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El Mónaco de Antonio Cordón y un renacido Falcao es el terror del gol en Europa
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Su media supera los tres tantos por partido

El Mónaco de Antonio Cordón y un renacido Falcao es el terror del gol en Europa

Uno llegó en verano del Villarreal como director deportivo; el otro retornó tras dos años infernales en la Premier. Segundos en la Ligue1, pasarán a octavos en Champions como primeros

Foto: Falcao celebra un gol con el Mónaco en un partido de la Ligue1. (REUTERS)
Falcao celebra un gol con el Mónaco en un partido de la Ligue1. (REUTERS)

El Mónaco lleva ya unos años en manos de un oligarca ruso, pero su perfil actual es el de un equipo humilde. Los tiempos, no tan lejanos, del despilfarro desenfrenado y los fichajes rutilantes a golpe de talonario (James, Falcao, Moutinho, Kondogbia, Toulalan…) han dado paso a una época marcada por unas claras directrices completamente opuestas a aquellas que exhibió el ‘patriarca’ Dmitri Rybolóvlev nada más ponerse a los mandos del conjunto del Principado.

Foto: Suso celebra un gol con el Milan en el derbi contra el Inter. (EFE)

El aterrizaje, el pasado verano en Montecarlo, del español Antonio Cordón ha servido para reforzar una forma más racional de entender la gestión de un club con unas notables posibilidades económicas, pero que no tardó en darse cuenta que para pelearle el campeonato francés al inabordable PSG y poder competir en el Viejo Continente, había que construir la casa desde los cimientos. No los del galáctico aunque ya vetusto Louis II, sino desde la oscuridad del trabajo diario en ese bellísimo balcón al Mediterráneo que ocupa el Centro de Entrenamiento monegasco en La Turbie.

La contratación del técnico portugués Leonardo Jardim, en el verano de 2014, supuso la primera piedra a ese cambio de rumbo de una escuadra que, dos años más tarde, está consolidando un proyecto, menos basado en llenar el vestuario de ‘cromos’ de esos que todo el mundo quiere ver en el verde, y más en la apuesta por la propia academia y por traer talento en fase emergente a fuerza de peinar con paciencia y esmero las plantillas de clubes de medio mundo.

Una media de 3,06 goles por partido

Al inesperado aviso dado por los de Jardim hace dos temporadas, cuando se colaron hasta los cuartos de la Champions con un balance defensivo envidiable (sólo encajaron 5 goles en 10 partidos y fueron el equipo menos goleado en su liga), se suma ahora una frenética capacidad finalizadora. Sus 49 tantos en 16 partidos en la competición doméstica les sitúan, de hecho, en la cúspide de los onces con más pólvora entre las cinco grandes ligas europeas. El intratable Real Madrid de Zidane (37), Liverpool, Roma (35) y Borussia Dortmund (31) le siguen a una considerable distancia. “Me pone contento estar superando a Barça y Real Madrid en goles. Tenemos un equipo joven, pero con mucha calidad”, confesaba el atribulado Jardim al sitio web de la UEFA hace un par de semanas.

De igual manera, su espectacular media realizadora por encuentro (3’06 goles) y su +33 de coeficiente diferencial son una quimera actualmente para el propio líder de LaLiga (2’64, +25); Liverpool (2’50, +17); Roma (2’33, +19) o Barça (2’42, +19) cuando los torneos de la regularidad se aproximan a pasos agigantados hacia su ecuador. El Mónaco, que ha firmado en sus últimos cuatro duelos como local cuatro o más dianas en la Ligue1, ha hecho del gol una verdadera bacanal desde que el cuero comenzó a rodar a fines de verano, como demuestran sus enfrentamientos ante el Metz (0-7); Montpellier (6-2); Nancy (6-0); Bastia (5-0); Marsella (4-0) o PSG (3-1). Su único lunar, en tal sentido, fue el 4-0 que se llevó del Allianz Riviera frente al sorprendente Niza, líder todavía en Francia con tres puntos de ventaja sobre sus vecinos del Principado.

Y es que, números al margen, los chicos de Jardim conforman un colectivo homogéneo, bien organizado y que ocupa con inteligencia todos los sectores dentro del terreno de juego, lo que les permite atacar con muchos efectivos a un tiempo, o replegarse en bloque cuando la posesión está en manos enemigas. Su fútbol paciente, equilibrado y sumamente eficaz en los metros finales (no siendo de los que más rematan a portería) ha conseguido sacar pleno de puntos en 11 de los 13 partidos disputados en casa este año. Únicamente el Guingamp (1ª jornada) y el Bayer Leverkusen, su último rival en la fase de grupos de la Champions, han arañado sendos puntitos en el Louis II.

Solventes también en Champions

En territorio europeo, las cosas no pueden irle mejor: campeón de su grupo de la Champions, con 11 puntos, a falta de una jornada, ha sido capaz de imponer su ley con solvencia ante tres rivales de un considerable nivel, como son el Tottenham, el CSKA moscovita y el citado Leverkusen, al que rinde visita este miércoles en el BayArena. “Contentos, sí, pero no olvidemos que acaba de empezar diciembre. Queda mucho camino por delante. Y lo más difícil”, asevera Antonio Cordón, quien prefiere sobrellevar el amplio abanico de tareas que tiene al mando de la dirección deportiva monegasca desde el anonimato, tal y como hizo durante 17 años en el Villarreal.

Su buen manejo del francés, que estudió de chaval en su colegio de Madrid, le ha permitido enchufarse al día a día del club a toda velocidad. La premura de tiempo para dar los últimos retoques al plantel le obligó, nada más llegar, a dedicarse en cuerpo y alma al primer equipo, tratando de cogerle el punto a un Leonardo Jardim con quien comparte un carácter similar. La fase previa de la Champions, donde se las vieron con Fenerbahçe, primero, y Villarreal después, obligaba a poner toda la carne en el asador para asegurarse un hueco en la fase de grupos, con su correspondiente inyección económica.

Sustituto de Makelele

Cordón ha apostado por acometer una transición dulce respecto al legado de su antecesor en el puesto, Claude Makelele, dando a todo el personal a su cargo la oportunidad de demostrar sus capacidades. Apenas ha incorporado un par de refuerzos a la secretaría técnica y un nutricionista, con la misión éste de controlar de una manera más estricta la alimentación de los jugadores. Cinco meses después de tomar posesión, su labor se ha diversificado ya por completo, repartiendo su tiempo entre La Turbie y el hogar del fútbol base. Tan pronto observa una sesión de entrenamiento de los cadetes en el vecino estadio Jean Favre, como visiona las evoluciones de Falcao y compañía en uno de los dos campos que tienen a su disposición.

Que el ariete colombiano esté volviendo por sus fueros (suma 7 goles en 10 partidos de liga) es una de las mejores noticias para un Cordón que se encontró a su llegada con la ‘patata caliente’ de qué hacer con el ‘Tigre’ y un salario (15 millones anuales netos) fuera de mercado por mor de su fracaso en la Premier League. Cierto es que aún le queda camino por recorrer para ser el que fue, sobre todo a nivel físico, pero su poderío rematador en el interior del área arroja ya dividendos más que interesantes (marca un tanto cada 73’). No en vano, es el máximo artillero en liga, junto al argentino Guido Carrillo, habiendo jugado menos de la mitad de los minutos que el futbolista más utilizado hasta ahora por Jardim, el central Kamil Glik.

Foto: Antonio Cordón junto a Fernando Roig (www.villarrealcf.es)

Precisamente, el zaguero polaco se ha erigido en una de las piezas clave de un equipo repleto de futbolistas sin glamour alguno, pero con la calidad y el descaro por bandera, caso del interior Thomas Lemar, una de las grandes apariciones en el fútbol galo este año; el virtuoso extremo luso Bernardo Silva, los medio centros Fabinho y Bakayoko, los delanteros Germain y Carrillo o el juvenil Kylian Mbappé (17 años). Considerada la perla más preciada de La Turbie, empieza a recordar a los escasos habituales que se dan cita en el Louis II a un tal Thierry Henry en sus años mozos.

El Mónaco lleva ya unos años en manos de un oligarca ruso, pero su perfil actual es el de un equipo humilde. Los tiempos, no tan lejanos, del despilfarro desenfrenado y los fichajes rutilantes a golpe de talonario (James, Falcao, Moutinho, Kondogbia, Toulalan…) han dado paso a una época marcada por unas claras directrices completamente opuestas a aquellas que exhibió el ‘patriarca’ Dmitri Rybolóvlev nada más ponerse a los mandos del conjunto del Principado.

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