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Empate a poco fútbol y con Saúl haciendo lo que no hacen ni Torres ni Jackson
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Empate a poco fútbol y con Saúl haciendo lo que no hacen ni Torres ni Jackson

Torres se marchó después de no haber marcado. Pero eso ya no es una sorpresa. Lleva tres meses y medio sin anotar, mientras que Saúl ya suma los mismos goles que él y Jackson ¡juntos!

Foto: Saúl entró al campo y vio puerta (EFE).
Saúl entró al campo y vio puerta (EFE).

Jugar a lo que está jugando esta temporada el Atlético conlleva ciertos riesgos que el Cholo Simeone parece dispuesto a asumir. Cuando se tiene problemas serios en la creación de jugadas de gol, se tiene que establecer un sistema defensivo para maximizar lo poco que se produzca en la vanguardia. Pero lo cierto es que el otro equipo también juega, y si no tiene tampoco unos buenos mimbres para hacer gol, siempre puede encontrarse con un momento de suerte, con un disparo que en otras ocasiones puede estrellarse en la lona del fondo, o irse suave hacia un lugar lejanísimo a la portería. Pero esta vez, el tiro de Nacho salió perfecto, como debía ser. Y entró.

El Atleti tenía que remontar, y eso es algo que no se le da especialmente bien, porque ello obliga a marcar dos goles a un equipo que apenas marca uno por partido. Todo esto se complica de manera sustancial si en el once del Atlético no está el único goleador puro de la plantilla, Antoine Griezmann, que se quedó en su casa viendo el partido para recuperar el aliento de cara a lo que viene, igual que Godín; son ellos los jugadores más importantes de esta entidad. Y se pone todo un poco más cuesta arriba cuando el delantero del que se depende es un '9' que lleva tres meses y medio sin meter un gol.

Fernando Torres se marchó mediada la segunda parte después de no haber marcado. Pero eso ya no es una sorpresa, sino lo normal, lo habitual. De hecho, lo extraño sería que aprovechase las ocasiones que tiene. Y esa situación en la que está inmerso Torres es, como dice el dicho, una pescadilla que se muerde la cola. Cuanto más tiempo pase sin ver puerta, más se obcecará, menos confianza tendrá y más torpe se sentirá. En Vallecas (con un frío doloroso, un horario incomprensible y cuatro gatos en la grada; bravo a los organizadores de la Copa) no se le vio ni siquiera participativo, estaba como ausente y cuando le llegaba el balón, no podía ni controlarlo. Todo esto, con el contrato caducando el 30 de junio próximo y sin oferta de renovación aún sobre la mesa.

El estigma del Rayo

Tampoco es ninguna sorpresa que el Rayo domine al Atlético, no lo es porque el estilo del Rayo es dominar y el del Atleti es ser dominado. Uno hace y otro deja hacer. Por eso, casi cada vez que se ve un partido del equipo franjirrojo uno puede pensar que siempre merece más que el contrario. Es esa sensación engañosa la que tiene atrapado al Rayo de Jémez. Le cuesta una barbaridad ganar y, cuando lo hace, se le valora porque lo consigue con un estilo envidiable, agradable de ver. Pero es más habitual que empate o pierda precisamente por errores propios de su estilo, como pérdidas en área propia por sacar el balón jugado de puerta, por tener pocos efectivos en defensa...

En este caso, contra el Atleti conseguir un punto es una victoria normalmente, pero en este caso, son los rojiblancos los que se marchan al partido de vuelta con ventaja en el marcador. Y eso que el Rayo tuvo varias ocasiones para ganar, como un remate al palo. Pero, ¿es injusto el empate? No, en absoluto. De hecho, probablemente sea lo que merecieron los dos conjuntos. Porque el Atleti a balón parado creó peligro constante después del descanso, aprovechando la falta endémica de contundencia de la defensa rayista. Pero no es por el equilibrio en cuanto a ocasiones lo que hace justo el empate, sino la alarmante falta de juego.

Apareció Kranevitter

Para algo fichó el Cholo a Kranevitter y a Augusto. Cada uno tiene una función definida dentro del terreno de juego. Augusto, pese a sus orígenes como extremo, ahora se ha amoldado a robar, a defender, a ser rudo. Y lo hizo con creces. Fue el que más balones robó de todo el partido y eso que sólo jugó 56 minutos. Kranevitter viene para ejercer de '5' argentino puro, es decir, creador de juego desde atrás, organizador del equipo desde el balón. Así apareció en el momento clave, cuando el Rayo dominaba y buscaba el segundo, para colgar un pase preciso hacia Vietto, que luego se inventó una gran asistencia a Saúl, cuyo remate con la tibia derecha fue lo suficientemente bueno para marcar su quinto gol esta temporada. Cinco goles de Saúl, los mismos que han marcado Torres y Jackson ¡juntos!

Ficha técnica:

1 - Rayo Vallecano: Juan Carlos; Zhang Chengdong (Quini, m.65), Tito, Chechu Dorado, Nacho; Pablo Hernández, Jozabed, Llorente, Bebé (Embarba, m.75); Miku (Montiel, m.75) y Manucho.

1 - Atlético de Madrid: Moyá; Gámez, Savic, Giménez, Siqueira; Augusto (Vietto, m.55), Kranevitter, Thomas; Oliver (Saúl, m.55), Fernando Torres (Jackson, m.76) y Carrasco.

Goles: 1-0: M.36 Nacho; 1-1: M.67 Saúl Ñiguez

Árbitro: Jaime Latre (Comité aragonés). Amonestó a Miku (m.22) y Dorado (79), del Rayo; y a Siqueira (20), Fernando Torres (30), Saúl (72) y Thomas (90), del Atlético.

Incidencias: encuentro correspondiente a la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, disputado en el Estadio de Vallecas (Madrid), ante 5.223 espectadores.

Jugar a lo que está jugando esta temporada el Atlético conlleva ciertos riesgos que el Cholo Simeone parece dispuesto a asumir. Cuando se tiene problemas serios en la creación de jugadas de gol, se tiene que establecer un sistema defensivo para maximizar lo poco que se produzca en la vanguardia. Pero lo cierto es que el otro equipo también juega, y si no tiene tampoco unos buenos mimbres para hacer gol, siempre puede encontrarse con un momento de suerte, con un disparo que en otras ocasiones puede estrellarse en la lona del fondo, o irse suave hacia un lugar lejanísimo a la portería. Pero esta vez, el tiro de Nacho salió perfecto, como debía ser. Y entró.

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