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Portugal, sin el corazón de Cristiano, campeona de Europa por primera vez
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un gol del inesperado éder mata al anfitrión

Portugal, sin el corazón de Cristiano, campeona de Europa por primera vez

Ninguna Champions la ha levantado Cristiano con la emoción desbordada con la que levantó la Eurocopa. Lloró por perderse su gran día, y lloró por ganarla con el gol de Éder

Foto: Cristiano levantó su primer trofeo como capitán. (Reuters)
Cristiano levantó su primer trofeo como capitán. (Reuters)

Que sí, que no era broma. Portugal es campeona de Europa por primera vez en su historia. No ha sido la Portugal de Eusébio, ni la de Rui Costa y Figo. Ha sido la de Cristiano Ronaldo y 22 más. No, en realidad fueron los otros 22 quienes le dieron la mayor alegría de la vida deportiva a Cristiano. Su físico cada vez más débil no soportó un golpe y las lágrimas inundaron su rostro cuando se marchó al banquillo. Y lo mismo sucedió cuando Clattenburg determinó que sí, que Portugal era campeona. Lo hizo como lo hizo Grecia hace 12 años, en casa del anfitrión favorito. A Francia le salió todo bien en su Eurocopa, menos el resultado final.

A Portugal le dio un soplo cardíaco ya cuando Payet le fue a disputar el balón a Cristiano como un igual, sin pararse a mirar los galones del oficial al que retaba. Es lo que hay, cuando el árbitro pita, en el campo no existen las clases. Todos son iguales. Y en un choque, lo que le sucedió a Cristiano es una opción. No es necesario que la acción sea considerada punible, pues una lesión puede provenir de un golpe absurdo e intrascendente. No era falta, Payet disputa el balón y con la inercia golpea el pie apoyado del '7'. Portugal abrió los ojos incrédulo, deseando que lo que le mostraban sus ojos fuera solo una mala ilusión. Eso quiso demostrar Cristiano, pero no pudo. Tuvo que dejar el campo en el día más importante de su carrera. Las lágrimas estaban justificadas y eran comprensibles a la vez que sobrecogedoras.

Foto: Cristiano, con el trofeo. (Reuters)

Lo que iba a pasar después era lo previsible entonces, incluso antes de eso. No era ninguna locura intuir que Portugal y Francia iban a llevar el partido a la prórroga. Francia nunca ha tenido una idea de juego definida, sino que ha ido progresando en su Eurocopa a base de golpes individuales, situaciones beneficiosas producidas en momentos clave, nada de una organización colectiva prevista previamente. Y Portugal no sabe jugar al fútbol, básicamente, sino que depende de la inspiración individual de Cristiano Ronaldo, o de que Nani y Quaresma rememoren los tiempos en los que se parecían en algo a Cristiano. Porque lo de Éder no estaba previsto por nadie, pero por absolutamente nadie.

De hecho, la sensación que desprendió la elección de Fernando Santos por el gran delantero fue que era un claro error. ¿Cómo jugarse el partido más importante de la historia de Portugal, ese en el que te quedas sin Cristiano, sin meter a André Gomes, el jugador con más calidad de tu centro del campo? La pregunta, después, tomó otro cariz: ¿cómo hacer eso y que salga bien? Lo decimos con conocimiento de causa. Éder es un jugador que está muy por debajo del nivel global de Portugal, que no es especialmente alto. En Swansea lo saben bien: 15 partidos, cero goles. Ha marcado más goles en la Eurocopa que en la Premier League.

La final de 2004, al revés

Y de repente, en una jugada que ni siquiera es la suya, una acción aislada, en la frontal del área, con metros a su alrededor, decidió jugársela, sacar un latigazo que borraría más de cien años de desilusiones, de lágrimas amargas que no parecían en absoluto tener un final cercano. La peor Portugal en décadas, la que menos (en teoría) oportunidades tenía de cambiar su historia de perdedora, acabó levantando la Eurocopa en la casa del equipo al que se enfrentaba. Qué recuerdos, dirán los portugueses. Perdieron una final en Lisboa contra un equipo muy inferior. A Francia le ha pasado exactamente lo mismo 12 años después. Dicen que la Eurocopa suele repetir su camino de vez en cuando, y tiene pinta de ser cierto.

Es posible que esas decisiones de Santos tan discutibles sean las que hayan hecho a Portugal campeona de Europa. Porque un día decidió que Renato Sanches, un niño de 18 años, era mejor que Moutinho, y que Adrien Silva superaba a Gomes. Una buena locura, que dirían algunos. Pero si el Bayern pagó tanto por ese chavalín, es que lo tenía que valer. Después de sufrir para clasificarse con el grupo más flojo de la historia de la Eurocopa, decidió que Renato iba a ser el hombre en el que basaría su juego. Ni siquiera en Cristiano. No, el peso era para Sanches, que lo soportaba como si cargase con una mochila llena de aire. ¿Quién no se emociona con esto?

Foto: Cristiano Ronaldo celebra el pase a la final de la Eurocopa de Francia (Reuters)

A Deschamps no le fueron tan bien sus ideas revolucionarias. Un día dijo que Pogba no estaba para ser titular y a los 45 minutos se arrepintió, y ese mismo día, un suplente llamado Griezmann le dio tres puntos ante la 'tododébil' Albania. No volvió a improvisar en ese sentido. Y qué le iban a decir sus 'amigos' franceses si iba pasando rondas. Pero no siempre iba a tener esa suerte de recibir un regalo caído del cielo en forma de penalti (justo, no pensemos mal) o de rechace, o de milagroso acierto de Giroud. Fue mejor que Portugal, como para no serlo si estos no tenían a Cristiano, pero esta vez ese puntito de suerte les fue esquivo. En el momento más importante, cuando todo el país te está mirando desde Saint-Denis y desde la movida 'fan-zone' de París. Si el disparo de Gignac se hubiese desviado solo unos centímetros, hablaríamos de nuevo de esa fortuna. Pero no iban a ganar con un gol en el 92.

¿Dónde narices está Pogba?

Francia salió como contra Alemania. Su físico es inigualable en Europa y lo quisieron demostrar desde el inicio tanto en la semifinal como en la final. De talento no van tampoco muy sobrados, así que potenciar las virtudes parece inteligente. El que sabe hacer de todo y es el mejor por ello de su país, Griezmann, hizo una primera media hora descomunal, en su nivel, tirando del once del gallo, mientras que el que estaba destinado a ello, Pogba, volvía a poner sobre la mesa las palabras de Lineker: "¿Es el jugador más sobrevalorado del planeta?".

Su versión de marca blanca, Sissoko, se lo pasó por la piedra, casi literalmente. El ahora mismo jugador de la segunda división inglesa, porque aún pertenece al Newcastle United de Benítez, descosió el centro del campo portugués con sus arrancadas y en varias ocasiones pudo marcar el primer gol. No es supermán y por ello fue decayendo, y con él toda Francia. Pese a la ausencia entonces de un adalid, Pogba no se dio por aludido. El balón era francés, y las oportunidades también. Rui Patricio era de los más destacados de los suyos y este es siempre un detalle negativo para su equipo. Portugal aguantaba a la contra, haciendo volar a Lloris en un par de ocasiones, pero aun así no se vio nunca encerrada en su área por Francia, que cometió el error imperdonable de no matar al moribundo.

El moribundo tiene dos opciones, dejarse ir, cerrar los ojos y esperar a ver la luz, o tratar de levantarse para vivir un poco más. A Portugal le quitaron el corazón, pero este se quedó muy cerca para seguir alentando a los suyos. Tanto los alentó, que fue Éder el que marcó. Y nunca, jamás, Cristiano había celebrado tanto una victoria, como tampoco nunca había llorado tanto por una lesión. Ninguna Champions la ha levantado con la emoción desbordada con la que levantó la Eurocopa. Era el día más importante de su vida y, de una manera que él no hubiera deseado, consiguió lo que quería. Ya ha cerrado su círculo.

Ficha técnica:

1 - Portugal: Rui Patricio; Cédric, Fonte, Pepe, Guerreiro; Joao Mario, Willian Carvalho, Renato (Éder, m.79), Adrien Silva (Moutinho, m.66); Nani, Ronaldo (Quaresma, m.25).

0 - Francia: Llorís; Sagna, Koscielny, Umtiti, Evra; Matuidi, Pogba; Sissoko (Martial, m.110), Griezmann, Payet (Coman, m.58); Giroud (Guignac, m.78).

Gol, m.109: Éder.

Árbitro: Mark Clattenburg (Inglaterra). Amonestó a los portugueses Cédric, Joao Mario, Guerreiro, William Carvalho y Rui Patricio, y a los franceses Matuidi, Koscielny y Pogba.

Incidencias: final de la Eurocopa 2016 disputada en el Estadio de Francia, en Saint Denis, ante 75.868 espectadores. Presenciaron el encuentro en el palco, entre otros, los presidentes de Francia y Portugal, François Hollande y Marcelo Rebelo de Souza, los primeros ministros de los dos países, Manuel Valls y António Costa, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el vicepresidente primero de la UEFA en funciones de presidente, Ángel María Villar.

Que sí, que no era broma. Portugal es campeona de Europa por primera vez en su historia. No ha sido la Portugal de Eusébio, ni la de Rui Costa y Figo. Ha sido la de Cristiano Ronaldo y 22 más. No, en realidad fueron los otros 22 quienes le dieron la mayor alegría de la vida deportiva a Cristiano. Su físico cada vez más débil no soportó un golpe y las lágrimas inundaron su rostro cuando se marchó al banquillo. Y lo mismo sucedió cuando Clattenburg determinó que sí, que Portugal era campeona. Lo hizo como lo hizo Grecia hace 12 años, en casa del anfitrión favorito. A Francia le salió todo bien en su Eurocopa, menos el resultado final.

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