¿Por qué a España le marcan 2 goles en 16 minutos? "Es una buena pregunta"

España escogió Holanda como escenario para resolver sus problemas y, quizás, no fue la elección más acertada. El amargo recuerdo del Mundial de Brasil ha debilitado las mieles del éxito saboreadas en Sudáfrica y regresó este martes en el amistoso que se perdió (2-0) en el Amsterdam Arena. Ante los micrófonos de las radios, Vicente del Bosque escuchó la siguiente pregunta: “¿Por qué nos han marcado dos goles en 16 minutos?”. El seleccionador contestó sin tener la respuesta que buscaba no sólo la prensa sino también España: “Es una buena pregunta. Algo habremos hecho mal para que se pusieran ellos por delante. Han tenido la virtud que nosotros no”. Lo cierto es que la falta de puntería frente a la portería rival no es la única causa que explicaría qué el pobre estado de salud de la Selección.

La derrota ante Holanda supone la tercera consecutiva en choques amistosos después de haber tropezado con Francia y Alemania. Y es que después del bochornoso paso por el Mundial de Brasil, España ha disputado ocho partidos con un balance de cuatro derrotas y cuatro victorias. A las tres mencionadas en choques amistosos hay que sumar la sufrida contra Eslovaquia -en partido oficial-. Los triunfos, por su parte, han sido ante Ucrania y frente a rivales de perfil bajo como Luxemburgo, Bielorrusia y Macedonia. La balanza está equilibrada, pero reina el pesimismo porque en la actual Selección cualquier cosa negativa hace que salten las alarmas. A pesar de ello, Del Bosque se agarra al optimismo: “Hemos llevado el dominio del juego, hemos estado encima de ellos y hemos llegado al área. Hemos tenido entereza para luchar, orgullo, oficio y nos hemos revelado ante una situación incómoda. Ha habido cosas positivas”.

Entonces, ¿por qué el aficionado ve a una campeona de Europa abatida y apática? Es obvio que a España no se le ha olvidado cómo se juega al fútbol. Es más, su idea y su juego tienen sentido, pero no ha cambiado lo suficiente para sorprender a unos rivales que estudian de forma exhaustiva a la selección que hasta el pasado mes de junio marcaba el ritmo en el mundo del fútbol. Entre estas palabras surge una que suena con fuerza desde el Mundial de Brasil: cambio. Con la transición entre unos jugadores y otros se ha perdido agresividad en el ataque y empaque en defensa. A esta España le falta movimiento arriba y acumula demasiados errores en el posicionamiento defensivo. Rema mucho sin avanzar; es preocupante que una Holanda como la de este martes (tercera en su grupo y sin sus principales figuras) haga un par de goles y desmonte a la Selección en un cuarto de hora.

Cambios necesarios “para la salud”

Sin olvidar que se trataba de un amistoso, España vio cómo desmontaban sus argumentos con suma facilidad. Esto no sólo genera dudas, también un alarmante pesimismo. Los jugadores no parecen estar convencidos de lo que hacen, se muestran frágiles anímicamente y no sólo echan en falta un estilo definido, también un núcleo duro que lidere al equipo. La Selección tiene buenos jugadores, pero no hay equipo y las excesivas pruebas que se están llevando a cabo terminan por hacer daño. No benefician por mucho que Del Bosque asegure que los cambios “eran necesarios para la salud de la Selección y de los propios jugadores”. El once base de España ha perdido el sentido y no está para experimentos como el vivido ante Holanda; el abanico de nombres que se maneja en cada convocatoria es demasiado extenso. Recibir la llamada de la Selección es un premio que los jugadores deben ganarse a pulso y la sensación es que el listón ha bajado.

Armar una nueva columna vertebral

Este carrusel de cambios provoca que no exista un liderazgo como el que hubo en su día. Este epicentro debería estar formado por jugadores que, tras la transición, siguen presentes. Iniesta y compañía están llamados a ser la columna vertebral de la actual Selección, la punta de lanza en torno a la que se asiente esta nueva generación que es diferente aunque no por ello menos buena. Vicente del Bosque debe moldear al equipo, pero los jugadores que ya saben cómo bordar la estrella sobre el escudo o cómo se domina Europa tienen que dar un paso al frente siempre respaldados por el cuerpo técnico.

A las dudas generadas por la sensación de no saber qué estilo quiere defender España, por los cambios y por las convocatorias se suman las consecuencias que conllevan partidos como los de este martes. Lo que ‘a priori’ tendría que haber sido un choque fácil se ha vuelto en contra de la Selección pues se aviva el fuego del debate porque algo no funciona. El fútbol es un estado de ánimo y parece que el de la Selección es la tristeza. Mientras Piqué declaraba que no se trataba de “una cuestión de actitud” y Del Bosque aseguraba que España “nunca se acostumbrará a perder” sin terminar de responder a las preguntas que flotan en el ambiente, sigue sin estar claro dónde está la solución: en el estilo, en el banquillo o en los jugadores.