que él es el portero en quien confiar para la conquista de la quinta Europa League.

Y en este punto nos encontramos hoy con Soria, que viene risueño, haciendo gala de la afabilidad y cercanía que quienes mejor le conocen dicen que le caracteriza. “Si hay algo que odio es la prepotencia. No sé por qué alguien ha de creerse por encima del otro”. Parece que la vida le ha enseñado algo a este fan de Víctor Valdés, al contrario de quien siempre quiso ser portero. Comenzó a serlo en el Carabanchel, antes de transitar nueve años por el Real Madrid. “No entendí bien por qué dejé de contar. El final fue feo, pero he de estarles agradecido”. En realidad su destino sí era blanco. Pero el orlado en rojo del Sevilla. “Soy muy feliz en un club que me ha permitido disfrutar otra vez del fútbol. El Sevilla me rescató cuando estaba completamente hundido. Jamás olvidaré eso”.

El agradecimiento parece mutuo. La temporada no ha hecho sino confirmar las enormes expectativas que venía levantando. “Es un portero grande, moderno, mandón y seguro”, le define su antiguo técnico en el filial, Ramón Tejada. “Condiciones tuve siempre y desde pequeño. Pero hubo un momento en el que, teniendo nivel, nadie me daba bola. Por eso me planteé dejar el fútbol”, recuerda Soria. Lo reactivó el Sevilla a través de su entrenador de porteros, Javi García, que le hizo los primeros informes con la selección madrileña sub’18. “Es el gran responsable de que haya llegado hasta aquí. La prueba con el Sevilla fue bastante mala. Fue Javi quien, pese a ello, convenció al club para que me fichara”. Y la apuesta no pudo salir mejor. Esta temporada, el Sevilla decidió mantener la confianza en sus jóvenes guardametas y rechazar el fichaje en el mercado de invierno de, precisamente, Víctor Valdés. El correcto rendimiento de Sergio Rico y, sobre todo, el final de campaña de Soria no solo le han reafirmado en lo acertado de su decisión. Sino que le han hecho redoblar su apuesta. Soria, que entró en el club con un contrato por seis meses, acaba de renovar hasta 2019. Según el plan marcado, el próximo curso el puesto de titular es suyo. ¿Y qué pasa con Rico? Pues que el Sevilla, fiel a su costumbre, hará caja.

Son varios equipos de la Premier los que se han interesado ya por el guardameta titular en la Liga, rango que Rico ha conservado, en cierta medida, por conveniencia institucional, más que deportiva. Se trataba de no discutirle al portero su puesto en la selección de cara a la Eurocopa de Francia ni estropear, consiguientemente, un posible gran negocio para el Sevilla. “Si algo dicen los jugadores de Emery es que es un entrenador justo. Puede que le convenza más Soria, pero lo que no va a hacer nunca es dejar tirado a un jugador que le ha dado todo lo que tenía, como ha hecho Rico”, relatan a El Confidencial desde el entorno del técnico.

Algo así le explicó a Soria, siempre impetuoso. “Claro que me enfadé cuando vi que no jugaba contra el Betis y el Celta en la Copa después de hacerlo bien antes. Si no te cabreas es mala señal, pero después me lo explicó Unai y todo perfecto”, detalló hace unas semanas a 'El Correo de Andalucía'. Está por ver quién juega la final de la Copa, el 22 de mayo contra el Barcelona. De momento, en Europa la puerta ya es de David Soria, que sólo ha encajado dos goles en los cinco partidos que ha disputado. Viene de sacar nota en San Mamés ante Aduriz, a quien este jueves de Feria (jueves de Puerta) se añade Raúl García como amenaza al pase de semifinales, algo que no parece intimidarle. “Si tuviera que destacar una cualidad en mí sería que no noto la presión. Jamás me pongo nervioso”, relata con naturalidad quien está llamado a ser el portero del futuro del Sevilla. “Es mi reto, mi sueño, por lo que he luchado. Lo he pasado mal, pero todo aquello me sirvió. Voy a ser portero sí o sí. Ahora no voy a parar”.

Acto 1.

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