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Milán es otra historia para Madrid y Atlético
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todos se acuerdan de lisboa, pero ya no sirve

Milán es otra historia para Madrid y Atlético

Siempre significa mucho un derbi, y una final ni lo decimos. Da igual que se repita el evento dos años después. Real Madrid y Atlético se pelean, otra vez, por enamorar a la 'Orejona', la más querida

Foto: La Copa que todos quieren (Reuters Pawel Kopczynski).
La Copa que todos quieren (Reuters Pawel Kopczynski).

Nunca te bañarás dos veces en el mismo río. Nunca jugarás dos finales iguales. La dialéctica de griegos como Heráclito, cientos de años antes de Cristo, ya reconocía que no veremos nunca dos cosas iguales, y que un mismo objeto no será el mismo aunque por él apenas pasen unos minutos. Todo cambia, todo evoluciona. El fútbol también. Qué tendrá que ver la final de Lisboa con la de Milán. Pues mucho, por supuesto. Para empezar, porque juegan los dos mismos equipos y hasta el orden, el que juega de local y el que lo hace de visitante, es idéntico. Y al fin y al cabo, lo que está en juego es una Copa de Europa. Pero es otra cosa.

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El Atlético de Madrid perdió aquella final. En ningún caso se puede hablar de ganador moral. No existe tal cosa en el fútbol, eso se quedó para que los perdedores se sientan mejor con ellos mismos, pero el Atleti dejó de ser un equipo perdedor hace ya un lustro. Conformarse es quedarse quieto, y lo importante, lo que te hace mejor, es avanzar, seguir hacia delante. Han pasado dos años desde que Godín hizo quedar en ridículo a Iker Casillas ante el planeta entero, algo que no le impidió al portero del Oporto levantar su tercera Champions League. Y el fútbol está para aprender. Y el Atlético ha aprendido la lección.

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El Real Madrid está en esa disyuntiva sin solución que es no sufrir una presión agobiante por ganar una Copa de Europa, al haberlo hecho hace solo dos años, pero también con la necesidad de sumar algún título que evite un fracaso de temporada por segundo curso consecutivo. El Madrid de 2014 ya había ganado la Copa, que sí, que es menor, pero con ella, el estómago ya no ruge en pos de alimento. Hay agobio sin agobio, miedo sin temor. Pánico sin sobresaltos.

No lo reconocen, pero es así. Ni Torres ni Gabi ni Simeone se atrevieron a traer a la memoria recuerdos tan dolorosos. ¡Qué necesidad! El dolor se comunica, y al hacerlo se sobrelleva con mayor facilidad, pero las lecciones se las queda uno para sí mismo, para aplicarlas cuando la necesidad lo requiera. Y eso será cuando Clattenburg dé comienzo al partido y hasta que silbe tres veces por segunda vez. A partir de ahí, el Atleti sacará el libro donde tiene todos sus apuntes de lo que no puede volver a pasar. Y sin embargo, solo hay un apunte, y en realidad, ya está superado: llegar mejor físicamente. No hay mucho más secreto que ese.

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Y el Madrid está fastidiado. Si hasta el último momento, en la rueda de prensa, se le tiene que preguntar sobre cómo está Cristiano, es que Cristiano no está bien del todo. Pero claro, es “una final de Champions”. Ronaldo jugaría hasta si le hubieran cortado un pie. Y no será como Diego Costa. Al ‘7’, aunque le duela, va a acabar el partido. No le esperen tocando un balón cada minuto, no va a ser así. Aparecerá cuando lo crea conveniente y lo hará para tener una oportunidad, o para marcar un gol, quién sabe. Por ahora ha jugado tres finales de Champions League y ha marcado en dos. Habituado a esto está. Quizá será como Gameiro, que le cogió el gusto a marcar penaltis decisivos lesionado…

La preparación física

El Atlético perdió la final de Lisboa por dos motivos: uno, haber llevado al límite el cuerpo de los jugadores a través de una preparación física no óptima, al no haber previsto que se fueran a jugar tal cantidad de encuentros; y dos, porque se encerró atrás desde que el gol de Godín y no tuvo ni la más mínima intención de intentar otra cosa que no fuera aguantar hasta el último segundo. Se aguantó hasta que se aguantó. Bien pudo centrar mal Modric, o Ramos no hacer un homenaje al remate de cabeza. Pero así pasó, y no hay vuelta de hoja.

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Y qué diferencia de este Madrid con aquel. El que estaba en el medio en Lisboa era Khedira. No, no estuvo Xabi Alonso, que estaba dando lecciones de pose y clase en su traje hasta que Bale le hizo perder los modales. Ahora estará Casemiro, que se parece al donostiarra en el dorsal y la posición, absolutamente en nada más. Bueno, sí, en algo más: en su tremenda importancia en el juego colectivo del equipo. Desde que está él en el medio, el Madrid no ha mejorado su imagen, pero sí su fiabilidad. No es el mejor del mundo en su puesto, pero sí es una pieza determinante en el Madrid, y eso lo sube a un pedestal sin pasar por la casilla de salida. Qué bien le ha venido al Madrid que ya no se cumpla ciclo en la final, y que los árbitros fueran siempre tan condescendientes con el brasileño.

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Este Atleti no es aquel. Ese fue campeón de Liga, una Liga que ganó una semana antes, sufriendo hasta el alirón en el Camp Nou. Ahora llega descansado, absolutamente concienciado desde la pretemporada de que este día, esta final, era el objetivo número uno, aunque nadie lo dijese a los cuatro vientos, ya que al Atleti le va bien el papel de tapado a pesar de que ya nadie se lo cree por puro merecimiento rojiblanco. Y Simeone alcanzó el cénit de su estilo ante el Bayern, casi la perfección defensiva. Por lo que agazaparse resulta esta vez más procedente que entonces. La táctica será la de siempre. “No van a cambiar ninguno de los dos equipos”, dijo el Cholo. Y eso exactamente se espera en San Siro.

Siempre significa mucho un derbi, y una final ni lo decimos. Da igual que se repita el evento dos años después. Siempre importa. Porque el Real Madrid no puede ceder el dominio madrileño al vecino pequeño, qué deshonra, pensarán; ni el Atlético puede seguir siendo el segundo toda la maldita vida, ni perder dos finales contra el enemigo íntimo, qué humillación, pensarán. Todos la quieren. Toda Madrid la quiere. Pero solo la tendrá uno, otra vez. Qué tendrá la Orejona, que enamora a tantos.

Alineaciones probables:

Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema.

Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Saúl, Gabi, Augusto o Carrasco, Koke; Griezmann y Fernando Torres.

Árbitro: Mark Clattenburg (Inglés).

Estadio: San Siro (81.000 espectadores).

Hora: 20.45.

Nunca te bañarás dos veces en el mismo río. Nunca jugarás dos finales iguales. La dialéctica de griegos como Heráclito, cientos de años antes de Cristo, ya reconocía que no veremos nunca dos cosas iguales, y que un mismo objeto no será el mismo aunque por él apenas pasen unos minutos. Todo cambia, todo evoluciona. El fútbol también. Qué tendrá que ver la final de Lisboa con la de Milán. Pues mucho, por supuesto. Para empezar, porque juegan los dos mismos equipos y hasta el orden, el que juega de local y el que lo hace de visitante, es idéntico. Y al fin y al cabo, lo que está en juego es una Copa de Europa. Pero es otra cosa.

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