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El Barcelona es mucho más que un tridente, es todo un equipo
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EL TANTO DE ADURIZ DA ESPERANZAS AL ATHLETIC

El Barcelona es mucho más que un tridente, es todo un equipo

El Barcelona se llevó la victoria (1-2) porque firmó un partido muy serio con una gran primera parte y un notable aguante en la segunda ante un Athletic que no estuvo a la altura, pero que sigue con vida

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El fútbol vive de momentos concretos. Como los tantos de Munir y Neymar en la primera parte que parecían haber dejado encarrilada la eliminatoria en un escenario del calibre de San Mamés. Como la diana de Aduriz que da esperanzas al Athletic y les invita a soñar con la machada. El Barcelona se llevó la victoria (1-2) porque firmó un partido muy serio con una excelente primera parte y un notable aguante en la segunda, donde echó de menos algo de pausa para mantener el control cuando aumentó la intensidad y el encuentro se tornó bronco. Su rival no estuvo a la altura, y eso que en los primeros minutos del choque les plantó cara hasta el punto de coger el bastón de mando y maniatarles. El Athletic sabía que tenía que presionar y desgastar a los azulgranas, pero este Barcelona va sobrado. De garantías, posibilidades y fútbol.

En el antiguo o en el nuevo, San Mamés es un estadio donde se respira fútbol puro, el de verdad, el que resiste a modernidades, el que mantiene su esencia intacta. Influyen, obviamente, los rivales. Este miércoles por la noche, en el cartel que anunciaba la función, figuraba un equipo con el que el Athletic mantiene cuentas pendientes en forma de tres finales de Copa perdidas. Llegaba el conjunto que no pudo volver a levantar seis títulos como hiciera antaño por culpa, precisamente, de los leones. Este Barcelona es mucho más que su famoso tridente, son todos. Bien es cierto que la conjunción formada por Messi, Luis Suárez y Neymar marca las diferencias, pero no se encienden las alarmas cuando la 'MSN' no forma sobre el césped.

La ida de cuartos en San Mamés es el mejor ejemplo. Sin el argentino y sin el uruguayo, el brasileño dio el paso al frente que se le demandaba. Quería ver el respetable cómo reaccionaba el Barcelona sin dos de sus piezas y si el Athletic era capaz de aprovecharlo, pero los azulgranas demostraron que no se resienten porque tienen garantías de sobra. Ya habían dejado constancia de ello durante el tiempo que Messi permaneció lesionado. Así las cosas, Luis Enrique era consciente de lo complicado que era sacar algo positivo de un feudo como el nuevo San Mamés, y dibujó un equipo lógico con Munir en la línea ofensiva y Sergi Roberto en el lateral izquierdo, su séptima posición esta temporada, no se extrañen si el técnico asturiano le coloca bajo palos.

Así las cosas, el Athletic conocía el camino que debía recorrer para amargar la noche al Barcelona: presionar arriba, desgastar físicamente a su rival y comprobar si eran capaces de jugar y aguantar de esa manera durante los 90 minutos de juego. Solo había que aplicar la teoría a la práctica. Solo. Los bilbaínos, siempre con el aliento de San Mamés empujando, arrancaron jugando a la contra, buscando los saques de esquina y con alguna buena ocasión a la que le faltó el remate. El Athletic empezó haciendo lo que había que hacer: incomodar la salida del balón, tener más posesión que el Barcelona (sí, increíble, pero cierto) y pisar el área de un Ter Stegen tan atrevido en sus intervenciones como con los nervios templados en ellas.

Diez minutos aproximadamente. Ese es el tiempo que los de Valverde tuvieron encerrados a los azulgranas. Pintaba bien la noche… hasta que quiso el Barcelona. O mejor dicho, hasta que Rakitic sacó la escuadra y el cartabón demostrando que podría haber sido un arquitecto formidable. Tras recorrer toda la banda, fue Munir el que se benefició de su arte materializado en un pase milimétrico directo a su pie izquierdo. El joven delantero solo tuvo que empujar el balón recordando por qué necesita minutos: a la chita callando ya ha firmado cinco dianas en Copa, convirtiéndose en el máximo goleador de la competición. En una jugada tan vertical, rápida y cimentada en ocho toques, sería injusto ignorar que el inicio fue cosa de Ter Stegen, la continuación corrió a cargo de la defensa azulgrana y la pared de Arda fue el preludio de lo que iba a suceder. De manual y con el sello de Luis Enrique.

En el momento en que el Barcelona empezó a mandar en el marcador, también lo hizo sobre el césped de San Mamés. No en vano, se trata de un equipo que goza de múltiples soluciones para los diferentes escenarios que le dibujan sus rivales. Se notaba el buen trabajo de Busquets y la gran actuación de Arda Turán en la banda derecha, teniendo en cuenta que no es la mejor posición en la que se desenvuelve. La superioridad del Barcelona se ratificó con el segundo tanto de la noche: tras una cadena de errores del Athletic, Neymar aprovechó los huecos para deshacerse de los centrales, de Herrerin y con la portería entera para él solo: remató a placer. El brasileño tenía ganas de jugar en San Mamés y, sobre todo, de tener su cota de protagonismo.

Le ayudó el conjunto bilbaíno que le dio todas las facilidades del mundo: Laporte se resbaló, pero Etxeita -que no está al nivel- y Herrerin pudieron hacer algo más antes de que Sergi Roberto asistiera a Neymar. Una vez más, se trataba de una jugada 'made in Barcelona' en que la defensa rival perdió la marca, se vio superada y poco pudo hacer ante la picardía y calidad del brasileño. El Athletic aprendió que estaba perdido si le daba un metro al conjunto azulgrana. Los goles noquearon a los hombres de Valverde, que se desmoronaron en el momento en el que falló la presión. Si a esto añadimos la pasividad de la defensa bilbaína y la breve -pero letal- desconexión que vivió el Athletic, el resultado es un Barcelona pasando por encima sin desmelenarse.

Con la Supercopa de España en el recuerdo, Luis Enrique demandó concentración para ser superiores y sus pupilos lo aplicaron al pie de la letra. El actual campeón de la Copa supo competir muy bien, sólido atrás y por alto, haciendo gala de una tremenda efectividad: a los dos disparos de los goles, añadan uno más. Por cierto, el primero del Athletic llegó en el minuto 80. Para entonces, el fútbol se había esfumado de San Mamés dando paso a un partido trabado con escaso juego. Valverde imprimió ritmo, intensidad y cierto tono agresivo a sus jugadores. No quedaba otra: buscaban un gol que les metiera en el encuentro y en la eliminatoria. Apretó el Athletic consciente de que el objetivo debía llegar cuanto antes.

Mejoró la cara de los vascos, pero no lo suficiente para enderezar un partido en el que no estuvo a la altura de la fase ni del rival ni del escenario. El Barcelona intentó pausar el ritmo para mantener el control mientras capeaba el cambio en la intensidad de su rival. Estos matices dieron lugar a una insulsa segunda parte, en la que se sucedieron las faltas, se calentó el ambiente y las ocasiones llegaron con cuentagotas. Con el partido más bronco, el Athletic siguió sin dibujar jugadas de calidad para poner en aprietos a Ter Stegen… hasta que surgió Dani Alves. El brasileño cometió un garrafal error en la frontal del área cuando quiso salir con el balón jugado en lugar de mandarlo lejos. La pérdida pilló a sus compañeros descolocados y, en el caos, Aduriz apareció para marcar el gol de la esperanza.

Fue un premio a la insistencia porque los de Valverde llevaban muchos minutos jugando más con el corazón que con la cabeza. Y es que hay algo que no se puede poner en duda: el conjunto vasco dio todo hasta el final y esto, a veces, tiene su recompensa. Bien es cierto que el error de Alves no condena el partido del Barcelona y puede que el tanto del Athletic no le haya metido de lleno en la eliminatoria, pero les da licencia para soñar con una machada, por muy superior que sea su rival. El gol llegó demasiado tarde (80') porque no quedaba tiempo suficiente para que hubiese partido, pero recuerden que el fútbol vive de momentos concretos. Como los dos del Barcelona en la primera parte. Como el del Athletic en la recta final del encuentro.

Ficha técnica

Athletic Club: Iago Herrerín; De Marcos, Etxeita, Laporte, Lekue; Iturraspe, Beñat (San José, m.68); Williams, Eraso (Sabin Merino, m.61), Susaeta (Muniain, m.56); y Aduriz.

FC Barcelona: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano, Sergi Roberto (Adriano, m.73); Busquets, Iniesta, Rakitic; Arda (Aleix Vidal, m.66), Munir (Sandro, m.80) y Neymar.

Goles: 0-1, m.18: Munir. 0-2, m.24: Neymar. 1-2, min.89: Aduriz

Árbitro: González González (Castilla y León). Mostró tarjeta amarilla a los locales Laporte (54'), De Marcos (65), Etxeita (67), Iturraspe (77) y San José (92) y a los visitantes Iniesta (38), Mascherano (78) y Alves (89).

Incidencias: partido de ida de cuartos de final de la Copa del Rey, disputado en un San Mamés cerca del lleno con unos 50.000 espectadores.

El fútbol vive de momentos concretos. Como los tantos de Munir y Neymar en la primera parte que parecían haber dejado encarrilada la eliminatoria en un escenario del calibre de San Mamés. Como la diana de Aduriz que da esperanzas al Athletic y les invita a soñar con la machada. El Barcelona se llevó la victoria (1-2) porque firmó un partido muy serio con una excelente primera parte y un notable aguante en la segunda, donde echó de menos algo de pausa para mantener el control cuando aumentó la intensidad y el encuentro se tornó bronco. Su rival no estuvo a la altura, y eso que en los primeros minutos del choque les plantó cara hasta el punto de coger el bastón de mando y maniatarles. El Athletic sabía que tenía que presionar y desgastar a los azulgranas, pero este Barcelona va sobrado. De garantías, posibilidades y fútbol.

Neymar Aritz Aduriz
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