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Bonucci empuja al Sevilla a seguir remando para pertenecer a la élite europea
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les vale perder por la mínima en lyon

Bonucci empuja al Sevilla a seguir remando para pertenecer a la élite europea

Un gol del central en los últimos minutos obliga a los hispalenses a jugarse la clasificación para octavos en la última jornada. Un penalti y una expulsión contra los de Sampaoli, claves en el partido

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El cielo puede esperar. Al menos 15 días más. El Sevilla tenía que sacar un punto en casa contra la Juventus para asegurarse un lugar en los octavos de final de la Champions League, pero la primera bala no fue fatídica. El campeón italiano, uno de los nobles del continente, no se conformó con el empate, que tampoco les servía de mucho, y terminó dando la vuelta a un encuentro que, por momentos, vio peligrar. Ha demostrado, son años haciéndolo, ser un equipo sólido y con los conceptos bien asentados. Y eso que sus dos delanteros más peligrosos, los argentinos Higuaín y Dybala, no estuvieron disponibles para este partido.

Foto: Imagen de la fachada del bar en el que tuvieron lugar los hecho (Twitter: @SiempreUltras12)

El Sevilla se duele ahora de no haber culminado lo que veía sencillo. No habían pasado nueve minutos e iban ya por delante en el marcador, en el 83' de partido tenían en su casillero el punto que les metía en octavos. Pero llegó Bonucci, defensa de los de toda la vida, con experiencia para regalar, y encontró un balón en la frontal del área. Sergio Rico tardó en verlo, tapado como estaba por varios defensas, pero aun así se tiró bien. Su rabia será mayor al saber que llegó a rozar, pero no a detener el disparo.

Antes de eso se había visto un partido más gris que otra cosa. Bronco incluso en ocasiones. Otro central, Pareja, había encontrado un disparo cuando el partido solo comenzaba para adelantar a los suyos. Alegría incontenible en el Pizjuán, una afición que se ha alegrado hasta el éxtasis con las Europa League —tres seguidas llevan—, pero que, como buenos aficionados al fútbol, saben que lo que distingue a un gran equipo no es jugar los jueves sino el camino hasta la Champions. No ya ganarla, sino formar parte de la nave principal y no del barco de auxilio. No pudo ser en casa, pero queda una reválida en Francia para demostrar que sí pertenecen a la élite. Si no, la rutina de siempre.

Pasaba el tiempo y, en la primera mitad, se encontraba cómodo el Sevilla. No tenían más que intentar contener al espídico Cuadrado, el único juventino que parecía realmente enchufado en el encuentro. Fuera de eso, control de daños, mucho dominio de la pelota y tranquilidad para no caer en el estrépito. La filosofía era válida para todos los jugadores, pero el Mudo Vázquez no pareció enterarse. En cinco minutos le mostraron dos amarillas, fue incapaz de contener sus instintos y terminó en la calle cuando llevaban solo 26 minutos de partido. Malo es que le pase a un defensa, pero es de suponer que un jugador ofensivo como él no debería ni plantearse una situación así.

Contra diez, la Juventus se creció. Entre otras cosas, porque el Sevilla se siente cómodo con el balón en los pies, narcotizando el fútbol, y eso es mucho más complicado con uno menos. Replegarse, tapar huecos y jugar juntos se puede valorar si se tienen diez jugadores, pero tratar de que las triangulaciones sean las mismas cuando el espacio se multiplica por la falta de un efectivo es una labor demasiado complicada. Más aún si enfrente aparece un equipo con jugadores excelentes, a la italiana, de esos que ocupan espacio, que se mueven atrás, adelante y a los lados y siempre parecen estar en todas partes. Es el caso de Khedira, futbolista con un paso sombrío por el Real Madrid, pero que es uno de los más valorados tanto en su club como en su selección, la campeona del mundo.

placeholder Mercado se lamenta tras el penalti. (EFE)
Mercado se lamenta tras el penalti. (EFE)

El penalti en el 45'

Empezó la presión y, además, el equipo italiano se vio beneficiado por una jugada afortunada. Justo antes del descanso, cuando los hispalenses podrían tomar aliento y plantear la segunda mitad desde la calma del resultado, hubo un penalti. De Mercado sobre Bonucci, el central-estrella-obrero de la 'Vecchia signora'. Una expulsión y un penalti, carnaza suficiente para pensar que Clattemburg hizo demasiado en este partido. No es así, tanto las amarillas a Vázquez como la pena máxima fueron más errores de los sevillanos que del árbitro. El penalti lo cogió Marchisio, otro viejo rockero, y terminó en gol. Gol psicológico, que dicen los antiguos, de los que te llevan deprimido al vestuario.

Foto: En la imagen, Jorge Sampaoli (EFE)

Sampaoli, que no necesita demasiado para rebotarse, se subió a la ola de excitación del encuentro y también terminó viendo el partido desde la grada. Lleva la pasión pegada a los tatuajes, a flor de piel, compartiendo espacio con la tinta. Supo leer, eso sí, que tenía que resistir. La supervivencia, pensó, pasaba por poblar el medio campo, y por eso quitó a su delantero, Vietto, y le dio paso a Sarabia, centrocampista de toque para equilibrar el juego. Lo que no quita para que siguiesen siendo diez. Como si de rugby se tratase, la Juve empezó a avanzar metros, a ganar la batalla posicional. El Sevilla iba resistiendo, pero incluso los metales más nobles terminan por combarse ante tanta presión. Fue Bonucci, un héroe extraño, una nueva pesadilla para el aficionado de Nervión.

Luego, más tarde, cuando ya no se trataba de todo eso, apareció también Mandzukic para afear aún más el resultado. La derrota es la misma, el dolor también, pero nunca gusta encajar un gol más. Eran los minutos de la basura y el Sevilla ya se había lanzado a tumba abierta para rectificar lo visto, el gol turinés fue una consecuencia de ese ataque final.

Terminó el día y, como era previsible, los jugadores se fueron en manada a por el árbitro. En un partido en el que hay una expulsión y un penalti en contra, el futbolista siempre siente lesionados sus intereses, sin pensar más allá o ponerse a analizar las jugadas concretas. Más incluso si un grande es el visitante, pues en algún lado del cerebro siempre está la sensación de que el trencilla echa una mano a quien menos la necesita.

El drama es solo temporal, el Sevilla depende de sí mismo para estar en octavos de final de la Champions. Casi todos los resultados valen, incluso una derrota por la mínima. Es fácil, pero hay que hacerlo. Un paso más, un pequeño paso más para estar esta vez en octavos. Eso, y no otra cosa, es lo que distingue a la élite. En Lyon está la solución.

Ficha técnica

1 - Sevilla: Sergio Rico; Mercado, Nico Pareja, Rami; Mariano (Kranevitter, m.76), N'Zonzi, Iborra, Escudero; Franco Vázquez, Vietto (Sarabia, m.46) y Vitolo.

3 - Juventus: Buffon; Dani Alves, Bonucci, Rugani, Evra (Sturaro, m.72); Khedira, Marchisio, Pjanic (Kean, m.84); Cuadrado (Chiellini, m.86), Mandzukic y Alex Sandro.

Goles: 1-0, M.9: Nico Pareja. 1-1, M.47+: Marchisio, de penalti. 1-2, M.84: Bonucci. 1-3, M.94: Mandzukic.

Árbitro: Mark Clattenburg (Inglaterra). Expulsó por doble amarilla al local Franco Vázquez, que las vio en los minutos 31 y 36, y al técnico sevillista, Jorge Sampaoli (m.56), por protestar. Además, amonestó al local Iborra (m.94) y a los visitantes Mandzukic (m.24), Khedira (m.42), Evra (m.65) y Cuadrado (m.72).

Incidencias: partido de la quinta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones, disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 40.000 espectadores, entre ellos unos 1.700 italianos, que prácticamente llenaron el graderío. Césped en regulares condiciones.

El cielo puede esperar. Al menos 15 días más. El Sevilla tenía que sacar un punto en casa contra la Juventus para asegurarse un lugar en los octavos de final de la Champions League, pero la primera bala no fue fatídica. El campeón italiano, uno de los nobles del continente, no se conformó con el empate, que tampoco les servía de mucho, y terminó dando la vuelta a un encuentro que, por momentos, vio peligrar. Ha demostrado, son años haciéndolo, ser un equipo sólido y con los conceptos bien asentados. Y eso que sus dos delanteros más peligrosos, los argentinos Higuaín y Dybala, no estuvieron disponibles para este partido.

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