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Cerveza, cánticos y mucha pizza para la afición antes de colorear San Siro
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superioridad rojiblanca en animación

Cerveza, cánticos y mucha pizza para la afición antes de colorear San Siro

En prácticamente cada calle de Milán había algún aficionado de Real Madrid y Atlético de Madrid luciendo sus colores y haciéndose oír, aunque los que ganaban en animación eran los colchoneros

Foto: Aficionados esperan a las afueras del Meazza (Reuters Carl Recine).
Aficionados esperan a las afueras del Meazza (Reuters Carl Recine).

No era fácil encontrar una calle de Milán en la que no se viera al menos alguna camiseta blanca o rojiblanca. De hecho, es casi imposible. Incluso en pueblos a las afueras (y cuando digo "a las afueras", hablo de a hora y media en transporte público, es decir, muy lejos), los aficionados de Real Madrid y Atlético de Madrid competían pacíficamente por colorear con sus tonos la capital de la Lombardía.

Eso sí, pese a que el número de seguidores de ambos equipos en Milán es bastante similar, la superioridad en animación de los colchoneros era significativamente mayor. La Galleria Vittorio Emanuele fue tomada desde primeras horas de la mañana por gente del Atlético y no la abandonaron hasta que se ha acercado la hora del partido. Y la verdad, se hacían oír muchísimo más que sus vecinos madridistas, más callados y centrados en disfrutar de otra manera más tranquila. Lo que sí corrió como la espuma fue la cerveza (y algo más duro, por supuesto) y la pizza. Conforme se aproximaba la hora del almuerzo, muchos aficionados aprovechaban la facilidad para encontrar pizza de calidad para saciar su hambre.

Las puertas de San Siro se abrieron para el público en general a las 17:45, y desde ese preciso momento, las gradas se han ido llenando poco a poco. Los aficionados más madrugadores no tienen problemas en esperar varias horas hasta el pitido inicial. No es para menos, así podrán disfrutar casi en intimidad de uno de los templos del fútbol mundial, y así evitan las aglomeraciones que durante la mañana de este sábado han colapsado la ciudad, más después de que saltara la alarma de un posible paquete bomba en la parada de metro de Cadorna que, finalmente, no fue tal cosa.

No era fácil encontrar una calle de Milán en la que no se viera al menos alguna camiseta blanca o rojiblanca. De hecho, es casi imposible. Incluso en pueblos a las afueras (y cuando digo "a las afueras", hablo de a hora y media en transporte público, es decir, muy lejos), los aficionados de Real Madrid y Atlético de Madrid competían pacíficamente por colorear con sus tonos la capital de la Lombardía.

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