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El Barcelona se sube a hombros de Luis Suárez para celebrar la Liga
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venció 0-3 en granada

El Barcelona se sube a hombros de Luis Suárez para celebrar la Liga

El delantero uruguayo certificó en Los Cármenes que los azulgrana han sido los mejores en este campeonato y que él mismo ha sido el jugador más importante de su plantilla

Foto: Luis Suárez celebra uno de sus goles (Reuters)
Luis Suárez celebra uno de sus goles (Reuters)

Granada es un nuevo hito en la historia del Barcelona. El lugar donde ganó la Liga 2015/2016, la vigesimocuarta de su historia, la sexta en ocho años... Se recordará todo eso, aunque difícilmente habrá grandes relatos sobre la épica del partido. Porque no fue un gran encuentro, fue uno más y en él se vio muy pronto el desenlace, se supo desde el principio que no había color entre los dos equipos. Más cerca de aburrido que de otra cosa. El Barça solo tenía que madurar el juego para que cayesen los goles, para terminar logrando un título que ha ganado más tarde de lo que pensaban, pero que finalmente han ganado.

Hay un nombre que se eleva por encima del resto en esta liga azulgrana y, curiosamente, no es el de Messi. El hombre ha sido Luis Suárez y, en Granada, volvió a ser el uruguayo quien resolvió todo. Bota de oro, pichichi y la sensación de que sin él esto no hubiese sido posible. Ha tenido la voracidad del delantero y el juego de la estrella. Cuando Messi se lesionó, él estuvo ahí; cuando Neymar bajó de nivel, él estuvo ahí. Y cuando el equipo se desarboló y abrió la puerta a un final de temporada apasionante fue él quien, con sus goles, sus muchos goles, mantuvo con vida a un equipo que parecía fuera. Sensacional Suárez, que con tres tantos cierra una Liga casi perfecta.

Los tres goles que marcó en Los Cármenes fueron sencillos, propios del delantero que está donde tiene que estar. En eso es uno de los mejores del mundo. Hubo un tiempo en el que los arietes estelares no se adaptaban bien a Messi, que terminaban rechazados y con problemas para encontrar su sitio al lado de la estrella. No es el caso de Suárez, quizá la mejor pareja que ha tenido nunca el excelente argentino. El ejecutor perfecto del juego del Barça, que en ocasiones pierde velocidad y se entrega a la fiabilidad del toque seguro, sin riesgo. Jugar a eso, algo que estuvo presente en Granada, es más fácil si se sabe que en el final del camino hay un hombre que tiene un idilio con el gol.

El Granada no era el Tenerife

Tres le marcó al Granada, un equipo que no tiene argumentos suficientes para hacer daño a uno como el Barcelona, menos aún cuando se juega la temporada entera en 90 minutos. En el Madrid soñaban con que los andaluces fuesen su Tenerife, pero no lo son. Aquel equipo, con Valdano en el banquillo y Fernando Redondo en el campo aspiraba a la UEFA, no a mantenerse. En aquella época, además, las diferencias entre los ricos y los pobres eran menos acusadas. El Madrid que lloró en las islas tenía un gran equipo, pero no uno comparable a la selección mundial con la que hoy día el Barça sale a sus partidos. Neymar, Messi y Suárez. No es poca cosa.

Si de maletines se habla, algo común en estos días de rumores, no lo pareció. El Granada es poca cosa y se mostró como poca cosa, pero no sorprendió ni para bien ni para mal. Siguió el guión previsto, el de un equipo que intenta no hacer el ridículo pero no tiene mucho más que lo que enseña. Con eso no le da.

El Barcelona, además, es un equipo pensado para no sufrir en un día así. No salieron al campo con ningún miedo, ni con mucha velocidad, solo control y más control. Fueron innumerables los toques, los pases horizontales, los segundos en los que el balón estaba en su pie. El plan no era abrumar sino hacer el trabajo, no había interés en hacer un partido bonito, solo en uno efectivo. El Granada ni se acercó a inquietar al campeón. Era un equipo salvado, con escaso incentivo, es de esperar, y que no tiene el talento ni la dedicación suficiente para hacer daño real a un equipo como el Barcelona. Los tres goles tienen pequeños defectos del Granada, pero no por falta de interés sino por ausencia de calidad. Si nunca han defendido a la perfección no se podía pensar que con 11 jugadores detrás del balón esta vez no fuesen a fallar ni una sola vez.

Los jugadores barcelonistas tenían muchos motivos para ser felices, aunque sea una alegría con sordina porque se daba por descontada. Podríamos haber pasado días y días hablando del tema, pero lo cierto es que lo normal en Los Cármenes es exactamente lo que ocurrió, que el equipo mejor, que además tenía más hambre, se terminase imponiendo. Solo un problema para el Barcelona, la lesión de Mascherano. Tuvo que ser sustituido por una lesión en los minutos finales, un dolor muscular que no parece muy grave, pero con solo una semana hasta la final de Copa puede ser un problema para los planes de Luis Enrique.

Así se fragua un campeón, con muchos partidos muy buenos y solo un mes en el que todo pareció caerse. Cuando aquello sucedió apareció Suárez, se erigió por encima del resto y mantuvo con sus goles a toda la empresa. También fue así en Granada, los goles que necesitaba el Barcelona estaban descontados, su delantero uruguayo no iba a dejar que esta Liga tuviese unos colores que no fuesen el azul y el rojo. El Barcelona de Suárez es el campeón.

Ficha Técnica

Granada es un nuevo hito en la historia del Barcelona. El lugar donde ganó la Liga 2015/2016, la vigesimocuarta de su historia, la sexta en ocho años... Se recordará todo eso, aunque difícilmente habrá grandes relatos sobre la épica del partido. Porque no fue un gran encuentro, fue uno más y en él se vio muy pronto el desenlace, se supo desde el principio que no había color entre los dos equipos. Más cerca de aburrido que de otra cosa. El Barça solo tenía que madurar el juego para que cayesen los goles, para terminar logrando un título que ha ganado más tarde de lo que pensaban, pero que finalmente han ganado.

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