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La final de Copa es una bomba de relojería para el Barcelona y Bartomeu
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máxima tensión en el club blaugrana

La final de Copa es una bomba de relojería para el Barcelona y Bartomeu

Con la masa social abochornada tras ver cómo la imagen del club está cada día más manchada, llega una final que sabe a poco. Si no la gana, la tormenta en Barcelona será descomunal

Foto: Sandro Rosell y Josep María Bartomeu, en una imagen de archivo. (EFE)
Sandro Rosell y Josep María Bartomeu, en una imagen de archivo. (EFE)

Hay tal ruido en torno al FC Barcelona como institución tras la detención de Sandro Rosell, la conexión qatarí y la resolución a favor de Laporta y sus directivos, que la final de Copa de esta noche no es una final más, ni un partido más. Los futbolistas, como en otras ocasiones, tienen que actuar como un equipo de bomberos y apagar el fuego antes de que se descontrole. Porque llegando a Madrid con el cartel de súper favorito frente al Alavés, una derrota podría abrir la caja de Pandora y las consecuencias serían imprevisibles. La final para Bartomeu y su junta es una bomba de relojería.

El temblor que ya han provocado las recientes resoluciones judiciales en el club se pueden convertir en un terremoto de categoría si la pelotita no entra. La Copa es un título menor, como lo calificó Andrés Iniesta, para un Barça acostumbrado a contar las temporadas por tripletes o dobletes, y el trofeo de la Copa del Rey es, solamente, una guinda que añadir a un pastel que se ha esfumado. En Barcelona se ha hablado de todo menos de fútbol en la última semana y el aficionado azulgrana mira la final con la indiferencia del que se ha acostumbrado a tener la panza llena, atiborrado de grandes títulos. Ni siquiera existe la seguridad de que el club haya podido colocar las 13.215 entradas de que disponía y hace tan solo una semana, el pasado 18 de mayo, envió un SMS a todos los socios anunciando que aún quedaban localidades disponibles, algo insólito en otras finales y que da medida del poco interés que ha despertado esta. Y eso que el club llegó a pedir el Santiago Bernabéu para la final. O, mejor dicho, sin nombrarlo volvió a utilizar el eufemismo del “estadio más grande”.

El contraste con la locura, ilusión y entusiasmo con el que se vive en Vitoria esta final es como comparar el día y la noche. La ciudad está engalanada, en los balcones hay banderas azules y blancas, igual que en las plazas y en la mayoría de los comercios. Está previsto que se desplacen a Madrid alrededor de 25.000 vitorianos. Es decir, que unos 6.000 lo harán pese a no tener entrada.

El adiós de Luis Enrique

Con el rumor latente sobre si la actual junta azulgrana debería continuar como hasta ahora, es decir, como si nada pasara, el encuentrocobra una importancia superlativa para Bartomeu y compañía. Si el Barça gana, habrá cumplido con lo que se espera sin más y no hay previsto ningún tipo de celebración. Pero si pierde, la temporada terminará en blanco —con el único trofeo de la Supercopa de España— y todas las miradas se dirigirán hacia los despachos. Hasta ahora la afición azulgrana ha aplaudido al equipo en los momentos de crisis: tras caer ante la Juventus y en el último choque frente al Eibar, cuando el Real Madrid conquistó la Liga, pero un tropiezo esta noche sería una afrenta. Sobre todo porque el máximo y eterno rival, el Real Madrid, prepara con la Liga ya en el bolsillo la final de Champions de Cardiff.

El encuentro servirá también para despedir a Luis Enrique, que este viernes se mostró más relajado de lo que es habitual e incluso bromeó con los periodistas: “Igual vuelvo en julio y a alguien le da un infarto. Es evidente que la sala de prensa no es el sitio en el que me he sentido más a gusto, porque hay un espectáculo alrededor que no me va, pero mi estilo es este y no voy a cambiarlo a los 47 años. Esto es un circo y no voy a decir quién es el payaso, sin pretender faltar al respeto”. Más allá de las chanzas, el técnico admitió lo obvio, que el Alavés está viviendo con mucha más ilusión la final, pero avisó: “Esperemos que les pese no estar acostumbrados a las finales. Es cierto que les hace una ilusión enorme, pero eso puede ser un arma de doble filo y puede ser que acabe pesándoles estar en un escenario que no conocen. Pueden estar ilusionados, pero en ambición ya les digo que al Barça no le gana nadie. Esperemos que sea una gran final y que gane el mejor”. Con las bajas de Luis Suárez y Sergi Roberto por sanción, el técnico asturiano sorprendió afirmando que Aleix Vidal, que se lesionó el pasado mes de febrero, puede ser una opción para el lateral derecho, mientras que lo que sería de verdad una sorpresa es que Paco Alcácer no fuera el sustituto del uruguayo en la delantera.

Palabra de Piqué

Gerard Piqué fue el elegido para dar la cara antes de presentarse en el Vicente Calderón. Si es cuestión de levantar la moral de la tropa, nadie mejor que él. Después de la queja recurrente sobre que “los árbitros han podido influir en la Liga”, el central negó la mayor sobre el estado de ánimo con el que el equipo afronta el partido: “¿Que hay poca ilusión? Para nosotros es lo mismo, de cara al público o los medios de comunicación no lo podemos controlar. Nos tenemos que centrar en nuestro trabajo y ya veréis la pasión que le ponemos”. Recuperado de su virus, Piqué tiene además una motivación extra: “Se merece un buen final, porque es un gran entrenador, uno de los mejores de la historia y merece irse con un título. Nos gustaría homenajearle. Sé que con vosotros no ha tenido la mejor relación, pero en el vestuario Luis Enrique nos ha ganado a todos. Quiero que se vaya con una victoria y con un título, que se marche bien porque nos ha dado tres años muy buenos”.

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Con Sandro Rosell, el presidente más votado en la historia del club, en la prisión de Soto del Real y el mazazo del interlocutorio de la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela en el que asegura que en el 2011, cuando ya era presidente del Barça y con Bartomeu como su mano derecha, cobró 400.000 euros de comisión ilícita a través de una tercera empresa. Con la relación de Rosell con Qatar y la Aspire Academy. Con Laporta ganando la acción de responsabilidad impulsada por el propio Rosell y con el voto a favor de Bartomeu, que calla ahora mientras ‘Jan’ exige su dimisión. Con la masa social abochornada tras ver cómo la imagen del club queda manchada, llega esta noche un partido, una final, que sabe a poco, pero que como no se gane puede ser el principio de la gran tormenta.

Alineaciones probables:

Barcelona: Cillessen; Mascherano, Piqué, Umtiti, Jordi Alba, Sergio Busquets, Rakitic, Iniesta, Messi, Paco Alcácer, Neymar.

Deportivo Alavés: Pacheco; Femenía, Alexis o Vigaray, Ely, Feddal, Theo; Marcos Llorente, Manu García, Ibai, Méndez o Toquero; Deyverson.

Árbitro: Carlos Clos Gómez (Comité Aragonés)

Estadio: Vicente Calderón.

Horario: 21.30.

Hay tal ruido en torno al FC Barcelona como institución tras la detención de Sandro Rosell, la conexión qatarí y la resolución a favor de Laporta y sus directivos, que la final de Copa de esta noche no es una final más, ni un partido más. Los futbolistas, como en otras ocasiones, tienen que actuar como un equipo de bomberos y apagar el fuego antes de que se descontrole. Porque llegando a Madrid con el cartel de súper favorito frente al Alavés, una derrota podría abrir la caja de Pandora y las consecuencias serían imprevisibles. La final para Bartomeu y su junta es una bomba de relojería.

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