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La guasa con el regreso de Cerci alegra otra noche de una Copa infumable
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el málaga fue el único primera eliminado

La guasa con el regreso de Cerci alegra otra noche de una Copa infumable

Más de uno seguramente ni recordase que Cerci seguía siendo jugador del Atlético de Madrid, pero ahí estaba. Saltó al campo, se llevó una gran ovación y generó carcajadas en las redes sociales

Foto: Cerci jugó en el Atleti dos años después (Kiko Huesca/EFE).
Cerci jugó en el Atleti dos años después (Kiko Huesca/EFE).

De la Copa del Rey prácticamente no se habla. No llena conversaciones de mesa de bar hasta que las eliminatorias no empiezan a tomar un color diferente al del moribundo, más tirando a algo con posibilidades de respirar. En estas fases casi prematuras del torneo del KO, la Copa interesa cuando sucede algo paranormal, fuera de lo común. Es decir, que pase alguna cosa. Por ínfima que sea. El año pasado fueron las chirigotas del Carranza con la alineación indebida de Cheryshev por parte del Real Madrid. Este año ha tenido que ser otro jugador, pero esta vez se reclamaba su presencia entre carcajadas ahogadas. España quería ver a Cerci vestido de rojiblanco otra vez.

Qué gracia le hace al aficionado rojiblanco ver a Cerci. Este sentimiento florece por la debilidad ajena y roza la crueldad, pero cuando se trata de reírse de otro, al español no hay quien le gane. Al bueno de Alessio no lo conocía prácticamente nadie aquí cuando el Atleti pagó 16 millones de euros al Torino. Era un dineral por un futbolista que no había hecho nada más en su carrera que marcar unos cuantos buenos goles vestido de 'granata'. Pero al Cholo le gustaba la idea de tener un buen extremo a pierna cambiada y probó al italiano. Lo que más se recuerda de él es su torpeza en los entrenamientos y su falta de aportación al trabajo del equipo en los nueve partidos que se le permitió saltar al campo.

Más de uno seguramente ni recordase que Cerci seguía siendo jugador del Atlético de Madrid. Todos le perderían la poca pista que le habían seguido cuando se marchó al Milan a cambio de Fernando Torres. Allí, en San Siro, como buena vieja gloria pasada de rosca, no hizo nada. Se marchó al Genoa, donde tampoco demostró lo que había hecho que muchos grandes clubes italianos pensaran pagar lo que pagó el Atleti al Toro. Este verano regresó al Atleti porque no se le encontró una salida. Y no había entrado en una convocatoria hasta este encuentro de vuelta contra el Guijuelo. Le dio el Cholo 30 minutos, media hora de regocijo para la grada.

El partido era un amistoso oficial, como muchísimos otros de este torneo a estas alturas. Y cuando entró al campo, el Atleti ya había decidido que tampoco era plan de hacerle más sangre a un Guijuelo ya goleado 10-0 (10-1 final) de parcial y con un jugador menos. Le recibieron con una calurosa ovación y algún que otro pito intruso. Había expectación cada vez que tenía el balón en los pies y hasta se reclamó un penalti sobre él a grito pelado cuando se sabía que no había pasado nada. Puso un par de saques de esquina más que notables y se marchó con una sonrisa. Había jugado de nuevo al fútbol, más de seis meses después. Quizá no era del todo consciente de que mientras él disfrutaba de lo que le gusta hacer, otros se mofaban.

A esta Copa, al menos, hay que agradecerle que un equipo pequeño como el Córdoba haya dado una sorpresa. Ha destrozado al Málaga tanto en la ida como en la vuelta y estará en octavos de final con los mejores. Las Palmas ganó al Huesca sin permitir la emoción, y pese a que no ganaron, tampoco tuvieron que sufrir ni un poco Villarreal y Real Sociedad para eliminar respectivamente a Toledo y Valladolid. Pero no se preocupen, que todavía queda Copa para rato. Sesión este miércoles y el jueves. Locura de sensaciones.

De la Copa del Rey prácticamente no se habla. No llena conversaciones de mesa de bar hasta que las eliminatorias no empiezan a tomar un color diferente al del moribundo, más tirando a algo con posibilidades de respirar. En estas fases casi prematuras del torneo del KO, la Copa interesa cuando sucede algo paranormal, fuera de lo común. Es decir, que pase alguna cosa. Por ínfima que sea. El año pasado fueron las chirigotas del Carranza con la alineación indebida de Cheryshev por parte del Real Madrid. Este año ha tenido que ser otro jugador, pero esta vez se reclamaba su presencia entre carcajadas ahogadas. España quería ver a Cerci vestido de rojiblanco otra vez.

Diego Simeone
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