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Los meritorios del Sporting salen escaldados ante el poderío de Messi y Suárez
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el barça no necesitó esforzarse demasiado

Los meritorios del Sporting salen escaldados ante el poderío de Messi y Suárez

Rubi, pensando en el partido del próximo domingo contra el Deportivo, colocó siete no habituales en el once inicial. La consecuencia era esperable, el Barça les pasó por encima

Foto: Los jugadores del Barça celebran uno de los goles (Reuters)
Los jugadores del Barça celebran uno de los goles (Reuters)

El Camp Nou, para un equipo pequeño, puede ser un engorro. El Sporting de Gijón se encontró con un partido antes de una final, la que jugarán este domingo contra el Deportivo. Un partido en el que les va la vida. Y pensando en eso no hay espacio para la épica de David contra Goliat. Ni siquiera para pararse a analizar las últimas semanas del Barcelona, donde no ha parecido el equipo con más empaque del mundo.

Cuando de supervivencia se trata, se hacen elecciones, se opta por la lógica que recomienda el descanso antes de las citas claves. Eso es lo que lleva a un entrenador como Rubi a alinear siete suplentes, casi a tirar el partido, porque si los teóricos titulares ya lo tienen difícil, los que no lo son necesitan que los astros se alineen a su favor para logar un resultado aceptable.

Esto, por supuesto, enfada sobremanera a los madridistas. La óptica del aficionado, por definición, desfigura la realidad. Ve los penaltis mejor cuando los hace el contrincante, encuentra conspiraciones en cada esquina y atribuye todos los males propios a factores externos. Por eso, cuando ve que un equipo juega contra su máximo rival con canteranos y meritorios, no se detiene a pensar en la imagen general del equipo pequeño sino en el daño concreto que esa decisión puede conllevar para su equipo.

placeholder Messi marcó de cabeza el primer gol (Reuters)
Messi marcó de cabeza el primer gol (Reuters)

La entente de Messi y Suárez

Los meritorios del Sporting pusieron ganas, presionaron, lo intentaron y se quedaron lejísimos de poder inquietar al Barcelona. Desde el primer minuto el partido se desequilibró del lado de los azulgrana, que tocaban sin mucha oposición en la frontal del área asturiana. Los centrales no estaban bien colocados y sacar el balón era para ellos un reto especialmente difícil. El Barça, con una alineación de circunstancias, era netamente superior. Porque en el Barça reservar o tener ausencias -Piqué, Iniesta, Sergi Roberto- no quita para que arriba sigan estando Messi, Suárez y Neymar. Como un peso pesado con un peso mosca.

Foto: Piqué no se va a cortar en sus declaraciones (Benoit Tessier/Reuters).

Las últimas semanas no han sido las más sencillas en Can Barça. El mal humor que generó el partido contra el PSG, comprensible, se ha extendido por el mes de febrero dejando peores sensaciones que resultados. Ante el Leganés y contra el Atlético el equipo ganó, pero no curó sus heridas. Se encontró con partidos difíciles en los que nada parecía funcionar más allá del marcador. Nada de eso ocurrió contra el Sporting, si siguen en ese estado bajo de ánimo lo disimularon bien gracias a la blandura programada del rival.

Además, la vida es mucho más sencilla cuando se tiene a Messi y a Suárez. No necesitan, no al menos en este tipo de partidos, estar conectados todo el encuentro. Les basta con aparecer de vez en cuando, a ráfagas, para convertir un partido en un picnic. No tardó ni diez minutos el argentino en aparecer. Se coló por el centro de la defensa del Sporting, que no supo trazar el fuera de juego, y en una jugada de pillo se plantó solo ante Cuéllar, recibió un pase medido y resolvió con un cabezazo bombeado. Y así se empiezan las historias. Más tarde, cuando ya el partido era muy lento, se las arregló para servir un balón perfecto a Alcácer, que se llevó la alegría de su semana al poder marcarlo. No es la temporada soñada para el calenciao, que juega más bien poco y, cuando lo hace, no suele acertar.

Sustituyó a Messi

Un detalle más, importante, en Messi. Esta vez, al contrario de lo que marca la rutina, se fue al banquillo a falta de media hora para el final del encuentro. Un descanso para la estrella cuando ya nada estaba en juego, pues en ese momento el marcador señalaba un 4-1 y la experiencia demostraba que no había mucho más que decir en esta noche en el Camp Nou.

placeholder Suárez, fundamental para la victoria del Barça (Reuters)
Suárez, fundamental para la victoria del Barça (Reuters)

También reservaron a Suárez, más por darle unos minutos a Alcácer que otra cosa. Él también había hecho su trabajo con creces, pues generó el segundo gol de su equipo -lo marcó Juan Rodríguez, muy torpe al intentar despejarla de debajo de los palos- y marcó el tercero con un soberbio disparo. Una de e sas voleas escalofriantes, que incluso dio en el palo dejando congelada a la defensa asturiana. Neymar, el tercero en discordia, tuvo que quedarse más rato en el césped. No porque el partido lo requiriese, que no era el caso, sino porque no había aprobado el examen del gol. También lo hizo, en su caso en el 65, con una falta muy bien tirada. Incluso Rakitic, errático todo el año, se unió a la fiesta con el último tanto

El 6-1 es la distancia entre un Barcelona a medio gas y un Sporting rendido desde la alineación. La lógica del fútbol les llevaba a pensar que la moral no se iba a resentir con una goleada, que trataron de evitar pero era, como se demostró posteriormente, el desenlace más probable de este partido. Tres puntos más para el Barça, que se aprovecha del calendario. La alineación rival no era cosa suya.

El Camp Nou, para un equipo pequeño, puede ser un engorro. El Sporting de Gijón se encontró con un partido antes de una final, la que jugarán este domingo contra el Deportivo. Un partido en el que les va la vida. Y pensando en eso no hay espacio para la épica de David contra Goliat. Ni siquiera para pararse a analizar las últimas semanas del Barcelona, donde no ha parecido el equipo con más empaque del mundo.

Leo Messi
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