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"Puede que la bala rebote si le disparas". La gran venganza de Dani Alves con el Barça
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despreciado por bartomeu, brilla en la juventus

"Puede que la bala rebote si le disparas". La gran venganza de Dani Alves con el Barça

El lateral brasileño salió del Barcelona de manera abrupta. Su espectacular rendimiento en la Juventus pone de manifiesto que la dirigencia azulgrana no estuvo muy fina

Foto: Dani Alves celebra el espectacular gol que firmó ante el Mónaco en Turín. (EFE)
Dani Alves celebra el espectacular gol que firmó ante el Mónaco en Turín. (EFE)

Se equivocaron los dirigentes del Barcelona cuando dejaron marchar a Dani Alves (34). Dijeron: “Ya es viejo, hay que dar paso a la juventud”. Error mayúsculo. Alves es uno de esos futbolistas que siempre pasan por la otra acera de una enfermería. “Para lesionar a Dani primero le tienes que disparar y puede que la bala le rebote”, asegura un antiguo compañero del Sevilla. El lateral de la Juventus fue una de las armas que ametralló al ilusionante Mónaco y ahora apunta al Real Madrid, otra de sus víctimas favoritas. Futbolista único el 'Tarántula': primero inyecta el veneno, luego sonríe.

El mote el 'Tarántula' se lo pusieron en la Ciudad Deportiva del Sevilla. Dani Alves era un tipo sonriente, que mostraba sin recato sus brackets dentales y aceptaba con paciencia las bromas del vestuario andaluz. Cuando pasó al Barcelona congenió desde el primer momento con Messi, que lo acogió como un hermano. El argentino fue uno de sus confidentes cuando se divorció de Dinorah Santa Ana, la madre de sus dos hijos y también consejera-delegada de Flashforward, que es la agencia de futbolistas que le gestionó a Dani un jugoso contrato con la Juve de dos años y 7 millones de euros netos por temporada; por cierto, el jugador es el máximo accionista de dicha empresa.

En el Barça, Messi cada mañana buscaba con la mirada al risueño Dani, que siempre le contaba el último cuento, la última trastada. Alves y Piqué, cada uno a su manera, arrancaban una sonrisa al resto del vestuario azulgrana, que nunca entendió el desapego de la dirigencia barcelonista hacia el brasileño, uno de los suyos.

Cálido recibimiento

Quizá en la cúpula dirigente del Barça no digerían muy bien las maneras del brasileño, un verso libre que jamás se muerde la lengua y mira directamente a los ojos. No lo querían. “A mí me gusta que me quieran, y si no me quieren, me voy. Irme gratis del Barcelona fue una hostia con clase”, aseguró con gran contundencia el pasado mes en vísperas del enfrentamiento Juventus-Barça por la Champions League, que terminó con goleada y eliminación de los catalanes; el guion soñado por el de Juazeiro, que al final del partido se fundió en un abrazo fraternal con Messi y su compatriota Neymar, al que unos minutos antes fustigó a picotazo limpio.

En la Juventus lo recibieron con los brazos abiertos, y Massimiliano Allegri, el entrenador, no escatima una sílaba de elogio: “Se trata de un magnífico jugador, tiene experiencia y sabe adaptarse. Dani aquí lo ha hecho perfectamente. Tiene un entendimiento especial con el resto del equipo. Aprovechamos su visión e inteligencia. Estamos encantados con él”.

Dolido

Amante de la música, se quiere dedicar profesionalmente en cuanto cuelgue las botas. Incluso ya fundó una productora en Brasil. Dicha productora le envía puntualmente las últimas novedades musicales a Neymar, otro que comparte con Alves gustos por la música disco.

Dani Alves suele viajar a Barcelona con relativa frecuencia para visitar a sus hijos y compartir risas con los numerosos amigos que el futbolista cosechó durante sus ocho años de estancia en la Ciudad Condal. No suele merodear por el Camp Nou, no quiere encontrarse con los que le abrieron abruptamente la puerta. Entre ellos y Dani existe un océano. El jugador cuando le preguntan, ni lo duda: “No tengo nada que hablar con ellos. Los que hoy dirigen el Barcelona no tienen ni idea de cómo tratar a sus futbolistas”.

Dani Alves, hipermétrope, directo como un rayo, mira de reojo la ciudad de Cardiff, aunque antes espera lograr un nuevo título: el 'Scudetto'. Tiene 33 títulos en su palmarés. Ningún futbolista brasileño ha logrado semejante cifra. Luego quiere “hablar” de la Champions.

Se equivocaron los dirigentes del Barcelona cuando dejaron marchar a Dani Alves (34). Dijeron: “Ya es viejo, hay que dar paso a la juventud”. Error mayúsculo. Alves es uno de esos futbolistas que siempre pasan por la otra acera de una enfermería. “Para lesionar a Dani primero le tienes que disparar y puede que la bala le rebote”, asegura un antiguo compañero del Sevilla. El lateral de la Juventus fue una de las armas que ametralló al ilusionante Mónaco y ahora apunta al Real Madrid, otra de sus víctimas favoritas. Futbolista único el 'Tarántula': primero inyecta el veneno, luego sonríe.

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