Torres: "Yo no voy a ser un problema nunca, el Atleti está por encima de todo"

Fernando Torres no estará en el partido de este miércoles, pero su voz suena fuerte en el mundo atlético. Es un ídolo, con todas las letras, un referente que se tuvo que marchar a Inglaterra buscando más suerte deportiva y que el año pasado volvió a casa y se encontró un Atleti diferente, mejor. Torres quiere seguir en su equipo, entiende que el buen fútbol que le queda debe ser de rojiblanco. Y no pasaba aquello por la cabeza de Simeone, que aseveró que solo seguirá en el club si se lo gana en el campo, pero el paso de las jornadas le va acercando a su objetivo. Está jugando muy bien, recuperando sensaciones y demostrando los motivos por los que en otro tiempo fue uno de los delanteros más cotizados del mundo.

El tema está en el aire en una larga entrevista en la Cadena SER, pero el delantero no se quiere meter en ese embrollo. "Yo ya he expresado mi deseo muchas veces, me gustaría ser el Valerón del Atleti, pero hoy, más que nunca, no toca hablar de eso. Tenemos el partido más importante de la temporada, ya habrá tiempo para hablar", zanja rápido. En su momento, cuando la renovación parecía casi imposible, la grada coreó su nombre. Instantes después, como si tuviese que compensar, gritaba el de Simeone.

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"Si alguien no lo había entendido la afición lo dejó muy claro, en el equipo de hoy no puede haber división. Estar unidos es importante para que sigamos creciendo. Yo no voy a ser un problema nunca. El equipo está por encima de todo. Estamos de paso, lo que va a quedar es el club", comenta el delantero.

La expulsión de Barcelona

A Torres aún le duele la expulsión de la pasada semana en Barcelona. Se le nota en el tono y en las palabras, no tarda en explicitarlo: "Fue un momento muy malo, el peor momento de mi carrera, sin duda, por todo lo que suponía, sobre todo después de ver el resultado, es más duro aún".

Hay dos motivos por los que el delantero tiene rabia por la jugada. El primero, que cree que nunca debió de ser amarilla. "Cuando lo vi por la televisión… estoy convencido de que no puede ser tarjeta nunca en la vida. Es decepción con sensación de impotencia", cuenta el delantero, aunque tras el partido concedió que era interpretable. "Ni siquiera llego a soltar la pierna, me tropiezo con Busquets", explica. Aunque, a sus 32 años y con mucho fútbol a sus espaldas, sabe que era evitable. "Es una jugada que se puede evitar, sabiendo cómo estaba llevando el partido el árbitro puedes dar un paso atrás, pero cuando ves la oportunidad en el Camp Nou… contra los grandes equipos son detalles", cuenta.

El otro motivo por el que se duele de la expulsión está en la consecuencia futbolística. No tanto no poder jugar la vuelta, que también, sino porque está convencido de que lo que pasó después se hubiese evitado. "Notaba que se me estaba yendo algo, porque estoy convencido que con once hubiésemos ganado el partido. El sentimiento que yo tenía era que estábamos para ganar. De hecho la tarjeta es porque yo veo la oportunidad de hacer el 2-0, por eso las ganas de recuperar ese balón y termino con una amarilla", cuenta Torres.

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Queda la Champions... y la Liga, donde el Atlético ha aprovechado bien los recientes pinchazos del Barcelona. Torres deja la puerta abierta: "No es normal que el Barcelona se deje tantos puntos, pero también es anormal que ahora no gane más partidos que nosotros en lo que queda. Pero en el fútbol…". Y para eso, nada mejor que recurrir a las tesis básicas del equipo. "El equipo muestra una competitividad que ya no sorprende. Cuando parece que la liga ya está lejos y se está pensando en la Champions se sale a ganar, y lo que significa esa victoria es que el Barcelona pierde y está a tres puntos". Partido a partido. Esencia de cholismo.

"En este Atlético el espíritu que hay es increíble, yo no lo he visto en ningún otro lado, los que más llevan dan ejemplo, se dejan la vida en el entrenamiento. Y si ves eso tienes que hacerlo igual", comenta Torres sobre lo que se estila en el Atlético de hoy en día.

Un último apunte: la selección. El delantero, que marcó el histórico gol de Viena en 2008, dejó de ir, y no parece muy conforme. "Volver sería una sorpresa, hace dos años que no sé nada de la selección, pero si me llaman iré encantado", cuenta después de dejar entrever un ligero resquemor con Del Bosque: "Los hechos te hacen ver como son las personas que tienen que tomar esas decisiones, pero no me molestó que no me dijesen que no me volverían a llamar".