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El Barça no necesita ni un esprint para ganar al Betis y seguir liderando la liga
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venció 0-2 en un partido sin dificultades

El Barça no necesita ni un esprint para ganar al Betis y seguir liderando la liga

Los de Luis Enrique no hicieron un buen partido, han llegado cansados al final de temporada, pero a pesar de todo siguen teniendo suficiente para solventar sus partidos

Foto: Rakitic celebra el primer gol del Barça (Reuters)
Rakitic celebra el primer gol del Barça (Reuters)

Asoma mayo y las fuerzas escasean. El Barcelona lleva tantos partidos a sus espaldas que es difícil que tengan la frescura que requiere la situación. No importa demasiado, el equipo de Luis Enrique, incluso en los días tibios, tiene suficiente para ganar a la gran mayoría de los equipos. Y la orilla ya se ve en el horizonte, quedan solo dos partidos y son líderes. Depende de ellos el campeonato. Dos bostezos más y serán campeones.

Está lejos, eso sí, de impactar como lo hizo en algunas fases de la temporada. El Barcelona se ha convertido en un equipo trotón, con mucho toque pero más bien cansino. Controlan, dominan, duermen... no enamoran. Contra el Betis hizo lo justo, nada más y nada menos, un dominio sin colmillo contra un equipo que, además, se quedó con diez jugadores a los 35 minutos de juego por la expulsión de Westermann. Fue por doble amarilla, y ambas fueron justas, aunque no es alocado pensar que con otro árbitro no se hubiese ido a la calle. Mateu tiene tendencia a pintar todo de amarillo, a no ahorrarse ni media tarjeta. De hecho, cuando la segunda se produjo, llevaba más amonestaciones que faltas señaladas. Es técnicamente posible y futbolísticamente indescifrable. Y todas ellas con un discurso incluido. Que Mateu va por el fútbol como un didáctico.

Eso no quita para que Westermann se pudiese haber ahorrado su segunda amarilla, una zancadilla que reglamentariamente es tarjeta. Se entiende menos aún que Ceballos terminase el partido. Pisó en dos ocasiones el tobillo de Piqué, dos acciones de roja directa, pero nada, Mateu no está para contener la violencia sino para mostrarle al mundo su florido verbo y un montón de amonestaciones.

Este gurruño de partido se descongestionó para el Barça, como no podía ser de otro modo, con un error obsceno del Betis. Un balón blando colgado sin mucha fe desde la banda derecha se paseó por el centro del área. Por allí andaban Adán y Pezzela, pero ninguno de los dos se sintió lo suficientemente responsable para despejar o atajar la bola. Ese centro manso quedó finalmente en los pies de Rakitic que se encontró con uno de los goles más sencillos de su carrera: empujar a la red el regalo del Betis. Y después, cuando ya quedaban solo diez minutos, resolvió Luis Suárez aprovechando un pase tremendo entre líneas de Messi. Con diferencia lo mejor del partido.

Messi bien, Neymar apático

Entre un gol y otro el Barcelona se dedicó a dar pases y más pases, un territorio en el que reinaba Iniesta, quizá el más activo de todos los azulgrana. Es el único que no parece muy cansado, se le notan las ganas de título. A él, a Suárez y, de vez en cuando, a Messi, que no necesita mucho para revolucionar una defensa. Es el único al que se le puede permitir que camine con tranquilidad, ya le llegará su momento. Neymar, sin embargo, está en un plano distinto de la misma realidad, no juega a nada, no se va ni de su sombra y arrastra los pies por el campo como si la cosa no fuese mucho con él. Una superestrella que, en la recta final de la temporada, está más para salir en publicidades que para un once inicial. Hay en él cansancio, claro, pero también cierta apatía. Y las alarmas suenan por él en Barcelona.

Influye en todo esto el pesado calendario -Copa, Liga, Champions, Mundialito, supercopas...- pero también el entrenador, que por no meterse en líos prefiere ser no intervencionista y no cambiar nada nunca. Los de arriba juegan siempre, los de abajo siempre son los mismos. Cualquiera diría que tienen un presupuesto colosal para llenar el banquillo. Luis Enrique es no intervencionista.

Sobre los cambios, se vio obligado a hacer uno por lesión que puede ser importante. Se marchó al final Claudio Bravo, dolido del gemelo. Probablemente algo muscular. No es descabellado pensar que se puede perder alguno de los dos partidos que quedan en la temporada. La presión, por lo tanto, para Ter Stegen, más joven, menos rodado, pero también buen portero.

Mientras tanto el Betis es de ese grupo de equipos al que ya le da igual casi todo. Porque saben que tienen la posición conseguida, que no van a descender ni aspiran a nada más. Tienen jugadores buenos, gente como el polvorilla Musonda, pero no lo suficiente como para pensar en estar más arriba. Otro de los buenos, Ceballos, se pierde para el fútbol con sus desconexiones, a veces en forma de agresivas entradas.

El Madrid y el Atlético, que como el Barça cumplieron, confían aún en un resbalón azulgrana, pero el reloj juega en su contra. A los de Luis Enrique les queda el Espanyol y el Granada. Tamudo está en el fondo de la mente del barcelonista ¿puede la historia repetirse?

Ficha técnica

Asoma mayo y las fuerzas escasean. El Barcelona lleva tantos partidos a sus espaldas que es difícil que tengan la frescura que requiere la situación. No importa demasiado, el equipo de Luis Enrique, incluso en los días tibios, tiene suficiente para ganar a la gran mayoría de los equipos. Y la orilla ya se ve en el horizonte, quedan solo dos partidos y son líderes. Depende de ellos el campeonato. Dos bostezos más y serán campeones.

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