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Dura resaca en el Barça: Luis Enrique queda tocado, los jugadores dudan y el club calla
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INCERTIDUMBRE EN EL FUTURO DEL EQUIPO CULÉ

Dura resaca en el Barça: Luis Enrique queda tocado, los jugadores dudan y el club calla

La derrota por 4-0 en París tiene consecuencias desde el primer día. Los problemas que se apuntaban desde hace semanas salen a la luz de golpes después de la abultada derrota

Foto: Los jugadores del Barça protestan al árbitro en París. (EFE)
Los jugadores del Barça protestan al árbitro en París. (EFE)

La humillación que sufrió el FC Barcelona va más allá del 4-0 en París y las consecuencias son, hoy por hoy, imprevisibles. En un club bunkerizado, con un presidente ausente que prioriza hablar con 'The Washington Post' sobre las bondades del modelo Barça y olvida y desprecia a los locales de los que solo espera que propaguen el mensaje, sin cuestionar nada. En un club con un director técnico, Robert Fernández y un director de deportes profesionales, Albert Soler, que no tienen ninguna ascendencia sobre el vestuario. En un club cuyos jugadores mandan y deciden ellos en el último momento que no asisten a la gala de la FIFA sin que nadie sea capaz de convencerles de lo contrario. En un club donde la máxima estrella, Leo Messi, no ha empezado ni siquiera a negociar su renovación y la propia entidad publica que es la sexta preocupación para los seguidores, pero emiten un comunicado después de rebajar a Gratacós por decir en un sorteo que Messi necesita del equipo para brillar. En un club que se ha sostenido por los resultados del primer equipo y la eficacia del tridente, el silencio oficial tras la debacle ante el PSG es ensordecedor.

Luis Enrique, señalado

Foto: Luis Enrique encajó su peor derrota en Champions con el Barça. (Christian Hartmann/Reuters)

Luis Enrique es el peor parado por el momento. Su salida de tono tras el encuentro ante las cámaras de TV3 fue un gol en propia puerta. El técnico siempre se ha mostrado arisco con los medios, ya desde su etapa como jugador. Es su carácter, pero quedó retratado con sus quejas sobre “el tonito” de las preguntas del periodista Jordi Grau. Lo que no sucedió fue que tuvieran que sujetarle tras la entrevista. Cuando las cámaras se apagaron y mientras se marchaba, el técnico volvió a quejarse por el “tonito” del periodista y el psicólogo Joaquín Valdés, su segundo Robert Moreno y el asistente de prensa Xavier Huarte intentaron calmarle. Él les contestó airado y se marchó. Sin más. Jordi Grau, ayer en el programa ‘Tot Costa’ de Catalunya Ràdio, zanjó el tema: “Tengo claro que todo lo que pasó se vio por la tele y lo demás es ruido”.

Más allá del enfado del asturiano ante las cámaras, que no va más allá de ser una muestra pública de su desprecio a la prensa, el meollo está en la respuesta del vestuario después de la debacle. Las primeras declaraciones, tanto de Sergio Busquets como de Andrés Iniesta, no le dejaron en buen lugar. El catalán afirmó: “Han sido mejores que nosotros durante muchas fases del partido. Su planteamiento táctico fue mejor que el nuestro. No es un tema de actitud, sino de fútbol. Han apretado más y han estado mejor tácticamente. Han sabido hacer un plan y llevarlo donde ellos querían. Nos imaginábamos otra cosa. Preparamos el partido de forma diferente”. Por su parte, Iniesta corroboró las palabras de su compañero: “La palabra actitud nunca me ha gustado y no va con este equipo. Es cuestión de fútbol, de estar bien colocado, que no te superen y nos han superado jugando a fútbol, mientras que nosotros no hemos sido capaces en ningún momento de tener las cosas claras”.

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Ambas declaraciones por parte de los dos centrocampistas, que están considerados como los guardianes de las esencias y el estilo azulgrana, sonaron como una crítica hacia Luis Enrique y así las han interpretado todos los medios de comunicación. Cuando vienen mal dadas, por muy herméticos que crean en las oficinas que son los vestuarios, lo cierto es que pasa lo de siempre: que alguien habla. Y lo primero que ha salido es que existen dudas sobre el plan del entrenador. Es la tercera temporada del asturiano en el banquillo y es un dato que no se puede pasar por alto; el desgaste existe. Pep Guardiola, por ejemplo, ha admitido a sus íntimos en más de una ocasión que su tercera temporada en el Barcelona debió ser la última, la cuarta le sobró y tomó nota de ello. En el Bayern ha estado tres temporadas y por el City ha firmado también solo por tres años.

placeholder Luis Enrique, durante el partido del PSG. (EFE)
Luis Enrique, durante el partido del PSG. (EFE)

El plan del técnico

Luis Enrique se colocó a sí mismo en la diana en el Parque de los Príncipes. “Soy el único responsable”, dijo, y hay que recordar que nunca, en ninguna rueda de prensa ha señalado públicamente a un jugador por mala que fuera su actuación. El ejemplo más claro esta temporada ha sido Aleix Vidal, al que dejó sin convocar un partido tras otro y del que se limitó a explicar a los periodistas, pese a los hechos, que trabajaba muy bien en los entrenamientos.

Tozudo, con un alto sentido de la honestidad y acostumbrado a los retos y a saber sufrir -no hay que olvidar que ha participado en maratones, triatlones y hasta la que está considerada como la prueba más dura del mundo, el Maratón de Les Sables en Marruecos- el asturiano se desenvuelve bien en el conflicto. Sabe manejarse en el ruido, parece incluso a veces que lo necesite, así que no es previsible que el sopapo ante el PSG vaya a hacer mella en su estado de ánimo. Si acaso sucederá justo lo contrario: se enrocará aún más en sus ideas y bien pertrechado con los suyos, su cuerpo técnico que ni habla, ni se acerca siquiera a los periodistas. Apostar ahora a que cambiará de plan es muy arriesgado, pero en París, además de los errores tácticos que apuntaron los jugadores, fue evidente también la falta de reacción, de espíritu, de intensidad, de carácter, de los futbolistas. Algo se ha roto.

El ánimo del vestuario

Foto: Jorge Sampaoli saluda a Leo Messi durante el Sevilla-FC Barcelona. (REUTERS)

Después del batacazo, como declaró Iniesta “hay que pasar la mala noche y luego seguir”. Gerard Piqué y Leo Messi anularon los actos que tenían previstos para el miércoles, el primero en Barcelona, el argentino en Egipto. Ayer tuvieron día libre y hoy comienzan a preparar el choque de Liga ante el Leganés. Son conscientes de que superar al PSG por un 5-0 en el Camp Nou en la vuelta es prácticamente imposible, pero no lo descartan. Es un equipo orgulloso y competitivo, como ha demostrado una y cien veces durante la última década, la mejor de la historia deportiva del club.

Hoy está previsto que Luis Suárez acuda al acto de clausura del libro “Relatos Solidarios del Deporte” que apadrina y que destinará todo lo recaudado a la Asociación Catalana de Trastornos Metabólicos Hereditarios (PKU). Será la primera ocasión de escuchar a un jugador del Barça tras la calamidad ante el PSG y la expectación es máxima.

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Ya es seguro que lo sucedido en París será un punto de inflexión para el entrenador y la plantilla azulgrana. Lo que aún no se sabe es si será también un réquiem. En el club, el presidente, los directivos y los ejecutivos, también se lo están preguntando; están en manos de Luis Enrique y los jugadores. Mientras tanto, callan.

La humillación que sufrió el FC Barcelona va más allá del 4-0 en París y las consecuencias son, hoy por hoy, imprevisibles. En un club bunkerizado, con un presidente ausente que prioriza hablar con 'The Washington Post' sobre las bondades del modelo Barça y olvida y desprecia a los locales de los que solo espera que propaguen el mensaje, sin cuestionar nada. En un club con un director técnico, Robert Fernández y un director de deportes profesionales, Albert Soler, que no tienen ninguna ascendencia sobre el vestuario. En un club cuyos jugadores mandan y deciden ellos en el último momento que no asisten a la gala de la FIFA sin que nadie sea capaz de convencerles de lo contrario. En un club donde la máxima estrella, Leo Messi, no ha empezado ni siquiera a negociar su renovación y la propia entidad publica que es la sexta preocupación para los seguidores, pero emiten un comunicado después de rebajar a Gratacós por decir en un sorteo que Messi necesita del equipo para brillar. En un club que se ha sostenido por los resultados del primer equipo y la eficacia del tridente, el silencio oficial tras la debacle ante el PSG es ensordecedor.

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