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Al Atlético no le gustan los equipos como el Leicester, pero en Europa los gana igual
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Al Atlético no le gustan los equipos como el Leicester, pero en Europa los gana igual

Los rojiblancos dominaron con contundencia el partido, pero no estuvieron atinados de cara a gol. El equipo de Shakespeare demostró una vez más tener un fútbol de lo más básico

Foto: Grizemann celebra el gol. (Reuters)
Grizemann celebra el gol. (Reuters)

Lo extraño es que fuese solo un 1-0. Y ese resultado, siendo bueno, no es el soñado. Ni siquiera es justo, porque hay partidos como el del Atlético en los que un equipo no existe y, sin embargo, sobrevive. Y deja la eliminatoria abierta, y puede soñar. El Leicester, uno de los equipos más rudimentarios que han pasado este año por el Calderón, no merece ni siquiera eso. Es sorprendente incluso que estén en cuartos de final de esta competición, por más campeones que sean de la Premier. La ilusión, el pundonor y las ganas valen más de lo que parecen.

Foto: Simeone pidió constantemente el apoyo de la grada ante la Real. (Reuters)
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Ahí están y ahí siguen, por más que Koke se lamentase en todos y cada uno de los tiros que tuvo. Dos obuses, uno a cada lado de la portería, y ninguno terminó en gol. También la tuvo Grizemann. Y Torres que, una vez más, se resbaló cuando la jugada ya parecía encaminada a certificar la eliminatoria. El único modo que encontró el Atlético de marcar gol fue con un penalti, bien tirado por el príncipe francés. Los ingleses reclamaban que era fuera, pero si no existiese ese gol, al menos ese gol, la justicia sería aún menor en este partido.

Tiene el Atlético un equipazo, pero nunca ha llegado a ser del todo fluido en ataque. Contra el Leicester, un equipo dedicado a acumular gente en la defensa, cerrando los ojos para que no pasase nada, como si así ahuyentasen los espíritus, encontró buenas jugadas, pero casi ninguna resolutiva. Lo mejor, de hecho, fueron tiros lejanos. Quizá porque Torres no es, nunca lo fue, un simple rematador. O porque Griezmann, talento por todos los lados, no tiene el tamaño necesario para pelearse con los centrales ingleses, que no son buenos, pero sí grandes. Algo tenían que tener.

En el imaginario rojiblanco está muy asentado un concepto que dice que ellos prefieren jugar contra el Bayern o el Barça, que son equipos que atacan, antes que contra el PSV, el Leverkusen o el Leicester. Aunque estos tres sean peores en todos los criterios futbolísticos posibles, que lo son. La teoría dice que se sienten más cómodos en la contra, con praderas por explorar y sin la responsabilidad de tener el balón todo el rato en los pies. Porque no es un equipo dominador, aunque tenga jugadores para ello.

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Simeone no se vuelve loco

El problema está en un trabajo que no se hace, porque no se cree en él. Simeone es de esos técnicos que piensan que lo único que se puede trabajar es la defensa, como mucho el juego a balón parado. El ataque nace solo, es parte de ese concepto difuso que es el talento. Guardiola, que es el opuesto exacto del Cholo, aseguraba todo lo contrario, pensaba que la automatización de los movimientos en ataque era tan importante como que la línea de cuatro se supiese mantener en línea y que todos los rudimentos de juego asociativo no eran de nacimiento sino de educación.

Foto: En la imagen, Claudio Ranieri y Jamie Vardy. (Reuters)

Bueno, cada entrenador tiene su idea y a Simeone le ha funcionado bien así, aunque llegue por el camino un equipo como el Leicester, tan ramplón, y solo sea capaz de marcarle un gol. En todo caso, suficiente, y, probablemente, para la idea de una temporada del Cholo, la mejor opción posible. Total, los partidos gordos, los de rivales feroces, son los que mejor se le dan. Días como estos, un poco más grises, sirven para coger experiencia y para ganar, y eso fue lo que hicieron.

La experiencia dice que el Sevilla, hace unas semanas, se encontró el mismo equipo enfrente y terminó doblando la cerviz. Es cierto, pero también lo es que no hay dos entrenadores que se parezcan menos que Sampaoli y Simeone, por más que ambos estén en la agenda de la muy desnortada selección argentina. Porque en la ida, cuando iba con un 2-0 arriba, Sampaoli se volvió loco y no recordó que en Europa un gol en contra da la vida al rival.

Simeone nunca despobló su defensa, por más que en ocasiones el ímpetu llevase al Atlético a buscar el segundo. Sí, pero siempre con cabeza. El Atlético tiene que ir a Leicester de la misma manera, el partido será el mismo, con los ingleses intentando no naufragar pronto y poner de los nervios a los rojiblancos. Es improbable, este equipo tiene toda la experiencia de los grandes del continente.

Ficha técnica

1 - Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Carrasco (Correa, m. 65), Gabi, Saúl, Koke; Fernando Torres (Thomas, m. 73) y Griezmann.

0 - Leicester City: Schmeichel; Simpson, Benalouane, Huth, Fuchs; Mahrez, Drinkwater, Ndidi, Albrighton; Vardy (Slimani, m. 77) y Okazaki (King, m. 46).

Gol: 1-0, m. 28: Griezmann, de penalti.

Árbitro: Jonas Eriksson (Suecia). Amonestó a los visitantes Albrighton (m. 29), Benalouane (m. 48) y Huth (m. 58).

Incidencias: partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 55.000 espectadores. Lleno.

Lo extraño es que fuese solo un 1-0. Y ese resultado, siendo bueno, no es el soñado. Ni siquiera es justo, porque hay partidos como el del Atlético en los que un equipo no existe y, sin embargo, sobrevive. Y deja la eliminatoria abierta, y puede soñar. El Leicester, uno de los equipos más rudimentarios que han pasado este año por el Calderón, no merece ni siquiera eso. Es sorprendente incluso que estén en cuartos de final de esta competición, por más campeones que sean de la Premier. La ilusión, el pundonor y las ganas valen más de lo que parecen.

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