Es noticia
Mancini cree que "los extranjeros no deben jugar" con Italia, pero Conte confía en dos
  1. Deportes
  2. Fútbol
éder y vázquez, los últimos convocados

Mancini cree que "los extranjeros no deben jugar" con Italia, pero Conte confía en dos

Éder Martins salvó a Italia en Sofía con un gol en su debut. El brasileño, junto con Franco Vázquez, son los últimos extranjeros en debutar. Esa tendencia ha dividido un país muy tradicional

Foto: Éder debutó con Italia marcando un gol que valió un punto (Reuters).
Éder debutó con Italia marcando un gol que valió un punto (Reuters).

Nada nuevo descubrimos si decimos que Italia es un país que basa en buena parte su día a día en la tradición. Cientos de años de costumbres mantenidas, consideradas algunas de ellas sagradas e insustituibles. Tanto es así que hay gente que se atreve a decir que gane quien gane las elecciones al parlamento italiano, será un demócrata cristiano. Así lo eran Silvio Berlusconi, Romano Prodi, Mario Monti, Enrico Letta… y lo es Matteo Renzi. Cada uno representaba a un partido diferente, pero las ideas más básicas eran las mismas. Un italiano es muy suyo: su comida es la mejor, su fútbol es el mejor, el Mont Blanc es italiano y se llama Monte Bianco… Y que llegue un agente externo y se cuele en su mundo es tomado con cierto respeto y distancia.

En el fútbol pasa lo mismo, claro. Por eso sólo a un extranjero se le ha otorgado el lujo de entrenar a la Nazionale, a la selección italiana. Desde Umberto Meazza hasta Antonio Conte, todo seleccionador azzurro ha sido puramente italiano, sea lo que sea lo que quiera decir eso, menos el gran Helenio Herrera… que sólo estuvo en el cargo cinco meses escasos entre noviembre del 1966 y marzo de 1967. Y eso fue así porque HH se había ganado el corazón de todo el país con el Grande Inter de Luis Suárez y Sandro Mazzola bicampeón de Europa. Y como compensando esa escasez de internacionalización del banquillo italiano, 43 jugadores no del país han vestido la azzurra.

El último es quizás el que más polémica ha traído de todos. Éder Martins nació en Lauro Müller, en el Estado de Santa Catarina en Brasil. El delantero destacó mínimamente en el humilde Criciúma de su país de nacimiento y de pronto se encontró con una oferta para dejar Brasil y marcharse a vivir a la Toscana, más concretamente a Empoli. Allí creció como jugador, debutó en la Serie A y tras una productiva cesión al Frosinone, volvió para hincharse a marcar goles en la Serie B. Pasó por el Brescia, por el Cesena y volvió a la segunda categoría para rescatar a la Sampdoria. En Génova no ha sido un gran goleador, pero su polivalencia atrajo a Antonio Conte. Debutó contra Bulgaria y salvó a la Nazionale de un ridículo con un gol en los últimos minutos.

placeholder El Shaarawy y Balotelli han sido habituales en las listas de Italia (EFE).

Habría que haberle preguntado al entrenador del Inter qué le pareció que Cesare Prandelli previamente llamara a filas a Thiago Motta, Amauri Carvalho, Mario Balotelli, Stephan El Shaarawy o Pablo Osvaldo. O mejor aún, ¿habría renunciado en todo caso a los 55 partidos como internacional del campeón del mundo Mauro Camoranesi? Precisamente, Camoranesi fue el primer oriundo en jugar con Italia en 40 años, desde que lo hiciera el italo-brasileño Angelo Sormani.

Pero la realidad es mucho más sencilla que esto, pues la ley ampara las decisiones de Conte, de Prandelli o del seleccionador que sea que quiera incluir oriundos en el equipo.“Si el Estado considera a un jugador como ciudaddano italiano en virtud de una ley estatal, ese jugador tendrá la posibilidad de jugar con la Nazionale, pero como de costumbre, determinadas fuerzas políticas siempre encuentran algo que criticar”, dijo Demetrio Albertinien una entrevista con el Club Perarnau. Un buen amigo suyo, un tal Arrigo Sacchi, no tiene tan claro eso de que sea bueno italianizar jugadores: “Hay demasiados negros en las categorías juveniles. Ya no tenemos ni orgullo ni dignidad. No puede ser que haya filiales con quince extranjeros”, dijo el exseleccionador. La pregunta es, ¿celebraron Mancini y Sacchi el gol de Éder que valía un gran punto?

Nada nuevo descubrimos si decimos que Italia es un país que basa en buena parte su día a día en la tradición. Cientos de años de costumbres mantenidas, consideradas algunas de ellas sagradas e insustituibles. Tanto es así que hay gente que se atreve a decir que gane quien gane las elecciones al parlamento italiano, será un demócrata cristiano. Así lo eran Silvio Berlusconi, Romano Prodi, Mario Monti, Enrico Letta… y lo es Matteo Renzi. Cada uno representaba a un partido diferente, pero las ideas más básicas eran las mismas. Un italiano es muy suyo: su comida es la mejor, su fútbol es el mejor, el Mont Blanc es italiano y se llama Monte Bianco… Y que llegue un agente externo y se cuele en su mundo es tomado con cierto respeto y distancia.

El redactor recomienda