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Y Rooney entró en barrena: Mou y la selección certifican un ocaso anunciado
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Sin sitio en el United e Inglaterra

Y Rooney entró en barrena: Mou y la selección certifican un ocaso anunciado

El 10 del United será el gran ausente del clásico del fútbol sajón frente al Liverpool por razones técnicas. Estará en el banquillo, condenado por su cambio de rol en el campo y su pertinaz baja forma

Foto: Wayne Rooney ha perdido su sitio en el once de Inglaterra (Reuters)
Wayne Rooney ha perdido su sitio en el once de Inglaterra (Reuters)

El Manchester United visita Anfield. Será una edición más del devaluado aunque siempre excitante clásico del fútbol inglés en la que, por vez primera en doce años, los moradores del mítico The Kop no podrán despacharse a gusto con Wayne Rooney, uno de sus más enconados enemigos por su pasado ‘toffee’ y su recurrente costumbre de cebarse en la portería 'Red'. A punto de cumplir los 31 años (lo hará el próximo lunes), el mejor delantero que ha dado el balompié sajón en el presente milenio atraviesa por el momento más delicado de su carrera. Indiscutido e indiscutible para todos los técnicos que han pasado por el banquillo del United y la selección inglesa, la estrella del futbolista natural de Croxteth, uno de los barrios más duros de Liverpool, se ha apagado de sopetón tanto en el club con el que lo ha ganado todo como en el equipo nacional, del que es máximo artillero histórico con 53 dianas.

Desplazado en los últimos tiempos de su habitual territorio de caza tanto en el United (primero por Van Persie y ahora por Ibrahimovic y Rashford) como en la selección (Kane, Vardy, Sturridge o el propio Rashford le han comido la tostada), su definitiva caída a los infiernos se ha consumado en apenas tres semanas que difícilmente olvidará. Después de haber perdido definitivamente los favores de Mourinho, quien tras las derrotas ligueras ante el City y el Watford optó por sacrificarle del once para dar el timón del ataque 'mancunian' a Juan Mata en la posición de media punta central, Rooney se marchó con Inglaterra buscando su particular redención en una plaza en la que sus galones de capitán y estandarte pesaban más que sus actuaciones sobre el césped desde que Roy Hodgson asumiera el cargo. Empero, su salida por la puerta trasera después de la Euro y el fulminante despido de Allardyce tras dirigir un solo encuentro a la selección han supuesto también el final de las prebendas para el 118 veces internacional con los ‘Three Lions’.

Gareth Southgate, el técnico interino que se tuvo que hacer cargo deprisa y corriendo de Inglaterra tras el escándalo de las comisiones que fulminó en menos de 24 horas al ‘tío Sam’, dio al ‘superviviente’ Rooney el beneficio de la duda frente a Malta, en su debut en el banquillo. Su discretísimo partido en ese puesto de interior izquierdo al que ha tratado de aferrarse desde que no actúa en punta sin resultados significativos, unido a los pitos que recibió de un sector de Wembley por vez primera en su carrera, le sentenciaron a los ojos del seleccionador sub-21.

A imagen y semejanza de lo que hizo Lopetegui con Casillas en La Roja, el que fuera central de Aston Villa y Middlesbrough se sentó con el hasta entonces intocable capitán para notificarle que en el siguiente encuentro, frente a Eslovenia en Liubliana, no iba a ser de la partida por cuestiones técnicas. “Son decisiones siempre incómodas desde el punto de vista humano, sobre todo cuando afecta a un jugador como Wayne, pero forma parte de nuestra labor asumir este tipo de responsabilidades”, manifestó Southgate en la previa del duelo que terminó en empate sin goles y que puso fin a la espectacular racha de 14 triunfos consecutivos ingleses en fases clasificatorias, sumando Mundiales y Eurocopas.

El capitán, visiblemente abatido por esa inesperada suplencia, salió a dar la cara ante los medios tratando de relativizar lo que estaba por suceder y hacer público de paso su apoyo al recién llegado. “Está claro que todo futbolista lo que quiere es jugar siempre, pero mi rol de capitán no va cambiar por estar en el banquillo. Entiendo y respeto las decisiones de nuestro entrenador. Apoyaré a mi equipo al 100%. Siempre es un orgullo representar a mi país y si en este momento me toca esperar una oportunidad durante el juego, tengo que aceptarlo”, dijo.

No escondió Rooney que ese banquillazo con el equipo nacional le agarró completamente en fuera de juego. "He sido titular con Inglaterra durante 13 años y, la verdad, nunca me había planteado que algún día iba a llegar el momento de quedarme fuera del once inicial. Lo único que puedo hacer ahora es trabajar con mayor empeño para tratar de recuperar el puesto”. También se refirió a la pitada reprobatoria de un sector de la afición inglesa frente a Malta, esa misma que lo había idolatrado durante más de una década por su tenacidad y capacidad goleadora, pero que ahora no le perdona sus constantes ‘desapariciones’ en su rol de volante por la banda izquierda. “En realidad ni me di cuenta de los silbidos de Wembley. Evidentemente son cosas poco agradables, pero eso también forma parte del fútbol. No tengo mucho más que añadir”.

A nadie escapa, posiblemente ni al propio Rooney, que su importante bajón físico en las tres últimas campañas tiene mucho que ver con la larga lista de lesiones (15) sufridas a lo largo de ese período, precisamente el que lleva el ManU huérfano del técnico que les hizo subir al escalón más alto del balompié patrio: Sir Alex Ferguson. Sus números en dichos ejercicios (17, 12 y 8 goles, respectivamente) no hacen sino certificar esa clara curva descendente en la que ha entrado su carrera y que parece estar alcanzando su punto álgido en la presente temporada, en la que por el momento apenas ha celebrado una diana en los 13 encuentros que ha disputado entre su club e Inglaterra. Para poner la guinda a su particular caída en desgracia de las últimas semanas, la prensa británica destapó pocas horas antes del duelo de la selección frente a Eslovenia su implicación en un presunto delito de evasión fiscal. ¿Qué más puede pasarle al pobre Wayne?

El Manchester United visita Anfield. Será una edición más del devaluado aunque siempre excitante clásico del fútbol inglés en la que, por vez primera en doce años, los moradores del mítico The Kop no podrán despacharse a gusto con Wayne Rooney, uno de sus más enconados enemigos por su pasado ‘toffee’ y su recurrente costumbre de cebarse en la portería 'Red'. A punto de cumplir los 31 años (lo hará el próximo lunes), el mejor delantero que ha dado el balompié sajón en el presente milenio atraviesa por el momento más delicado de su carrera. Indiscutido e indiscutible para todos los técnicos que han pasado por el banquillo del United y la selección inglesa, la estrella del futbolista natural de Croxteth, uno de los barrios más duros de Liverpool, se ha apagado de sopetón tanto en el club con el que lo ha ganado todo como en el equipo nacional, del que es máximo artillero histórico con 53 dianas.

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