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Guardiola elige su manera de perder, pero también la de vengarse del Barça
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El técnico catalán sólo celebró el 3-1

Guardiola elige su manera de perder, pero también la de vengarse del Barça

Messi adelantó al Barcelona en el Etihad, pero el Manchester City no sólo fue capaz de remontar el marcador, sino también de imponerse en el juego que le está inoculando Pep

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Como reconocido o confeso ladrón de ideas que es, puede que la frase no sea suya, aunque refleja perfectamente el ideario futbolístico de Guardiola: "Yo quiero ganar siempre, pero sé que no es posible, así que por lo menos quiero elegir cómo pierdo". Pues bien, esta vez Pep también eligió cómo vengarse del Barça y, más concretamente, de su habitual bestia negra: Leo Messi. Y lo hizo de la única manera que sabe y, sobre todo, siente: intentado ser mejor que rival y siendo fiel al estilo de juego que está inoculando a su nuevo equipo. "El resultado (3-1) refleja lo que ha sido el partido", reconoció un resignado Luis Enrique.

Si en Mánchester la visita del Barça al City se vendía con titulares como 'la tormenta perfecta' sobre una foto de un cabizbajo Guardiola, en España se iba mucho más lejos y no faltaban las alusiones a que el equipo catalán podía ser el verdugo de su compatriota o que Pep incluso tenía un ultimátum. ¿Ultimátum a los cuatro meses de un contrato para tres años? Hay que saber muy poco o tener mucha mala baba para inventarse titulares como estos. Tanto el presidente del club inglés, Khaldoon Al Mubarak, como Ferran Soriano y Txiki Begiristain tienen muy claro para qué han fichado a Guardiola. “Este es un proyecto a largo plazo y le damos tiempo", dijo el director general del City antes de recibir al Barça.

Foto: Pep Guardiola, durante un partido del Manchester City. (Reuters) Opinión

Guardiola aseguró la víspera de volver a enfrentarse a su pasado que no tenía "ganas de revancha" tras el 4-0 del Camp Nou, si bien reconoció que "para nosotros este partido es una final y para ellos, no". La venganza se sirve en plato frío, pero Pep lo hizo en un partido caliente y trepidante. A diferencia del Barça, con importantes bajas (Piqué, Jordi Alba e Iniesta, además de Mathieu), pero sin urgencias al llegar al Etihad con 9 puntos, lo cierto es que el City no podía permitirse más tropiezos si no quería ver peligrar la segunda posición del grupo de Champions en beneficio del Borussia Mönchengladbach. Sin embargo, su victoria y el empate de los alemanes contra el Celtic (1-1) cambia radicalmente el panorama, aunque el primer puesto sigue estando más a mano del Barça que de nadie.

Sin Bravo, expulsado en su regreso al Camp Nou, Caballero ocupó la portería y el principal problema del City estuvo en el lateral derecho, donde finalmente jugó el veterano y renqueante Zabaleta. "Más arriba ya no puede presionar el City, lo haría en la grada", bromeó Luis Enrique, quien aún así confesó que esperaba que Guardiola intentaría "tocar la tecla necesaria". De inicio, y a diferencia de lo que hiciera en Barcelona, Pep dio entrada en su once titular a Agüero. El argentino, que sumaba 13 goles en 13 partidos, no vio puerta, pero sigue estando llamado a ser su Messi, aunque sabido es que hablar de Leo son palabras mayores. El Kun, al igual que el resto de sus compañeros, dio el nivel, a pesar de que el partido se les pusiera cuesta arriba y les tocara remontar.

A los diez minutos de partido, Viktor Kassai se tragó un penalti de Umtiti sobre Sterling, a quien incluso el árbitro húngaro sacó tarjeta amarilla, lo cual confirma que no vio la falta del central francés. Diez minutos más tarde, y justo después de una llegada con peligro sobre el área de Ter Stegen con Agüero como principal amenaza, Messi lanzó magistralmente a Neymar, el City replegó mal y permitió a Leo recibir el balón en el borde del área con tiempo para controlar no demasiado bien, pero sí con el suficiente como para batir a Caballero y poner el 0-1.

"En el Barça lo montaba todo para llegar hasta Messi y luego Messi resolvía", ha llegado a reconocer Guardiola, de ahí que tampoco sea de extrañar que las veces que se ha enfrentado a su exequipo en el Camp Nou, primero con el Bayern y después con el City, saliera escaldado con un 3-0 y un 4-0, respectivamente, y con un total de 5 goles del argentino. A estos hay que sumar el de este martes en el Etihad, pues en el 3-2 de Múnich fue Neymar quien marcó. La diferencia, es que esta vez la puñalada de Leo no fue letal.

El gol de Messi hizo mucho daño a la confianza del City, que de repente perdió la cara al partido y se vio sometido por el Barça, refugiado en su propio campo y con una posesión que llegó a estar 28 a 72%. Sin embargo, sabido es que Guardiola no negocia con su estilo y, si bien les costó, los citizens volvieron a apretar la salida de un Barça que en ausencia de Iniesta era de ida y vuelta, aunque precisamente ello conllevaba descubrirse las espaldas y con el miedo metido en el cuerpo tras encajar el 0-1. El resurgir de los pupilos de Pep tuvo premio. Un error en la entrega de Sergi Roberto fue aprovechado Silva, Sterling y Gündogan para triangular en la frontal del área de Ter Stegen y batir al portero alemán con un gran disparo de su compatriota de origen turco. "Estábamos KO y el 1-1 nos animó", reonocería después del encuentro Guardiola.

Apenas dos minutos después, Fernandinho tuvo el 2-1 en otro error en la salida del Barça. Paradójicamente, un partido que parecía tener controlado el equipo catalán llegó al descanso con el Manchester City jugando en campo rival. Y con esa intención volvió tras el descanso. Agüero puso el 2-1 en bandeja a Sterling, pero el inglés controló tan mal que se quedó sin ángulo. El propio Kun llevó el uy a las gradas del Etihad, aunque fue De Bruyne quien adelantó al City al saque de una falta. Con más de una hora de juego por delante, el partido difícilmente ofrecer a los aficionados un espectáculo mejor.

Guardiola fue el primero en mover banquillo, Fernando entró por Fernandinho para apuntalar el centro del campo, aunque Luis Enrique no tardó mucho más en hacerlo: Arda por Rakitic. En esas, Stones se cebó tanto en sus ansias por robar en campo contrario, que regaló al Barça una contra que si no terminó en gol fue porque André Gomes estrelló el balón que le cedió Luis Suárez en el larguero. También tocó en el palo, pero en la cepa del poste, la siguiente acción culminada por De Bruyne. Efectivamente, no había tregua, aunque el City era quien más y mejor llegada al área contraria.

Jesús Navas por Sterling fue el siguiente movimiento de ficha de Pep y el sevillano no tardó en participar en el segundo gol de Gündogan, tercero del City y que Guardiola, a diferencia de los dos anteriores, sí celebró. Ter Stegen pidió mano de Agüero, que dejó le pelota franca para su compañero, aunque dio la sensación de que el argentino tenía el brazo pegado en el cuerpo.

Con un Silva imperial, sabiendo en cada momento lo que demandaba el partido, el Barça no sólo estaba por debajo en el marcador, sino también en el juego. La entrada de Rafinha por Gomes le sirvió de poco a Luis Enrique, quien se vio claramente superado por Guardiola. Con Messi aislado del juego, huérfano de Iniesta y del liderazgo de Piqué, el Barça sólo pudo limitarse a intentar cazar al City a la contra. Para entonces el partido ya lo había ganado Pep, que no tuvo ningún problema en decir que "es muy importante para este club que se den cuenta de que pueden competir contra el mejor equipo del mundo".

Ficha técnica:

3 - Manchester City: Caballero; Zabaleta, Stones, Otamendi, Kolarov; Fernandinho (Fernando, m.60), Gündogan, Silva; Sterling (Jesús Navas, m.70), De Bruyne (Nolito, m.88) y Agüero.

1 - Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Mascherano, Umtiti, Digne; Busquets, Rakitic (Turan, m.61), Gomes (Rafinha, m.76); Messi, Neymar y Suárez.

Goles: 0-1, m.21: Messi. 1-1, m.39: Gündogan. 2-1, m.50: De Bruyne. 3-1, m.74: Gündogan.

Árbitro: Viktor Kassai (HUN). Amonestó a Sterling (m.11) y Kolarov (m.59), del Manchester City; y a Rakitic (m.20), Neymar (m.28) y Busquets (m.76), del Barcelona.

Incidencias: partido correspondiente a la cuarta jornada del Grupo C de la Liga de Campeones, disputado en el Etihad Stadium (Mánchester). 

Como reconocido o confeso ladrón de ideas que es, puede que la frase no sea suya, aunque refleja perfectamente el ideario futbolístico de Guardiola: "Yo quiero ganar siempre, pero sé que no es posible, así que por lo menos quiero elegir cómo pierdo". Pues bien, esta vez Pep también eligió cómo vengarse del Barça y, más concretamente, de su habitual bestia negra: Leo Messi. Y lo hizo de la única manera que sabe y, sobre todo, siente: intentado ser mejor que rival y siendo fiel al estilo de juego que está inoculando a su nuevo equipo. "El resultado (3-1) refleja lo que ha sido el partido", reconoció un resignado Luis Enrique.

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