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Conte pudo hacer lo que no quiso (o no se atrevió) Del Bosque: repartir esfuerzos
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Conte pudo hacer lo que no quiso (o no se atrevió) Del Bosque: repartir esfuerzos

Si han visto el partido de Italia contra Irlanda, que nadie se fíe: la 'Nazionale' jugó con casi todos los suplentes y en ningún momento gastó más fuerzas de las necesarias para reservarse

Foto: Antonio Conte es todo nervio (Benoit Tessier/Reuters).
Antonio Conte es todo nervio (Benoit Tessier/Reuters).

La Eurocopa tiene un factor de suerte muy importante. La fortuna es definitoria incluso en el orden de los partidos, el cual es mucho más determinante de lo que pudiera parecer. ¿Por qué Italia era primera antes de la última jornada? Porque jugó y ganó contra el rival más fuerte en el encuentro inaugural de su grupo. A partir de ahí, todo se le puso muy de cara. Con tres puntos, ya podía hacer cualquier cosa en la última jornada que no pasaría absolutamente nada. Ya tenía fecha y sede de su siguiente partido: 27 de junio en Saint-Denis. Sólo le faltaba rival. Y lo tuvo incluso antes de jugar: España. Lo único que le quedaba era jugar ese último choque. Y lo perdió por 0-1.

Lo perdió porque daba igual, porque no le importó ni lo más mínimo ese partido contra Irlanda, que pudo celebrar su clasificación con un gol de Robbie Brdy, un nombre que pocos irlandeses olvidarán. Sin duda, Italia lo habría afrontado de manera distiinta si no hubiera sabido que el contrario al que debía medirse era su verdugo favorito, España. Eso cambia todo. Tanto cambia, que Antonio Conte se cargó a prácticamente todo su equipo titular y dio entrada a nueve jugadores diferentes de su once base. Pudo repartir los esfuerzos al máximo de cara a llegar con el máximo de efectivos en las mejores condiciones físicas posibles para el partido del lunes. Es decir, exactamente lo que no hizo (o no se atrevió) Vicente del Bosque contra Croacia.

Es una situación diferente, claro está. Porque no es lo mismo jugarse el primer puesto que no tener más que el honor en disputa. Pero lo cierto es que Italia llegará mejor que España a ese partido. Al menos, sin duda, más descansada. Los jugadores que se enfrenten a la Selección llevarán en el cuerpo 90 minutos menos, y a estas alturas de temporada, con el calor que está haciendo en Francia y la acumulación de partidos en pocos días, es más que básico. La primera parte, la que se juega antes del pitido inicial, ya la tienen ganada.

placeholder Brady celebra el gol que clasificaba a Irlanda (Carl Recine/Reuters).
Brady celebra el gol que clasificaba a Irlanda (Carl Recine/Reuters).

A los únicos a los que no les dio descanso Conte en Lille fueron a Andrea Barzagli y Leonardo Bonucci, dos de los miembros del trío de centrales con el que instauró a la Juventus en el trono de Italia y del que no parece que vaya a bajarse en mucho tiempo. No los mandó al banquillo porque no tiene sustitutos naturales para ellos. Para un equipo que juega con tres centrales, Conte sólo llamó a cuatro, confiando en el buen estado físico de todos ellos y prefiriendo rellenar el cupo con jugadores de mediocampo hacia delante. Chiellini, el que más sufre por su cuerpo de los tres, se quedó resguardado en la caseta, donde también estuvo Buffon, que dejó su puesto a Salvatore Sirigu.

Es, por tanto, una Italia muy secundaria la que se pudo ver ante Irlanda y la que le regaló la clasificación a los verdes. Y, obviamente, de la cual no hay que coger referencias para el próximo enfrentamiento contra la selección española. Lo único que hay que apuntarse en una libreta para no olvidarlo es lo mismo que tendrían escrito nuestros antepasados en sus cuadernos y que revisarían antes de jugar contra cualquier ‘Nazionale’ pretérita: son muy buenos defendiendo. Eso sí, esta Italia ‘B’ no tiene mucha idea de qué hacer con el balón. Es normal. Juntar a Thiago Motta y Sturaro como hombres de creación no promete ningún tipo de diversión ni imaginación, y tal cual sucedió. Es extraño, por tanto, que ante la falta de creatividad de su equipo, Conte no tirase ni siquiera esta vez de Lorenzo Insigne, el único ‘10’ natural con el que cuenta. El pequeño jugador del Napoli saltó al campo y al poco ya había estrellado un balón en el palo, en lo que fue la única ocasión de Italia en todo el partido.

La selección italiana está enseñando al mundo la capacidad de adaptación de Antonio Conte como entrenador. Lo que más le importa al de Lecce es ganar, eso ha sido así desde que empezó a darle patadas a una pelota. Él, pese a que era un jugador duro y nervioso, desea que sus equipos jueguen bien al fútbol. Su Juventus jugaba que daba gusto. Pero se ha encontrado una generación de jugadores en Italia en la que el talento escasea y las ganas de trabajar florecen. Se readaptó. Recuperó las enseñanzas de sus propios entrenadores y reconvirtió a Italia en una roca defensiva y convenció a sus jugadores de que no hay mejor esfuerzo que ayudar a un compañero, haciéndolos profundamente solidarios. Dicen los que saben que esta Italia no da miedo, que tiene el peor equipo en décadas. Pero nadie se acuerda de que tienen a Conte…

Ficha técnica:

0 - Italia: Sirigu; Barzagli, Bonucci, Ogbonna; Bernardeschi (Darmian, m.61), Sturaro, Thiago Motta, Florenzi, De Sciglio (El Shaarawy, m.82); Zaza, Immobile (Insigne, m.75).

1 - Irlanda: Randolph; Coleman, Duffy, Keogh, Ward; McClean, McCarthy (Hoolahan, m.77); Hendrick, Murphy (McGready m.70), Brady; Long.

Gol: 0-1, m.85: Brady.

Árbitro: Ovidio Hategan (RUM), amonestó a los italianos Sirigu, Barzagli y Insigne, y a los irlandeses Long y Ward.

Incidencias: Partido de la tercera jornada del grupo E de la Eurocopa de Francia disputado en el estadio Pierre Mouroy de Lille ante unos 50.000 espectadores.

La Eurocopa tiene un factor de suerte muy importante. La fortuna es definitoria incluso en el orden de los partidos, el cual es mucho más determinante de lo que pudiera parecer. ¿Por qué Italia era primera antes de la última jornada? Porque jugó y ganó contra el rival más fuerte en el encuentro inaugural de su grupo. A partir de ahí, todo se le puso muy de cara. Con tres puntos, ya podía hacer cualquier cosa en la última jornada que no pasaría absolutamente nada. Ya tenía fecha y sede de su siguiente partido: 27 de junio en Saint-Denis. Sólo le faltaba rival. Y lo tuvo incluso antes de jugar: España. Lo único que le quedaba era jugar ese último choque. Y lo perdió por 0-1.

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