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Sergio Ramos y su eterna lucha para ser un tipo querido en el Bernabéu
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el hombre de los goles heroícos del real madrid

Sergio Ramos y su eterna lucha para ser un tipo querido en el Bernabéu

El Madrid recibe al Borussia Dortmund en busca del liderato de su grupo. El central sentirá el cariño por su postrero gol en el Camp Nou, aunque sabe que siempre está en el centro de la diana

Foto: Sergio Ramos, tras marcar el gol del empate en el último Clásico (EFE)
Sergio Ramos, tras marcar el gol del empate en el último Clásico (EFE)

Desde el pasado sábado por la tarde no borra su sonrisa de la boca. Un gol a última hora, en el Camp Nou y para rascar algo positivo siempre conlleva una cascada de parabienes y felicitaciones. Sergio Ramos volvió a ser adorado por el madridismo con un cabezazo, uno más, que dejó al Barcelona noqueado y al Real Madrid inflado de satisfacción. El equipo que adiestra Zidane acaba la fase de grupos de la Champions League recibiendo al Borussia Dortmund, partido clave para alcanzar el liderato del grupo o conformarse con el segundo. El capitán volverá a sentir el cariño de la grada, vestido de nuevo de héroe, pero no se despistará por los halagos. Sabe el zaguero que le esperan en cualquier esquina con la estaca lista; en cuanto cometa un error, en cualquier circunstancia, volverá a ser castigado. Lo suyo es una carrera de fondo hasta sentirse querido de manera unánime, cosa que por el momento no ha conseguido en toda su dimensión.

Foto: Sergio Ramos celebra su gol en el Camp Nou. (EFE) Opinión
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Durante los primeros meses de 2015 tuvo que escuchar de todo a cuenta de las negociaciones abiertas con el club para prorrogar su contrato y mejorar de manera notable sus ingresos. El asunto se alargó en exceso, escuchando de todo a su alrededor. Muchos mensajes eran lanzados desde la zona ejecutiva del Santiago Bernabéu, la mayoría de crítica por las altas exigencias del defensa. En el club se dudaba qué hacer, empezando por Florentino Pérez, que estiró la decisión final hasta el límite. No eran entonces muy cordiales las relaciones entre dirigente y futbolista. La distancia entre ellos se hacía cada vez más grande, mientras grandes clubes estudiaban el asunto, listos para dar un paso adelante y lanzarse de lleno para acometer el fichaje de Sergio.

Aquellas negociaciones con el Real Madrid se cargaron de tensión, por momentos máxima. Pero en su interior tenía claro que tarde o temprano acabaría estampando su firma en un nuevo contrato. Fue así tras un cara a cara con Florentino Pérez. A solas, lejos de las personas más cercanas de ambos. En un despacho del Santiago Bernabéu se dijeron las cosas a la cara, sobre todo el jugador, que no se sentía cómodo con determinados episodios, con determinados comentarios filtrados desde el corazón del club que no le dejaban en buen lugar. Sergio Ramos expresó todo su pesar y finalmente el presidente accedió a grabar en el documento la cantidad que exigía el futbolista.

Aunque fuera siempre ha estado discutido por unos o por otros, criticado por esto o aquello, al calor del interior del vestuario el panorama siempre ha sido diferente. Desde hace años, es considerado como el indiscutible líder del grupo. También durante la larga etapa en la que Iker Casillas portaba la cinta de capitán del equipo. Entonces, como ahora, cualquier problema que surge, cualquier duro contratiempo que afecte a uno u otro futbolista, es cosa de Sergio Ramos. Sus compañeros acuden a él para que resuelva esto o aquello. Da igual quién sea, si tiene más o menos afinidad con él. Todos saben quién es la persona más adecuada para encargarse de solventar cualquier contrariedad.

Especialmente complicada para Ramos fue la etapa en la que la grada del Santiago Bernabéu se fracturó de manera abrupta. Tiempos en los que los aliados de Iker Casillas y José Mourinho se enfrentaban a la vista de todo el mundo, cuando batallas particulares golpearon la vida del equipo y del club. En aquel período de oscuridad, el defensa central sufrió la ira de parte de la grada, al estar más cerca del entonces capitán blanco que del pendenciero entrenador. El andaluz padeció lo suyo en diferentes oportunidades al no sentirse valorado como creía merecer por una parte de la entonces alterarada masa social madridista.

Ahora todo parece en calma, pero la paz en la vida de Sergio Ramos siempre tiene fecha de caducidad. Un error, un comentario en una sala de prensa cualquiera, un tuit... Tiene claro que, a la mímima, una parte de la crítica se lanzará a por él cual manada. A veces, con la colaboración de quien o quienes deberían defenderle sin ambages. Ahora, ese postrero gol en el Camp Nou le ha convertido de nuevo en héroe, pero él sabe que no se puede relajar. Ha olvidado ese cabezazo en territorio enemigo y ahora, once años después de marcar su primer gol con el Real Madrid, ya piensa en el siguiente porque, como él mismo reconoce, "llevo toda la vida rematando de cabeza, desde que era un enano y ensayaba en la playa con mi padre. De algo ha servido...".

Alineaciones probables:

Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Modric; Lucas Vázquez, Isco, Cristiano Ronaldo; y Benzema.

Borussia Dortmund: Weidenfeller; Piszcek, Sokratis, Bartra, Schmelzer; Weigl, Ginter; Dembelé, Castro, Schürrle o Reus; y Aubameyang.

Árbitro: Szymon Marciniak (POL).

Estadio: Santiago Bernabéu.

Hora: 20.45 local

Desde el pasado sábado por la tarde no borra su sonrisa de la boca. Un gol a última hora, en el Camp Nou y para rascar algo positivo siempre conlleva una cascada de parabienes y felicitaciones. Sergio Ramos volvió a ser adorado por el madridismo con un cabezazo, uno más, que dejó al Barcelona noqueado y al Real Madrid inflado de satisfacción. El equipo que adiestra Zidane acaba la fase de grupos de la Champions League recibiendo al Borussia Dortmund, partido clave para alcanzar el liderato del grupo o conformarse con el segundo. El capitán volverá a sentir el cariño de la grada, vestido de nuevo de héroe, pero no se despistará por los halagos. Sabe el zaguero que le esperan en cualquier esquina con la estaca lista; en cuanto cometa un error, en cualquier circunstancia, volverá a ser castigado. Lo suyo es una carrera de fondo hasta sentirse querido de manera unánime, cosa que por el momento no ha conseguido en toda su dimensión.

Sergio Ramos