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¿Puede jugar bonito el Madrid de Zidane?
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análisis de las posibilidades del real madrid

¿Puede jugar bonito el Madrid de Zidane?

Zidane dijo en su presentación que quería que el Madrid jugase bonito. Pero, ¿tiene los mimbres para poder hacerlo? Analizamos qué ha impedido hacerlo hasta ahora y qué hacer para lograrlo

Foto: "Fútbol ofensivo y equilibrado... Vamos a trabajar para conseguirlo" (EFE).
"Fútbol ofensivo y equilibrado... Vamos a trabajar para conseguirlo" (EFE).

"El fútbol siempre ha sido importante aquí, ver un fútbol bonito, y voy a estar en esta línea. Fútbol ofensivo y equilibrado... Vamos a trabajar para conseguirlo". Ese fue el dogma futbolístico que Zinédine Zidane ofreció como factible para el que ya es su equipo. Es un discurso algo manido de todo entrenador joven que empieza a entrenar. Todos esperan agradar al público que les acogen con los brazos abiertos, pero conseguir a partir de las ideas resultados cualitativos materiales no es nada sencillo. Algunos lo dicen por ganarse el afecto de la grada desde el principio, sin ser conscientes de si tienen mimbres dentro de la plantilla suficientes para llevarlo a cabo. En este artículo trataremos de analizar si Zidane dispone de la materia prima necesaria para que su idea de juego sea desarrollada.

Ancelotti y el buen juego

La última vez que el Real Madrid jugó bien y, lo más importante, ganaba de manera habitual, fue hace algo más de un año, cuando el equipo estaba inmerso en esa racha de 22 triunfos consecutivos que estuvo a punto de batir todos los récords establecidos y que, entre medias, sirvió para ganar el Mundial de Clubes. Ahora, tiempo después, la escarapela de mejor equipo del planeta adorna dorada la camiseta azulgrana del máximo rival. Pero en aquellos meses entre septiembre y diciembre, el Madrid acumuló muchos partidos a un nivel alto o muy alto. Hasta tal punto llegaba la euforia que provocaba el juego blanco que había muchos expertos que decían si nos encontrábamos entonces ante el mejor Madrid de la historia.

A través de los resultados posteriores pudimos comprobar que no era así, ni de lejos. Como es lógico, existieron unas razones materiales por las que el equipo que se mostró invencible de repente se desmoronó hasta caer 4-0 en el Calderón y despedirse de todas las competiciones en juego. La primera y la más básica es que Luka Modric se lesionó de gravedad. Y esa lesión supuso que se desmoronara el castillo de naipes de Ancelotti, mucho más débil de lo que las apariencias mostraban. Sin el croata, su posición la ocupó por lo general Isco Alarcón, que pese a ser un centrocampista muy fino, no tiene la misma sensibilidad táctica que Modric despliega con naturalidad.

Por tanto, se juntaron tres jugadores en la medular entre los cuales sólo Kroos era un medio puro, es decir, conocedor de las obligaciones posicionales, de marcaje y de organización que requiere su zona, y eso teninedo siempre en cuenta que no es muy ducho en eso. El alemán nunca antes en su carrera había jugado en la posición de pivote único, sin un compañero al lado de perfil más defensivo. En el Bayern, las veces que jugó ahí lo hizo con Javi Martínez, Schweinsteiger o Tymoshchuk y, por tanto, tenía una función más creativa que destructora. Mientras el físico le aguantó y Modric le permitió disimular sus carencias tácticas, el Real Madrid jugó el mejor fútbol en años, incluso superior por momentos al juego merengue en la Décima Champions. Sin Modric, dejó quedó en evidencia ante la comparación (injusta pero inevitable) con Xabi Alonso, el cual se bastaba solo.

La desconexión con Benítez

Esa fantástica conjunción entre Modric y Kroos, permitió a James algo más de libertad, si bien su implicación era indudable con Ancelotti. No ha sucedido en absoluto así con Benítez, con quien no ha conectado en ningún instante, como varios miembros de la actual plantilla, entre ellos Isco. ¿Por qué no han funcionado ninguno de los dos con Benítez? El sistema de juego blanco es verdaderamente arriesgado. Al carecer de pivote posicional (y suponiendo que Casemiro sólo es utilizado esporádicamente, como así ha sido), la implicación del resto de jugadores es indispensable. Pero la relación con el entrenador no era buena y eso se trasladaba de manera inevitable al césped. Con Ancelotti podíamos ver a James o Isco yendo sin dudarlo a presionar a un rival de manera agresiva hasta robarle el esférico; eso ha sucedido con cuentagotas bajo el mando de Benítez.

Hay que tener en cuenta que todo esto se debe también a un detalle que sólo en la primera temporada de Ancelotti se consiguió solucionar: la permitida negativa de los tres jugadores de la delantera a participar en el juego coral y en facetas defensivas. Ya dijo Zidane que tiene la intención de jugar con Cristiano, Benzema y Bale, es por eso que nos veíamos obligados a analizar un centro del campo con sólo tres miembros.

Si no mueve a los tres de arriba...

Una de las versiones más positivas del Madrid de Ancelotti fue el que jugó con 4-4-2 durante la fase decisiva de la temporada. La lesión de Cristiano hizo al italiano a introducir a Isco junto a Xabi Alonso, Modric y Di María, lo cual permitía un centro del campo de cuatro hombres, a veces cinco cuando Bale también se unía, lo cual permitía un juego asociativo constante, solidez defensiva y peligro de cara a gol. Al volver el portugués, no se varió el sistema, sino que Bale se quedó en la banda a la altura de la medular. Así se ganó al Bayern 0-4 en Múnich.

Pero ese sistema no lo pudo volver a desarrollar Ancelotti al año siguiente, sobre todo por el no de Bale a jugar tan pegado a la banda y lejos del área. Y Benítez tampoco se atrevió. Lo único que consiguió durante un tiempo fue centrar al galés en un teórico 4-3-1-2, pero eso duró muy poco. Como tampoco funcionó Cristiano de '9', en los últimos encuentros regresó a la delantera de tres, con Ronaldo en la izquierda y Bale en la derecha, unido esto a la desconexión defensiva de los tres.

Conclusiones

Después de todo lo visto en el anterior análisis, ahí va la hipótesis: el Madrid de Zidane sólo puede jugar bien si todos los jugadores, del primero al último, van al unísono tanto en materias defensivas como creativas. Es decir, que cuando se trate de presionar para robar el balón, no se empiece en la línea de medios, sino desde los centrales contrarios por los delanteros y que, cuando se tenga la posesión de la pelota, a través del movimiento de las propias fichas se generen espacios para que el esférico circule. Vamos, que los tres de arriba no se desconecten en ningún momento y que sean partícipes de todo lo que pasa en el campo y no sólo cuando tengan que rematar a portería.

Todos los jugadores, del primero al último, deben ir al unísono tanto en materias defensivas como creativas

Esto se tiene que conseguir mediante un trabajo táctico posicional que debe desarrollar el entrenador, con la inestimable ayuda de David Bettoni, el inseparable compañero de Zidane. Ese trabajo lleva, lógicamente, tiempo y muchos entrenamientos. Zidane deberá hacer que cuando Kroos (a quien, junto a Modric, deberá saber dar refresco de manera habitual; para ello tiene una gran segunda línea con Kovacic y Casemiro) saque el balón como pivote, siempre tenga una o dos opciones de pase claras a través del posicionamiento de sus compañeros alrededor de él, ya sea a cinco metros que a treinta. En el Castilla, el juego de los chavales, sobre todo esta temporada, se ha caracterizado por el buen trato de la pelota, la participación de todos y, por supuesto, por la velocidad en los ataques. Porque cuando hablamos de buen juego, no siempre hay que pensar en lo que han hecho los equipos de Guardiola o Luis Enrique en estos años, también se puede jugar muy bien teniendo velocidad de ejecución.

Pero además del trabajo en los entrenamientos, es indispensable que Zidane demuestre también su capacidad para gestionar los egos de grandes estrellas como Cristiano Ronaldo Gareth Bale, no siempre dispuestos a colaborar en ciertas labores que consideran destinadas a otros. Es decir, es indudable la necesidad de una profunda labor psicológica por parte del francés. A su vez, deberá evitar que Sergio Ramos se precipite desde atrás, conseguir que Carvajal, Isco y James recuperen la confianza y el apego que habían perdido con Benítez. Que Jesé no se sienta ninguneado y mantener activo el buen momento de Lucas. Y podríamos seguir... Lo que está claro es que si Ancelotti pudo hacer que el Madrid jugase muy bien y ganase casi siempre, Zidane también lo puede lograr. Pero como dice 'el abuelo', "hay que dejarle trabajar".

"El fútbol siempre ha sido importante aquí, ver un fútbol bonito, y voy a estar en esta línea. Fútbol ofensivo y equilibrado... Vamos a trabajar para conseguirlo". Ese fue el dogma futbolístico que Zinédine Zidane ofreció como factible para el que ya es su equipo. Es un discurso algo manido de todo entrenador joven que empieza a entrenar. Todos esperan agradar al público que les acogen con los brazos abiertos, pero conseguir a partir de las ideas resultados cualitativos materiales no es nada sencillo. Algunos lo dicen por ganarse el afecto de la grada desde el principio, sin ser conscientes de si tienen mimbres dentro de la plantilla suficientes para llevarlo a cabo. En este artículo trataremos de analizar si Zidane dispone de la materia prima necesaria para que su idea de juego sea desarrollada.

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