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Muñoz, el espejo de Zidane: flor, campeón precoz... y 14 años en el banquillo del Madrid
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SANTIAGO bernabéu le ascendió del plus ultra

Muñoz, el espejo de Zidane: flor, campeón precoz... y 14 años en el banquillo del Madrid

En sus tres primeros meses como técnico blanco ganó una Copa de Europa y la Intercontinental. Estuvo 14 años y conquistó otra Copa de Europa, 9 Ligas y dos Copas

Foto: Miguel Muñoz, con la Copa de Europa, junto a Santiago Bernabéu y Amancio
Miguel Muñoz, con la Copa de Europa, junto a Santiago Bernabéu y Amancio

En su primer año al frente del Real Madrid, el balance de Zinedine Zidane difícilmente puede ser más positivo. Con la buena estrella, o la flor, que él mismo reconoce que le acompaña desde su etapa de jugador, lo cierto es que el técnico francés ya tiene en su haber tres nuevos títulos continentales: la undécima Copa Europa, la tercera Supercopa de Europa y la segunda Copa Mundial de Clubes. Y ha logrado todo esto sin sacar pecho y siempre con los pies en el suelo. Zizou sabe que en el fútbol se puede pasar de la risa al llanto en cualquier momento, aunque no por ello exhibe con su perenne sonrisa su satisfacción al ver cómo el Madrid lidera LaLiga Santander, está clasificado para los octavos de final de la Champions y, tras eliminar al Sevilla, se ha plantado en los cuartos de final de la Copa.

Foto: Zidane habla con James Rodríguez durante el partido de Liga contra el Villarreal en el Bernabéu. (EFE) Opinión

Sin restarle ningún mérito a Zidane, hay un precedente en la dilatada y brillante historia del Real Madrid que sigue superando las precoces gestas del entrenador galo. Se trata de Miguel Muñoz (Madrid, 1922), quien en los tres primeros meses como entrenador del conjunto blanco logró alzarse con la quinta Copa de Europa y la primera Copa Intercontinental. El técnico madrileño, el más laureado y longevo en el historial del club, también tenía fama de tener una flor y dirigió al Real Madrid durante nada menos que 14 años, en los que consiguió nueve Ligas, dos Copas de España, dos Copas de Europa y una Copa Intercontinental.

En su etapa de entrenador, Muñoz ganó nueve Ligas, dos Copas de España, dos de la Copa de Europa y la primera Intercontinental

Antes de ejercer como entrenador, Muñoz había jugado en el Madrid diez temporadas, de 1948 a 1958. En esa década destacó por su brega y ahínco en el centro del campo. Colgó las botas después de vestir la camiseta blanca en 273 partidos oficiales, en los que marcó 26 goles, y celebró la conquista de cuatro títulos de Liga, tres de la Copa de Europa y dos de la Copa Latina.

Miguel Muñoz se hizo cargo de la plantilla del primer equipo en similares o parecidas circunstancias a las de Zidane. Tras tomar la decisión de retirarse de los terrenos de juego, Santiago Bernabéu le ofreció dirigir al Plus Ultra, por aquel entonces el equipo nodriza del Real Madrid como actualmente lo es el Castilla. Llevaba dos años al frente del equipo 'asegurador', como también se le denominaba, cuando de la noche a la mañana se convirtió en el nuevo entrenador del Madrid.

La destitución de Fleitas Solich

En la vigésima sexta jornada de la Liga, a falta de tres para que finalizara el campeonato, el equipo blanco ganó por un apretado 3-4 al Granada en Los Cármenes. Durante el descanso, al que se llegó con 2-2, hubo una serie de incidentes entre algunos jugadores que presenciaron el entrenador, el paraguayo Fleitas Solich, y Francisco Muñoz Lusarreta, vicepresidente primero del club, quien informó por escrito a Santiago Bernabéu de lo que había ocurrido en el vestuario granadino al terminar el primer tiempo. Al regresar a Madrid, Bernabéu se reunió con Fleitas Solich en la sala de juntas del club y no tardó ni un minuto en destituirle.

Tras tomar esta decisión, el presidente le dijo al gerente, Antonio Calderón, que hablara inmediatamente con Miguel Muñoz para saber si aceptaba ser el nuevo entrenador del Madrid. El gerente le llamó por teléfono al desaparecido campo de la Ciudad Lineal, donde Muñoz estaba entrenando con los chicos del Plus Ultra y, sin rodeos, le dijo: “Miguel, me ha dicho don Santiago que si quiere usted hacerse cargo del primer equipo”. Muñoz se desplazó inmediatamente a las instalaciones del club, entusiasmado pero sin ocultar su preocupación por el reto que le ofrecía Bernabéu, y el 7 de abril de 1960 debutó en Chamartín como técnico del Madrid.

Bernabéu quería a Helenio Herrera, pero Di Stéfano le dijo que siguiera confiando en Muñoz “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”

En una semana, la que transcurrió entre el día 21 y el 27 de aquel mes de abril, el equipo blanco eliminó al Barcelona en las semifinales de la Copa de Europa, tras ganarle en los dos encuentros por el mismo resultado: 3-1 en el Bernabéu y 1-3 en el Camp Nou. Días después, el 18 de mayo, el estadio Hampden Park, de Glasgow, en una de las finales más extraordinaria del torneo europeo, los hombres de Muñoz arrollaron al Eintracht de Fráncfort con un inapelable 7-3 y con un fútbol tan magistral que asombró a los más de 120.000 espectadores que abarrotaron el estadio escocés, los cuales despidieron al once español con una sonora ovación.

Con aquella relevante victoria, el Real Madrid se proclamó campeón de la Copa de Europa por quinta vez consecutiva. Meses después, concretamente el 4 de septiembre, el conjunto madridista vapuleó al Peñarol, con un rotundo 5-1 en Chamartín, y levantó la primera Copa Intercontinental. Muñoz había logrado la proeza de ganar dos títulos continentales en poco más de tres meses.

Aquel par de sonoros éxitos en tan escaso tiempo, no fueron suficiente aval para que Santiago Bernabéu confiara en Muñoz. El presidente barajaba la posibilidad de contratar a un entrenador de más prestigio, entre los que se encontraba Helenio Herrera. Antes de tomar una decisión, Bernabéu pidió consejo a Alfredo di Stéfano. “Bernabéu tenía un buen concepto de Muñoz tras su etapa de jugador del Madrid, pero no terminaba de convencerle como entrenador por su corta trayectoria en esta faceta", contaba don Alfredo. "Un día, como hizo en otras ocasiones, se presentó en mi casa y me dijo que venía a tomar un café y a charlar conmigo. Cuando apenas nos habíamos sentado, me preguntó por Helenio Herrera, que por aquellas fechas era el técnico del Barcelona. Enseguida comprendí por dónde iban los tiros y le dije que a Herrera sólo lo conocía de haber estado con él en la Selección española, que era un tipo muy personalista, buen técnico, pero que si venía al Madrid no sabíamos lo que podría pasar”.

Fue entonces cuando Di Stéfano pidió a su presidente que siguiera confiando en Muñoz. "Me agarré al refrán de `más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer` y le comenté a don Santiago que habíamos ganado la quinta Copa de Europa y que, en mi modesta opinión, no era necesario cambiar de entrenador. Tras apurar el café se marchó algo pensativo, pero decidió que el Chato, como yo bauticé a Muñoz, siguiera al frente del plantel”.

Aquel técnico de emergencia, como Zizou lo es ahora, se convirtió en una leyenda en la prolífica historia del club. Las vacas sagradas fueron relevadas por savia nueva y Muñoz, con el llamado equipo 'Ye-yé', levantó la sexta Copa de Europa. El final de la larga y fructífera trayectoria llegó el 13 de enero de 1974. Al día siguiente, tras perder en casa del Castellón por 2-0, presentó su dimisión a Santiago Bernabéu, quien tampoco dudó en aceptársela.

Luis Molowny fue su sustituto

En una rueda de prensa, Bernabéu anunció que Luis Molowny se haría cargo del equipo. Luego, con el afecto e ironía que le caracterizaba, el presidente afirmó: “A mí no me gusta ver sufrir a la gente y Miguel Muñoz lleva sufriendo mucho tiempo; no hay más que ver su aspecto. No he tenido más remedio que aceptar su dimisión. Esto no podía prolongarse más, pero deja entre nosotros un recuerdo imborrable”. Minutos después, Muñoz subrayó: “He dimitido porque así espero que se tranquilice el equipo y también esos seguidores que últimamente venían negándome el pan y la sal. Los resultados, una vez más, mandan en el fútbol”.

Foto: Casemiro es el último madridista en estrenarse como goleador esta temporada (Sonia Cañada/Cordon Press).
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Cierto es que corren otros tiempos, pero aquella manera de Santiago Bernabéu de gestionar el Real Madrid nada tiene que ver con la actualidad. "Zinedine es eterno y se quedará con nosotros toda la vida", dijo recientemente el actual presidente. "No hay problema, sabemos que seguirá aquí de por vida y cuando él lo desee le renovaremos. No es algo que nos preocupe, ni a nosotros, ni a él", añadió Florentino Pérez, a quien, diga lo que diga, y ahí está la hemeroteca para comprobarlo, si a Zidane le deja de acompañar su buena estrella no dudará en ponerle de patitas en la calle como hizo con los diez entrenadores que han precedido al francés con el citado dirigente en el palco del Bernabéu.

En su primer año al frente del Real Madrid, el balance de Zinedine Zidane difícilmente puede ser más positivo. Con la buena estrella, o la flor, que él mismo reconoce que le acompaña desde su etapa de jugador, lo cierto es que el técnico francés ya tiene en su haber tres nuevos títulos continentales: la undécima Copa Europa, la tercera Supercopa de Europa y la segunda Copa Mundial de Clubes. Y ha logrado todo esto sin sacar pecho y siempre con los pies en el suelo. Zizou sabe que en el fútbol se puede pasar de la risa al llanto en cualquier momento, aunque no por ello exhibe con su perenne sonrisa su satisfacción al ver cómo el Madrid lidera LaLiga Santander, está clasificado para los octavos de final de la Champions y, tras eliminar al Sevilla, se ha plantado en los cuartos de final de la Copa.

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