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Pedro derriba en el último momento a un indomable y épico Sevilla
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el canario evitó la tanda de penaltis

Pedro derriba en el último momento a un indomable y épico Sevilla

Pedro, que no jugó de inicio porque quiere abandonar el Barcelona, dio el triunfo a su equipo ante un maravilloso Sevilla que igualó un 4-1 en contra. Soberbia la final disputada en Tbilisi

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La final iba a durar lo que quisiera él. Hablamos de Messi. Pero nadie contaba con el carácter indomable de un Sevilla que tiró de épica en una final de Supercopa irrepetible y única. Se atrevió el Sevilla a dar un mordisco a las primeras de cambio y pasó que la 'bestia' despertó. Leo volteó el marcador en unos instantes de genial inspiración para despejar el camino. Iba camino de ser el protagonista, un día más, de una final. Pero el guion del partido varió de un momento a otro. Cuando el 4-1 parecía definitivo, el equipo andaluz echó mano de su incomparable carácter para llevar el partido a la prórroga. Y en el último momento apareció un invitado no esperado para pasar a la historia y devolver al Barcelona a la senda del 'sextete'. Un Pedro que ha pedido al Barcelona su venta y que en el último momento evitó la prórroga. Mejor despedida no pudo tener el canario. Un protagonista inesperado...

El alegrón que Éver Banega metió en el cuerpo del sevillismo se esfumó en cuanto apareció Messi. A los tres minutos el equipo de Unai Emery se adelantaba gracias a una delicatessen del argentino, pero su compatriota tardó muy poco en dejar claro quién es el mejor en esto del fútbol. El escenario pintaba perfecto para el equipo hispalense, que a juego físico le ganan muy pocos, pero no contaba –o sí– con la maravillosa aparición del futbolista de Rosario.

Los temores de Unai Emery con Messi estaban perfectamente fundados. Un puñado de minutos después de que Banega encendiera a la hinchada sevillista, otra falta causó el efecto contrario. Leo metió el pie izquierdo con delicadeza y el balón se marchó a una escuadra sin que Beto pudiera hacer nada. No contento con ello, y cuando el partido estaba igualado, el argentino repitió genialidad. Esta vez el balón estaba más lejos de la portería, pero el resultado fue el mismo. Con milimétrica precisión acabó más o menos en el mismo lugar que antes.

La aparición de Rafinha

La aparición de Messi metió el miedo en el cuerpo de un Sevilla que vio cómo el plan previsto quedaba alterado. Intentaba presionar bien arriba para complicar la salida desde atrás del Barcelona. Y por momentos lo consiguió, pero contados. Su rival estaba crecido, presionando también con acierto y con un Messi que era un peligro cuando tenía el balón en su poder. Cada vez que aparecía cerca del área, la zaga del Sevilla temblaba.

El Barcelona tenía el balón casi siempre, se sentía cómodo con él en su poder y sólo el Sevilla pareció dar señales de vida a ráfagas. Iborra estuvo cerca de empatar, pero Dani Alves estaba en el lugar adecuado para evitarlo. Instantes después, una contra letal del equipo azulgrana empezaba a enterrar a su rival. O eso parecía. Beto ganó un mano a mano a Luis Suárez, pero este enmendó el error con una estupenda asistencia para que Rafinha colocara el tercer gol en el marcador. El Sevilla, casi siempre corriendo detrás del balón, parecía empezar a despedirse de la Supercopa. Puro espejismo...

Lejos de aflojar, tras el descanso siguió sin abandonar su guion. Con los mecanismos bien aprendidos desde la pasada temporada, continuó el Barcelona metiendo presión a un Sevilla que se iba fundiendo poco a poco. Por mucho que trataran de sacar la cabeza Reyes o el que fuera, el rival era muy superior. Los jugadores de Luis Enrique se adelantaban buscando un robo de balón y muy pronto el Barça encontró el premio. Falló el superado equipo de Emery y Luis Suárez esta vez no perdonó con un perfecto disparo raso.

Nervios azulgranas

El Sevilla, con muchos minutos por delante, intentaba maquillar el resultado como fuera y un desajuste de la línea defensiva del Barcelona ayudó a ello; un buen pase desde la izquierda fue aprovechado perfectamente por Reyes para dar algo de vida al equipo. Mucha vida. Un remate al larguero de Rafinha, sin embargo, bajó de nuevo a la tierra al equipo de Unai, que continuaba sin saber cómo superar de verdad a su oponente. Ni siquiera cuando Iniesta se marchó del campo por culpa de un golpe pareció que el equipo sevillista tuviera opciones de soñar.

Emery apostó por Konoplyanka para cambiar el rumbo del partido, y sucedió. No por el ucraniano y sí por otro error de la defensa del Barcelona. Mathieu, como pasó antes, se despistó y esta vez cometió un claro penalti sobre Vitolo que Gameiro aprovechó. El partido se abría de par ante la sorpresa de un Barcelona que lo tenía todo bajo control pero que se olvidó del espíritu guerrero de un Sevilla que nunca se rinde.

Quedaban minutos por delante y los nervios se instalaban en el bando barcelonista, sobre todo a la vista de la actuación de un Mathieu que era un flan. Unai tiraba toda la carne a la parrilla dando entrada a Inmobile con un Sevilla desatado, mientras Luis Enrique fortalecía su entramado defensivo con Bartra. Pero este último siguió el camino del zaguero francés, regaló un balón al atacante italiano y la asistencia de este fue aprovechada a placer por Konoplyanka. El milagro se había consumado.

El milagro canario

Y el milagro casi lo tira a tierra Messi con otra falta en el último momento; otro toque majestuoso que acabó con el balón rozando una cruceta. Tocaba prórroga. Cómo vería Luis Enrique el panorama que nada más empezar el tiempo extra dio entrada en el campo a Pedro, que vive sus últimos momentos en el club, retirando a Mascherano. Para entonces, el Sevilla era el rival duro y competitivo que no apareció en dos tercios del partido. El Barcelona, por su parte, se organizaba mejor viendo cómo se las gastaba su rival. El partido entraba en una fase en la que la disciplina táctica se imponía.

El Barcelona controlaba el balón y el Sevilla el partido. Imposible meterle mano entonces al equipo de Emery, bien atrincherado y amenazando con dar un zarpazo en cualquier momento. El agotamiento imponía su ley en los dos bandos, sobre todo en el sevillista, con la tanda de penaltis cada vez más cerca. Era Pedro el que lideraba ahora el ataque azulgrana, pero el muro de Emery se mantenía en pie. Hasta que una falta, otra, dio la vida al Barça. Messi acertó a la segunda para que el balón se dirigiera a la portería y el rechace de Beto lo aprovechó el canario para dar la Supercopa al Barcelona. También porque Coke y Rami tiraron el empate al limbo al final en dos inmejorables e increíbles ocasiones. Emoción hasta el final.

Ficha técnica:

5 - Barcelona: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano (Pedro, min.93), Mathieu; Busquets, Rakitic, Iniesta (Sergi Roberto, min.62); Rafinha (Bartra, min.78), Suárez y Messi.

4 - Sevilla: Beto; Tremoulinas, Rami, Krychowiak, Coke; Iborra (Mariano, min.81), Krohn-Dehli, Banega, Reyes (Konoplyanka, min.67); Vitolo y Gameiro (Inmobile, min.81).

Goles: 0-1: Banega, min.3; 1-1: Messi, min. 6. 2-1: Messi, min. 15; 3-1: Rafinha, min. 42; 4-1: Luis Suárez, min. 52. 4-2: Reyes, min. 57. 4-3: Gameiro (p.), min.72. 4-4: Konoplyanka, min.82.

Prórroga: 5-4: Pedro, min.114.

Árbitro: William Collum (ESC). Amonestó con tarjeta amarilla a Krychowiak, Coke, Pedro y Mathieu.

Incidencias: partido correspondiente a la final de la Supercopa de Europa en el estadio Boris Paichadze del Dinamo de Tiflis con capacidad para 54.500 espectadores (lleno). Asistieron al partido el presidente de la UEFA, Michel Platini, y el seleccionador español, Vicente del Bosque.

La final iba a durar lo que quisiera él. Hablamos de Messi. Pero nadie contaba con el carácter indomable de un Sevilla que tiró de épica en una final de Supercopa irrepetible y única. Se atrevió el Sevilla a dar un mordisco a las primeras de cambio y pasó que la 'bestia' despertó. Leo volteó el marcador en unos instantes de genial inspiración para despejar el camino. Iba camino de ser el protagonista, un día más, de una final. Pero el guion del partido varió de un momento a otro. Cuando el 4-1 parecía definitivo, el equipo andaluz echó mano de su incomparable carácter para llevar el partido a la prórroga. Y en el último momento apareció un invitado no esperado para pasar a la historia y devolver al Barcelona a la senda del 'sextete'. Un Pedro que ha pedido al Barcelona su venta y que en el último momento evitó la prórroga. Mejor despedida no pudo tener el canario. Un protagonista inesperado...

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