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Luis Enrique se libra de Verratti, la estrella que "no tenía el nivel" para la Roma
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no vio potencial suficiente al italiano

Luis Enrique se libra de Verratti, la estrella que "no tenía el nivel" para la Roma

Una amarilla en Stamford Bridge impedirá ver a Verratti jugar contra el hombre que evitó que fichara por la Roma... y que, por lo tanto, le permitió estar en los cuartos de final de la Champions League

Foto: Verratti celebra el gol que marcó al Barça en la fase de grupos (Reuters).
Verratti celebra el gol que marcó al Barça en la fase de grupos (Reuters).

Italia lleva casi una década buscando sin suerte un relevo generacional para la mejor generación de jugadores de la historia azzurra. No ha vuelto a surgir un Gattuso, ni un Nesta, ni un Totti… pero sobre todo no ha aparecido alguien que ocupe el lugar que está abandonando Andrea Pirlo. Ese vacío es comparable al que pudo dejar Raúl en España, que llenó Villa; el que dejó Ballack en la Mannschaft y que llenó Lahm; el que dejó Maradona en Boca y que desbordó Riquelme. Lo extraño del tema es que no así del todo. Italia tiene un nuevo Pirlo pero todavía no parecen haberse dado cuenta de ello. No son los únicos ciegos en este asunto, también lo es Luis Enrique. Ese del que hablamos es Marco Verratti.

Hubo un día en que Zdeněk Zeman tomó una decisión que cambiaría la vida de tres chavales. Eran tres niños que apenas habían tenido grandes experiencias futbolísticas pero que en sus piernas tenían una calidad innata de grandes estrellas. Zeman no se equivocó al apostar sin dudar en Lorenzo Insigne, Ciro Immobile y un tal Marco Verratti. Juntó toda esa calidad en un equipo de la Serie B, el Pescara, que llevaba 19 años buscando retornar a la élite. Los mismos años que tenía el que ejercía de líder indiscutible, Verratti. Jugó 31 partidos de los 42 de los delfini y con el 10 a la espalda, ascendió a la Serie A.

Visto lo que se había visto toda esa temporada, media Europa se fijó en ese chaval menudo, rapado y con un físico engañoso que parecía infinitamente más débil de lo que en realidad era. Un niño de 165 centímetros de altura que manejaba a todo un equipo a su antojo, que elegía siempre la opción correcta para iniciar el juego desde atrás con fluidez, que siempre se posicionaba bien en el terreno de juego y que no renunciaba al choque a pesar de que tenía todas las de perder contra cualquiera. Acababa de llegar Pirlo a la Juventus, pero estaba claro que no podía durar eternamente, así que fue la Vecchia Signora la primera que vio en un bianconero de corazón al heredero de Pirlo. Pero no fue la Juve la que se llevó al pequeño Verratti.

Tampoco la Roma. Los capitalinos fueron los primeros que tuvieron cerrado un acuerdo con el Pescara. Estaba todo atado y bien atado. El jugador quería ir a la capital, dar un enorme salto de calidad con respecto al Pescara y la institución lo veía como un jugador de mucho futuro y que podía liderar al equipo. Pero Verratti no jugó de giallorossoy si hubo una razón para ello esa fue Luis Enrique. El asturiano duró una temporada en el Olímpico y sufrió tanto allí que decidió después de aquella experiencia tomarse un año sabático. Pero antes de irse tomó una de las peores decisiones que pudo tomar para el club que representaba. No le gustaba Verratti, creía que el pequeño centrocampista “no tenía el nivel” para jugar en la Roma. Fue él el único responsable de que no se produjese el fichaje.

O al menos eso dijo Bojan Krkic, padre del exjugador del Barça de nombre homónimo. Bojan jugó en la Roma aquel año 2012-13 y llegó de la mano de Luis Enrique. Era la primera salida de ambos del Barça, y lo hicieron juntos para apoyarse y, para tenerse el uno al otro. No fue un año fácil para ninguno de ellos, pero en especial para Lucho. El asturiano confió mucho en Bojan, aunque más como un revulsivo que como un jugador importante en el esquema giallorosso. Cuando se acabó la temporada, los dos se fueron de Roma. Uno a descansar y el otro al Milan. Allí acabó su compromiso y por lo visto, también murió su buena relación.

El Paris Saint-Germain estaba formando la gran plantilla que tiene ahora y después de hacer enormes inversiones por jugadores contrastados como Thiago Silva e Ibrahimovic, se fijó en un desconocido como Verratti y apostó por él con los ojos cerrados. Puso 12 millones de euros en las cuentas bancarias del Pescara y bastantes también en las de Verratti y le dio la manija del club que estaba llamado a ser un grande de Europa en un breve espacio de tiempo. Carlo Ancelotti lo puso como bandera en su centro del campo y así también lo ha hecho Laurent Blanc. Por desgracia para el fútbol, una amarilla vista en Stamford Bridge le impedirá ver a Luis Enrique, el hombre que evitó que jugara en la Roma... y que le permitió estar en estos cuartos de la Champions League.

Italia lleva casi una década buscando sin suerte un relevo generacional para la mejor generación de jugadores de la historia azzurra. No ha vuelto a surgir un Gattuso, ni un Nesta, ni un Totti… pero sobre todo no ha aparecido alguien que ocupe el lugar que está abandonando Andrea Pirlo. Ese vacío es comparable al que pudo dejar Raúl en España, que llenó Villa; el que dejó Ballack en la Mannschaft y que llenó Lahm; el que dejó Maradona en Boca y que desbordó Riquelme. Lo extraño del tema es que no así del todo. Italia tiene un nuevo Pirlo pero todavía no parecen haberse dado cuenta de ello. No son los únicos ciegos en este asunto, también lo es Luis Enrique. Ese del que hablamos es Marco Verratti.

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