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Un inconsistente Sevilla se queda sin argumentos
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CAE EN ALEMANIA Y SE DESPIDE DE LA CHAMPIONS

Un inconsistente Sevilla se queda sin argumentos

Sevilla y Gladbach llegaban con el objetivo de la victoria, el único resultado que les valía a para mantener intactas sus opciones. Ganó el Borussia (4-2) a un Sevilla que dice adiós a la Champions

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Sevilla y Gladbach llegaban con el objetivo de la victoria porque era el único resultado que les valía a ambos para mantener intactas sus opciones. Se llevó el premio el Borussia (4-2) porque nunca se conformó con el marcador que reflejaba el luminoso del estadio alemán. En un trascendental duelo entre dos viejos conocidos, el Gladbach mantuvo su racha -10 partidos invictos con 7 triunfos y 3 empates- bajo la dirección de André Schubert cuya concepción del equipo nada tiene que ver nada con la imagen dada septiembre cuando estaba Favre. El Sevilla, por su parte, apenas ofreció argumentos y, además, se quedó sin ellos: se despide de las escasas opciones que tenía de clasificarse para los octavos de Champions aunque todavía tiene la posibilidad de pelear con los alemanes por la plaza que da acceso a la Europa League.

El pulso del partido fue el que quiso el Borussia. En una contienda en la que a los dos equipos sólo les valía ganar, fue el conjunto alemán el primero en avisar con un disparo desde la frontal -un recurrente recurso empleado a lo largo de la primera parte- evidenciando las facilidades que encontraba a su paso. El Gladbach supo potenciar su peligrosa capacidad para ser vertical a pesar de perder a Traoré que se marchó lesionado, su ausencia restó incisividad a la banda derecha donde suele ser un puñal y casi infalible en el uno contra uno. Con la presión ejercida en el centro del campo del Sevilla, el Borussia marcaba la fluidez del juego: cuando frenaba su fútbol, el partido se atascaba. Los hombres de Emery, por su parte, necesitaba ganar metros para no quedarse encerrado atrás aunque las dudas que le atenazaban agarrotaron su juego en los primeros compases.

Aprovechando los puntos débiles del Sevilla y por pura insistencia, llegó el primer tanto del Gladbach. Un innecesario rechace de Konoplyanka generó la jugada del conjunto alemán que basculó de una banda a otra sin encontrar resistencia alguna. Combinó en corto y en largo hasta que encontraron el hueco necesario para armar la jugada del tanto que firmó Stindl. Lo cierto es que la cuenta goleadora del Borussia pudo ser mucho más amplia, pero su domino era tan amplio como su imprecisión entre los tres palos defendidos por Rico. El gol supuso una bofetada para el Sevilla, pero pareció espolearle y los hombres de Emery evidenciaron una ligera mejoría con el marcador en contra.

Hasta entonces, el actual campeón de la Europa League luchó por quitarse la imagen de conjunto tocado, irregular y que está lejos de cumplir las expectativas. Sabedor de que el triunfo era lo único que les valía, lo buscaron con el objetivo de dar un golpe sobre la mesa y demostrar que su paso por la Champions no era meramente testimonial. Con Reyes en la grada, Emery situó a Krohn-Dehli para romper la presencia del doble pivote, ganar posesión de calidad y que los balones que llegasen a la línea ofensiva lo hicieran en las mejores condiciones. El problema es que al Sevilla apenas le duraba la pelota en las botas de sus jugadores y la iniciativa brillaba por su ausencia. Sufrían los andaluces cuando los alemanes atacaban y aunque gozaron de ocasiones cargadas de peligro como la de Konoplyanka mediada la primera mitad, el Gladbach no sentía miedo real.

El paso por los vestuarios sentó bien al conjunto andaluz ya que las sensaciones que dejaba sobre el césped eran mejores… aunque Rico seguía siendo el mejor de los suyos. A pesar de la falta de explosividad y de que, por momentos, se tambaleaba empezó a oler, algo más, el empate. Y cuando más peligroso era el Sevilla, golpeó el Borussia. Johnson apareció solo por la izquierda y exhibió su talento y capacidad técnica para pegar al balón fuera del alcance de Rico; con tiempo para acomodar y apuntar, su definición fue de libro. Los alemanes no había renunciado a ampliar distancias en el marcador, es más, dio una lección de cómo manejar dicha ventaja. A pesar de mandar, no se replegaron esperando la ocasión para aprovechar los espacios sino que jugaron como si el viento no soplase a su favor.

El problema es que si lo hacía mientras el Sevilla navegaba a la deriva. Mientras el Gladbach ganaba en solidez, el equipo de Emery hacía aguas. Con semejante escenario, el tercer tanto alemán era cuestión de tiempo. Raffael, muy participativo durante todo el encuentro, tuvo premio a su buena actuación. Se había convertido en una clara vía de acceso por la banda derecha con sus desbordes, pero su gol llegó por el centro. Allí, sin marcaje alguno, recibió y definió ante la salida de Rico por debajo de las piernas del portero sevillista. No iba a ser la última diana del encuentro porque con el partido completamente descosido, llegó el cuarto tanto de los alemanes: un tiro a media distancia de Stindl, raso y fuerte, que pilló a Rico mal colocado. Antes, Vitolo recibió un pase perfecto de Llorente, que giró el pie derecho en el momento adecuado. El frenético ritmo de los últimos compases llevó al Sevilla a acortar distancias desde los once metros: el penalti sufrido por Krychowiak fue transformado por Banega. El conjunto andaluz había conseguido meterse en el partido, pero ya era demasiado tarde.

Ficha técnica

Borussia Mönchengladbach:Sommer; Korb, Christensen, Nordveit, Wendt; Xhaka, Dahoud (Schulz, 79); Traoré (Drmic 13), Johnson (Elvedi, 87); Stindl, Raffael.

Sevilla:Sergio Rico; Koke (Ferreira, 83), Rami, Kolodzieczak, Tremoulinas, Kryzowiak, Krohn-Dehli (Nzonzi, 64), Vitolo, Banega, Konoplyanka; Gameiro (Llorente, 76).

Goles:1-0, min 29, Stindl, 2-0, min 68, Johnson, 3-0, min 78, Raffael. 3-1, min 78, Stindl. 4-1, min 83, Stindl, 4-2, min 91, Banega, de penalti.

Árbitro:Damir Skomina (Eslovenia). Amonestó a Banega, Dahoud y Drmic.

Incidencias:partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones disputado en el Borussia Park de Mönchengladbach ante 46.000 espectadores.

Sevilla y Gladbach llegaban con el objetivo de la victoria porque era el único resultado que les valía a ambos para mantener intactas sus opciones. Se llevó el premio el Borussia (4-2) porque nunca se conformó con el marcador que reflejaba el luminoso del estadio alemán. En un trascendental duelo entre dos viejos conocidos, el Gladbach mantuvo su racha -10 partidos invictos con 7 triunfos y 3 empates- bajo la dirección de André Schubert cuya concepción del equipo nada tiene que ver nada con la imagen dada septiembre cuando estaba Favre. El Sevilla, por su parte, apenas ofreció argumentos y, además, se quedó sin ellos: se despide de las escasas opciones que tenía de clasificarse para los octavos de Champions aunque todavía tiene la posibilidad de pelear con los alemanes por la plaza que da acceso a la Europa League.

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