Es noticia
El Atlético, un grande de Europa, hace solo lo justo para desarbolar al Leicester
  1. Deportes
  2. Fútbol
el gol de saúl sentenció la eliminatoria

El Atlético, un grande de Europa, hace solo lo justo para desarbolar al Leicester

El equipo de Simeone ha demostrado sobradamente estar entre los mejores. En los últimos cuatro años, tres llegó a las semifinales. Lo logra con un empate aburrido en Inglaterra: no necesitaba más

Foto:

Es el Atlético de Madrid, uno de los mejores equipos de Europa. Ahí están los datos, tres de los últimos cuatro años en las semifinales de la Champions League, un equipo regular en la excelencia, pues eso es lo que marca estar en esta ronda, ser uno de los cuatro equipos que quedan vivos cuando llega mayo. No lo hace, quizá, con el brillo de un fútbol de baile de salón. Es, sobre todo, un equipo eficiente, sabio, de los que saben perfectamente qué necesitan y lo ponen en el campo, sin fuegos artificiales.

Foto: Simeone es un candidato a dirigir a Argentina. (Reuters) Opinión

Todo eso lo convierte en un equipo perfecto para jugar eliminatorias. Se plantea el duelo como 180 minutos en los que supurar sangre, sudor y lágrimas. Tres horas de fútbol convertidas en juegos de guerra, buscando las cosquillas del enemigo, maximizando lo posible las posibilidades propias. Cierto es que en este caso no se necesitaba para trazar la estrategia a Napoleón, porque tampoco el rival necesitaba calentarse tanto la cabeza.

El Leicester es un equipo mediocre a todos los niveles. Tiene una evidente insuficiencia futbolística, es un conjunto muy rudimentario en el que lo que más destacan son los larguísimos saques de banda. Y con eso se dice todo, cuando un conjunto tiene algo tan superficial como marca de identidad es que hay muy poco fútbol que ofrecer. Sus credenciales hablan de juego aéreo, de testosterona desbocada y de físicos de gimnasio. Un equipo al choque, más de tambores que de violines. El talento es escaso. Un poquito de Mahrez. Lo que puede hacer la velocidad de Vardy. Y ya.

Un equipo así no es un enigma para Simeone. Acostumbrado a rivales de mucho fuste, que suponen un desafío constante, que tienen talento y mil alternativas, que saben jugar de maneras diferentes. Los otros grandes de Europa, los que entienden el juego como el Atlético de Madrid, que es uno de ellos. El Leicester nunca debió de llegar tan adelante, probablemente era peor que el Sevilla, pero el equipo hispalense entró en un bucle peligroso del que aún no ha salido y que terminó con ellos fuera de Europa.

Simeone, sin florituras, fue a controlar. Sabía que esta vez tenía que amasar el balón, que los ingleses iban a renunciar absolutamente a él. La estrategia del Leicester es desentenderse del balón y esperar errores, pero en el Atlético de Madrid los errores no existen. Desde que llegó Simeone al banquillo, el fallo empezó a ser penalizado con el banquillo, cuando no con la grada. En los entrenamientos repite una y otra vez consignas sobre la seguridad, la necesidad de no arriesgar. Y sin fallos, el Leicester no puede aprovechar su único talento, que es aprovecharlos.

placeholder

Filipe, Saúl y la normalidad

El Atlético no necesitaba mucho y tampoco es que hiciera mucho. Es uno de esos conjuntos que ganarían por medio a cero si eso fuese una posibilidad en el fútbol. Desde el principio empezó a tocar y a tocar buscando su ocasión que, por supuesto, llegó. Filipe cogió el balón y, con ese correr tan suyo, empezó a quitarle metros a la banda izquierda. Como lateral brasileño que es, levanta la cabeza, busca y encuentra. En este caso Saúl, jugador de altura y rango, solo en el área. El mediocampista solucionó como los buenos, con un testarazo perfecto, marcando los tiempos y dejando el balón lejos de Schmeichel. Y con eso terminaba una eliminatoria, por más que se siguiese jugando.

Era de esperar que el Leicester reaccionase, al menos un poco. Empezó a presionar más, a colgar balones. Pero no a dar problemas, al menos no problemas importantes, porque no es uno de esos equipos que agobian. Solo una ocasión tuvo efectividad y fue, cómo no, de Vardy, que marcó un gol de nueve con un buen remate final. Una manera de no perder, de irse a casa con la sensación de que se podía llegar a unas tablas. Un espejismo, si el Atlético hubiese necesitado un gol más lo hubiese hecho, porque es un grande de Europa. Así lo dicen los números, así lo cuentan los ojos que los ven.

Se busca rival, porque esto no ha terminado. Queda mucho por pasar, ganar la Champions es algo que nunca le ha ocurrido al Atlético. Pero ha estado cerca, y quien lo ronda, alguna vez, termina consiguiéndolo.

Es el Atlético de Madrid, uno de los mejores equipos de Europa. Ahí están los datos, tres de los últimos cuatro años en las semifinales de la Champions League, un equipo regular en la excelencia, pues eso es lo que marca estar en esta ronda, ser uno de los cuatro equipos que quedan vivos cuando llega mayo. No lo hace, quizá, con el brillo de un fútbol de baile de salón. Es, sobre todo, un equipo eficiente, sabio, de los que saben perfectamente qué necesitan y lo ponen en el campo, sin fuegos artificiales.

Champions League