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La escuálida competencia del Chicharito también sirve para motivar a Benzema
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El mexicano fue titular, pero no funcionó

La escuálida competencia del Chicharito también sirve para motivar a Benzema

Chicharito Hernández fue por primera titular en el Real Madrid, pero no cuajó un gran partido contra el Ludogorets. Salió Benzema y revolucionó el choque

Foto: Karim Benzema celebra su gol al Ludogorets (Reuters).
Karim Benzema celebra su gol al Ludogorets (Reuters).

El 9 del Real Madrid va a estar siempre en duda. Aunque sea un depredador del área que jamás acumule un número portentoso de goles, aun cuando marque cada jornada. Si la tensión competitiva no la mantiene siempre al nivel más alto, si hay dos o tres partidos en los que el gol se resiste, el runrún sobre su figura empezará a sonar y sólo se calmará a base de goles. Karim Benzema saltó al césped del Estadio Nacional de Bulgaria para solucionar un desaguisado muy serio en el que se había metido el Madrid él solito. Entró por un escuálido en cuanto a prestaciones Javier Hernández. Sin hacer ruido y obviando el eterno debate sobre su figura, cambió por completo el semblante merengue y rescató tres puntos enormes.

Chicharito jugó su primer partido como titular desde que está en el Real Madrid. Las sensaciones sobre su ‘debut’ en una alineación de Ancelotti son dispares… tirando a negativas. Por ahora, su función en el equipo era la que se esperaba cuando se confirmó su cesión: participar como revulsivo, como hombre de refresco del ataque para aprovechar el inevitable cansancio de la defensa contraria. Funcionó de maravilla a Carletto en Riazor, y poco más. Las rotaciones se van haciendo ya necesarias puesto que la temporada es muy larga y el Madrid, como siempre (y este año más teniendo en cuenta el peso que conlleva ser campeón de Europa) y Ancelotti apostó por el mexicano en Bulgaria. La apuesta le salió rana.

Ejerció, a diferencia del papel habitual de Benzema, de puro delantero centro. Chicharito era la punta de lanza del Real Madrid, acompañado (y eclipsado, por supuesto), por un Cristiano Ronaldo cada vez más decidido a ocupar el centro del ataque. Al lado de esa bestia de jugador que es el portugués, Javier Hernández menguó como el algodón en la lavadora. Apenas si participó en alguna jugada de ataque. Aparecía para asociarse pero sin ser profundo, sin casi tener ocasiones. Remató tan sólo en una ocasión a la portería de Stoyanov, y fue un gran remate de cabeza, una especialidad que tendrá que explotar mucho si quiere triunfar en el Madrid. Pero la jugada más ‘irrisoria’ ocurrió mediada la segunda parte. Cuando tenía todo para sí para adelantar al Madrid, despejó un pase de la muerte de Isco con un horrible remate.

Y entonces, Ancelotti decidió llamar a Karim Benzema, que calentaba paciente en la banda. Con la misma cara de indiferencia con la que ve un gol en contra o celebra un gol propio, saltó al campo para salvar a su equipo. 25 minutos tenía por delante para romper el partido… y lo hizo, ¡vaya si lo hizo! Como falso 9 natural que es, Benzema fue ese enlace entre el centro del campo y la delantera que hasta ese instante sólo estaba pudiendo ejercer Isco Alarcón. Empezó a colaborar en la formación de ataques blancos (negros dragonados, en este caso) hasta que hizo lo que siempre se le ha pedido y que siempre ha hecho pero luce poco: marcar. Y curiosamente, remató en una jugada de puro ariete, de poseedor de un gran olfato de gol. Marcelo subió la banda (una de las pocas veces que lo hizo, extraño ello), centró y Benzema, tras la caída de un defensa, remató a gol, como 9 más clásico.

La aportación de Karim no se quedó sólo en el gol de la victoria. Siguió participando como el que más para buscar un gol sentenciador que no llegó. Rompió con un recorte fabuloso a Aleksandrov y asistió con un pase de la muerte a Toni Kroos que no consiguió perforar la meta búlgara. En definitiva, Benzema jugó, hizo jugar y marcó un tanto que vale tres puntos más valiosos si cabe por la derrota del Liverpool. La competencia, cuando la tuvo con Higuaín, hacía que el más beneficiado de esa ‘lucha’ fuera el propio Real Madrid. La llegada de Chicharito, si aún no ha surtido un efecto significante en cuanto a aportación goleadora, sí ha puesto sobre aviso al francés. Y Benzema quiere seguir siendo ese 9 que no es un 9 que tan buen resultado ha dado durante estos más de cinco años que lleva vestido de blanco.

Renovó teniendo dudas

El futuro de Karim Benzema estuvo en el aire durante mucho tiempo. Ni él tenía claro prorrogar su contrato ni el club tenía decidido apostar por él como ‘9’ del futuro. El delantero francés tenía la opción de regresar a su país para reforzar un París Saint Germain que en los últimos tiempos ha tomado las medidas necesarias para llenar el vestuario con futbolistas nacionales. Karim se ha comprometido hasta junio de 2019, pero no se puede garantizar que acabe su nuevo y renovado compromiso. Cuando en este arranque de temporada escuchó pitos, en la capital de Francia, los dirigentes del PSG, como desveló este periódico, se frotaban las manos, pensando que en el futuro aún podía ser posible de tener en sus filas a Benzema.

En las oficinas del Santiago Bernabéu hubo debate durante largos meses. Algunos directivos consideraban que Karim no garantiza el torrente de goles que otros delanteros de clubes de primer nivel aseguran. Varios nombres surgieron como alternativas al francés en el caso de que éste saliera del Real Madrid; vestir de blanco al Kun Agüero siempre ha sido un gran deseo de Florentino Pérez, pero el Manchester City siempre ha dejado claro que el argentino es intocable. Hace unos meses alargó su contrato con el club británico. Cristiano Ronaldo y Carlo Ancelotti, por su parte, están encantados con él resultado final de esta historia. Para ambos Benzema es intocable.

El 9 del Real Madrid va a estar siempre en duda. Aunque sea un depredador del área que jamás acumule un número portentoso de goles, aun cuando marque cada jornada. Si la tensión competitiva no la mantiene siempre al nivel más alto, si hay dos o tres partidos en los que el gol se resiste, el runrún sobre su figura empezará a sonar y sólo se calmará a base de goles. Karim Benzema saltó al césped del Estadio Nacional de Bulgaria para solucionar un desaguisado muy serio en el que se había metido el Madrid él solito. Entró por un escuálido en cuanto a prestaciones Javier Hernández. Sin hacer ruido y obviando el eterno debate sobre su figura, cambió por completo el semblante merengue y rescató tres puntos enormes.

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