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La seguridad que demuestra el suplente Casilla es la que le falta al titular Keylor
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el español estuvo a gran nivel ante el alavés

La seguridad que demuestra el suplente Casilla es la que le falta al titular Keylor

Después de unos meses de muchas dudas sobre las actuaciones de Navas, el buen partido del portero español ante el Alavés reaviva con intensidad el debate sobre la portería del Real Madrid

Foto: Casilla ha cumplido siempre que ha tenido oportunidad. (Cordon Press)
Casilla ha cumplido siempre que ha tenido oportunidad. (Cordon Press)

La personalidad de un portero se mide a través de su suplencia. Todo arquero ha tenido que mantener la calma desde el banquillo o la grada mientras su colega, su compañero, defendía el marco del equipo. En esos instantes de agonía personal en la que se siente inútil, en la que es el único jugador sentado al lado de su entrenador que sabe que no va a jugar salvo milagro, se encuentra quién es de verdad ese hombre. Hay cientos de futbolistas que no están hechos para estar ahí, esperando su oportunidad pacientemente y patalean lo suficiente para llamar la atención de técnico, prensa o afición, o todos a la vez. Otros aguardan ese instante que les devuelva la felicidad del campo, del sudor, de las estiradas. Casilla tiene delante a Keylor. Y sabe que tiene que ser paciente.

Foto: Keylor Navas, este domingo frente al Betis tras su autogol. Opinión

A Kiko Casilla se le pasó por la cabeza, cuando lo llamó de nuevo el Madrid, que no iba a jugar. O que iba a jugar poco. Todo lo que sabía o intuía él es que iba a estar entre palos con David de Gea. No era un futuro muy halagüeño. Vuelves a casa, donde has crecido como jugador y donde no has podido disfrutar del fútbol al más alto nivel para seguir sin jugar. La Copa, sí, eso iba a jugar. Pero por Cheryshev o por el Celta, la Copa la ha catado poco. Luego, en el último minuto del último día de fichajes se entera de que va a competir con Keylor Navas, que no es un mindundi, ni mucho menos, pero que no tiene el lustre de fichaje galáctico del que sí iba a disfrutar sin duda el excolchonero. Había opciones reales de poder jugar.

El resultado fue que jugó siete partidos en toda la temporada, y dos de ellos de esos que le regaló Zidane a final de curso para que no se le olvidara lo que es estar con la presión de no recibir un gol en partido oficial. Lo más duro, además, es que su competidor, Keylor, había hecho la temporada de su vida. No era casualidad su Mundial ni su último año con el Levante. Había algo más ahí que un portero saltarín y más espectacular de lo estrictamente necesario. El Madrid ganó una Copa de Europa con él defendiendo su puerta y siendo clave en el éxito final. Casilla ganó la misma Copa de Europa, pero no la disfrutó de igual manera.

Foto: Los porteros del Real Madrid, Iker Casillas (i) y Keylor Navas (d), durante el entrenamiento del Real Madrid en Valdebebas, en 2014. (Foto: EFE) Opinión

Keylor no ha vuelto a ser el mismo

Casilla se encontró durante el inicio de la actual campaña con la lesión del costarricense, la cual arrastraba desde la final de Milán, y dispuso de ocho partidos para convencer a Zidane de que el cambio era oportuno. No lo consideró así el técnico, en absoluto. En cuanto tuvo a Keylor a disposición lo alineó. Lo hizo un día en Dortmund, con el tico recién recuperado. Nada más volver, Keylor falló. Regaló un gol que se metió Varane sin querer. La constante desde ese 27 de septiembre ha sido la inseguridad que ese error inicial ha percutido en la confianza de Navas.

La ha arrastrado hasta el día de hoy. Ha ido intercalando actuaciones estelares con despropósitos puntuales que han significado goles en contra, cuando no puntos perdidos. El final del invierno le ha sentado especialmente mal. Al contrario que en la 15-16, donde no acumuló fallos destacables y siempre se mantuvo a un nivel parejo, el mes de marzo de Keylor Navas ha hecho explotar definitivamente el debate sobre la portería madridista. Erró ante el Nápoles, no estuvo acertado en Villarreal, la pifió contra Las Palmas, repitió estrepitosamente ante el Betis y para poner la guinda a su pastel de sinsabores, se metió un gol incomprensible defendiendo a su país en la semana de partidos internacionales.

Foto: Keylor Navas, durante el México-Costa Rica. (Reuters)

Ese debate que ha abierto en canal su desconfianza en sí mismo no existe en el interior del vestuario. Nadie ve a Casilla con capacidad real de pelearle la titularidad. Desde el momento de su fichaje se le vio con condiciones excepcionales para ser un suplente ejemplar, y eso es lo que ha sido. Cuando ha tenido que saltar al terreno de juego ha cumplido. Ha recibido goles, más que partidos ha disputado, pero siempre ha estado serio bajo los palos. Su cualidad es la seguridad. No es el más ágil, ni el más rápido ni tiene reflejos felinos. Pero es seguro y lo transmite siempre.

Casilla ejerce de buen suplente

Así pasó ante el Alavés. Durante los 45 minutos iniciales, Casilla no tuvo que intervenir demasiado. En la reanudación, por el contrario, el Alavés insistió sobre su marco de todas las formas posibles y el cancerbero catalán siempre respondió. Salía por alto imponente ante los rivales, daba órdenes a su defensa para que no perdiera la colocación y detuvo todo lo que se acercó a su portería.

Foto: David de Gea en Old Trafford.

Y pese a esa actuación, Casilla sabe que no va a jugar. Que Keylor, en cuanto lo decida Zidane, va a volver a ser el portero titular. Y cuando acabe la temporada y se abra el mercado de contrataciones, Florentino, si repite mandato (que lo hará, porque probablemente no haya más candidatos), irá a por un portero. Ya sea Courtois, o De Gea o Donnarumma, todos estarán por delante de Casilla.

La personalidad de un portero se mide a través de su suplencia. Todo arquero ha tenido que mantener la calma desde el banquillo o la grada mientras su colega, su compañero, defendía el marco del equipo. En esos instantes de agonía personal en la que se siente inútil, en la que es el único jugador sentado al lado de su entrenador que sabe que no va a jugar salvo milagro, se encuentra quién es de verdad ese hombre. Hay cientos de futbolistas que no están hechos para estar ahí, esperando su oportunidad pacientemente y patalean lo suficiente para llamar la atención de técnico, prensa o afición, o todos a la vez. Otros aguardan ese instante que les devuelva la felicidad del campo, del sudor, de las estiradas. Casilla tiene delante a Keylor. Y sabe que tiene que ser paciente.

Zinédine Zidane
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