La fidelidad de Totti por la Roma y el gran sueño frustrado de Florentino

Dicen que el dinero no da la felicidad. Y eso es algo difícil de comprender para alguien como Florentino Pérez, que sabe bien como utilizar la chequera para complacer los sueños de cualquier futbolista, aunque esta temporada haya cambiado su perfil. Pero Francesco Totti no es un jugador cualquiera. Sigue siendo aquel niño que nació en Roma y que creció como aficionado del equipo de la ciudad para años después, conseguir su sueño de infancia. Su gran aspiración jamás fue convertirse en el mejor del mundo: era, como el mismo dice, representar a su ciudad y hacer que esta se sintiese orgullosa de él.

Ese sentimiento estuvo cerca de desaparecer hace más de una década. Hasta las leyendas con carreras intachables tienen sueños incumplidos y momentos en los que, echando la vista atrás, hubiesen tomado una decisión que hubiese cambiado su vida por completo. El delantero italiano, que se retirará al finalizar esta temporada, ha escrito una carta de despedida para sus fans en 'The Players' Tribune' donde repasa su trayectoria. Incluido el momento en el que se convirtió en uno de los pocos sueños frustrados de Florentino Pérez.

"Hubo un momento, hace 12 años, cuando pensé en dejar la Roma para irme al Real Madrid", asegura 'il capitano' en el texto. Pero su familia hizo que no volviera a dudar. "El hogar lo es todo", una frase inculcada desde niño por su sobreprotectora madre, que rechazó mandarle a Milán cuando era un niño para convertirse en canterano rossoneri. Y eso que los directivos del club se plantaron en su casa para ficharle.

Esa frase la ha llevado hasta el final de su vida deportiva. Ni la posibilidad de tener un mejor palmarés le hizo cambiar su casa. "La fidelidad ya es una victoria para mí", dijo en una entrevista para France Football, una frase que define bien su forma de ver el fútbol. Un ejemplo más de una raza de futbolistas cada vez menos habitual: jugadores como Raúl, Puyol o Giggs se retiraron hace tiempo y es difícil ver, en los jóvenes que llegan, a sus herederos.

El poderío del club blanco le tentó. "Cuando un equipo muy exitoso, probablemente el más fuerte del mundo, se interesa por ti, empiezas a pensar cómo sería la vida allí". A Totti le llegó el momento de escoger entre el dinero y la gloria o el respeto de su gente de siempre. Y cuando la mayoría de los futbolistas hubiesen escogido lo primero, 'il capitano' eligió lo segundo.

Totti, calidad de futbolista y pasión de aficionado

Cuando Figo decidió marcharse de Barcelona rumbo al Real Madrid, los aficionados culés se sintieron traicionados. Aunque la lógica dice que el fútbol no es más que una profesión, se trata de un deporte y una pasión tan excepcional que hace que todo lo que ocurra en torno a él supere los límites de la lógica. Hace que el hincha desee que el jugador sienta sus mismos sentimientos por el escudo y eso es algo difícil de conseguir.

Francesco Totti quizá no tenga "tres champions, dos Balones de Oro y muchas otras cosas", como el mismo aseguró que hubiese ganado de haberse marchado de la Roma. Pero su legado es muy diferente, único y muy valorado en todos los estadios del mundo. Por algo el Bernabéu, que solo regala ovaciones a rivales muy selectos y especiales, le brindó un sonoro aplauso cuando fue sustituido.

La afición valora la fidelidad. Porque el insulto 'mercenario' es tan común en un estadio de fútbol como doloroso para la afición que lo pronuncia. Los futbolistas se convierten en seres queridos aún sin conocerlos, en auténticos ídolos y, en algunos casos, en piezas imborrables de la historia. Y Totti ha sabido ver, durante toda su carrera, el fútbol desde la perspectiva de un aficionado para ganarse, casi sin quererlo, el respeto de todos.

Es por eso que Totti, cuando se retire, tendrá un hueco en la historia del fútbol mundial, aunque su palmarés no esté a la altura de otros muchos futbolistas con más títulos a sus espaldas. Aunque probablemente, si no lo tuviera, no le importaría demasiado: a él solo le importa su familia, su escudo y la grada a la que hace feliz cada fin de semana.