Es noticia
Mi padre es un ultra: ¿tienen ellos la culpa de la violencia en los campos?
  1. Deportes
  2. Fútbol

Mi padre es un ultra: ¿tienen ellos la culpa de la violencia en los campos?

¿Tienen los padres la culpa de la violencia que cada semana mancha el fútbol base en España? En este vídeo, El Confidencial aborda este asunto con directivos, entrenadores, árbitros y los propios padres

"Padres, queremos jugar con estas 10 reglas: no me grites en público, no le grites al entrenador, no menosprecies al árbitro, no pierdas la calma, ríe y diviértete viéndome jugar...". Así, y hasta completar las 10, reza un cartel colgado en la puerta que da acceso a las instalaciones del Rayo Majadahonda, un club al que el mes pasado el Colegio de Árbitros de Madrid premió por su comportamiento hacia este colectivo tan habitualmente denostado. ¿Casualidad? No lo parece. Con razón, su presidente, Enrique Vedia, enseña orgulloso la placa que le entregaron los trencillas.

Cada sábado por la mañana, la veda para el insulto y la vejación se abre en toda España. Mientras las calles inician el día en silencio y calma, en los campos de fútbol se cocinan los peores improperios. Padres furiosos que cargan contra el árbitro, se desesperan con sus hijos y terminan, afortunadamente en pocas ocasiones, protagonizando desagradables trifulcas. Claro que también está el lado positivo, como ocurre en casos como el del mencionado Rayo Majadahonda, donde los padres reciben charlas de información y concienciación al inicio de cada temporada, a una de las cuales nuestras cámaras tuvieron acceso para dar testimonio de los valores que ahí se les transmiten.

Mediante el videorreportaje 'Mi padre es un ultra', El Confidencial se adentra en varios de estos campos para abordar la lacra del fútbol base, muchas veces el reflejo de lo que se ve en el de élite, donde ejemplos como el de José Mourinho no ayudan. Entrenadores, coordinadores y psicólogos consultados por este diario coinciden en señalar que la violencia de los padres desde la grada puede frustrar la carrera del mejor jugador de fútbol, y afecta en muchos casos a la autoestima y el rendimiento escolar de los chavales, además de educarles en la falta de respeto hacia los árbitros o los rivales, cuando no en la violencia verbal e incluso física.

"Padres, queremos jugar con estas 10 reglas: no me grites en público, no le grites al entrenador, no menosprecies al árbitro, no pierdas la calma, ríe y diviértete viéndome jugar...". Así, y hasta completar las 10, reza un cartel colgado en la puerta que da acceso a las instalaciones del Rayo Majadahonda, un club al que el mes pasado el Colegio de Árbitros de Madrid premió por su comportamiento hacia este colectivo tan habitualmente denostado. ¿Casualidad? No lo parece. Con razón, su presidente, Enrique Vedia, enseña orgulloso la placa que le entregaron los trencillas.