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A un "Segunda" como el Ludogorets se le "apareció la Virgen" para jugar Champions
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sergio marty cuenta la hazaña desde dentro

A un "Segunda" como el Ludogorets se le "apareció la Virgen" para jugar Champions

No hay nadie que tuviera una sonrisa más amplia en el salón de actos de la UEFA en Mónaco que los representantes del Lugodorets Razgrad, unos

Foto: Cosmin Moți, el héroe para la afición del Ludogorets, pasó a la historia del fútbol (EFE).
Cosmin Moți, el héroe para la afición del Ludogorets, pasó a la historia del fútbol (EFE).

No hay nadie que tuviera una sonrisa más amplia en el salón de actos de la UEFA en Mónaco que los representantes del Lugodorets Razgrad, unos novatos con cara de un jovenzuelo con un globo recién comprado atado en la muñeca. Pocos les esperaban este pasado jueves 28 de agosto en el sorteo de la fase de grupos de la Champions League, y mucho menos cuando a falta de un minuto para terminar el tiempo extra, su portero era expulsado en una jugada absurda. “Perdemos un balón que no se tiene que perder; un jugador puede hacer una falta en la que Undiano –árbitro del partido- le sacaría amarilla y punto, pero no la hace; y entonces van y expulsan al portero y llegamos a la tanda con un central de portero”. Nos lo cuenta Sergio Marty, preparador físico del club búlgaro, que vivió una noche “alucinante”.

La primera pregunta que le hace El Confidencial a Sergio es casi obligada: ¿qué se le ha perdido en Bulgaria? Es cierto que el preparador español está muy valorado en el extranjero, pero Bulgaria no suele ser un destino habitual del producto nacional. Curiosamente, en este Ludogorets saltado a la fama de milagro, hay dos españoles: el futbolista Dani Ábalo y el preparador Sergio. “Llevaba diez años en Villarreal y me apetecía vivir la experiencia, aprender el idioma y este es un equipo bastante serio”. A ambos les llega la oportunidad de jugar la Liga de Campeones, y no sólo eso, sino hacerlo en dos de los estadios más míticos del viejo continente, Anfield y el Santiago Bernabéu. “No queríamos un grupo más asequible –continúa Sergio-, queríamos algo así, al Madrid, al Barça, al Bayern, para jugar, competir y disfrutar, porque hay que ser realistas, no estamos al nivel de todos ellos, pero vamos con ilusión a jugar y a intentar ganar”.

“La liga de aquí es, evidentemente, menor, pero para mí poder estar en un equipo que juega la Europa League era muy atractivo”. Marty reconoce que la oferta que recibió del exótico equipo búlgaro era “muy superior a lo que yo tenía”, pero cuando sucede algo así, algo inesperado, extraño “me tenía que informar un poco para ver si era de verdad y en el algo menos de un año que llevo ha ido todo como esperaba. El presidente -Aleksandar Aleksandrov- es una persona muy seria que quería que esto creciese como ha crecido”. Pero el fútbol en Bulgaria es relativamente diferente que aquí en España, aunque sigue siendo el deporte nacional. “Somos el club más importante de aquí con relativa diferencia, pero casi cualquier jugador puede pasear por la calle con normalidad. Hay aficionados, claro, pero como un 30% menos que en las grandes ligas. Los estadios están muy viejos, por lo general. En España, nuestro equipo lucharía por no bajar, o sería de los punteros en Segunda”.

Quería Marty jugar la Europa League, y vaya si la jugó. Sergio llegó a Razgrad cuando el Ludogorets se estaba jugando el pase a los 1/16 de final de la Europa League contra la Lazio. Los romanos eran favoritos, muy claramente además. Pero los búlgaros sorprendieron a los biancocelesti ganando en el Olímpico de Roma 0-1. Pero nada de eso les aseguraba el pase, y menos cuando el español Keita Baldé adelantaba a la Lazio en el partido de vuelta nada más empezar el choque. En el minuto 54, Perea adelantaba a los italianos en la eliminatoria. Todo parecía irse al traste, pero de pronto, Bezjak yZlatinski empataron el partido y ponían de nuevo el pase en bandeja. Pero Miroslav Klose puso de nuevo en ventaja a la Lazio a falta de ocho minutos. Y otra vez, marcó el Ludogorets. “Fue para decir: madre mía, es casi imposible. Pero lo de este miércoles lo supera”.

Y cómo no superarlo después de lo vivido en Razgrad. Cosmin Moți, el central, se enfundó los guantes para detener dos lanzamientos en la tanda de penaltis, la cual empezó marcando el suyo. “No hemos ensayado con él de portero. A lo mejor alguna vez se ha puesto para probar, en plan haciendo el tonto, pero nada serio. Y lo para bien el tío. Tiene 31 años y es buenísimo de central, yo me he quedado alucinado con él. Cuando tira su penalti, yo sabía que lo iba a meter, porque este tío es de hielo. Es algo que pasa una vez en la vida, se nos apareció la Virgen”. Sea suerte, casualidad o azar, el Ludogorets jugará por primera vez en su historia la Champions League.

Pero para desgracia de los 33.000 habitantes de Razgrad, la fase de grupos no se disputará en el coqueto y humilde Ludogorets Arena, con capacidad para 8.000 espectadores. No tiene aclimatación necesaria para la UEFA. “Jugaremos en Sofía. El estadio es muy bonito, muy chiquitín, pero no está acondicionado. Es que vivimos en un pueblo, y aquí no se puede jugar. Nos vamos a 335 kilómetros. El estadio Nacional sigue la cultura de los estadios del este. La pista de atletismo le quita un poquito de vida, pero no está mal. El terreno está bastante bien, que es lo importante”. El objetivo ahora, claro, es divertirse, pero la incógnita surge cuando “se piensa con el corazón o con la cabeza. Yo sólo quiero ganar, pero hay que pensar contra quién jugamos. Sacar un punto contra el Madrid en los dos partidos sería increíble. El Barça, el Madrid, el Bayern, tienen obligación de ganar; nosotros, de competir y disfrutar”.

No hay nadie que tuviera una sonrisa más amplia en el salón de actos de la UEFA en Mónaco que los representantes del Lugodorets Razgrad, unos novatos con cara de un jovenzuelo con un globo recién comprado atado en la muñeca. Pocos les esperaban este pasado jueves 28 de agosto en el sorteo de la fase de grupos de la Champions League, y mucho menos cuando a falta de un minuto para terminar el tiempo extra, su portero era expulsado en una jugada absurda. “Perdemos un balón que no se tiene que perder; un jugador puede hacer una falta en la que Undiano –árbitro del partido- le sacaría amarilla y punto, pero no la hace; y entonces van y expulsan al portero y llegamos a la tanda con un central de portero”. Nos lo cuenta Sergio Marty, preparador físico del club búlgaro, que vivió una noche “alucinante”.

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