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La vuelta de Casillas, otra de las claves del éxito del Madrid: un gol en ocho partidos
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La vuelta de Casillas, otra de las claves del éxito del Madrid: un gol en ocho partidos

De un mes a esta parte, las noticias, opiniones y tertulias de bar giraban casi en exclusividad sobre lo mal que estaba Casillas. Ahora ya no hay debate

Foto: Casillas ha estado seis partidos sin encajar un gol esta temporada (EFE).
Casillas ha estado seis partidos sin encajar un gol esta temporada (EFE).

Cómo cambia la vida en cuestión de días, de pocas semanas. De un mes a esta parte, las noticias, opiniones y tertulias de bar giraban casi en exclusividad sobre lo mal que estaba Casillas, sobre su estado de forma y se debatía si todavía estaba para ser el portero titular del Real Madrid y de la selección española. La mayoría de esas charlas acababan con la conclusión de que los mejores momentos de Iker Casillas hacía tiempo que ya habían pasado. El enorme portero, considerado por muchos el mejor del planeta, se fue para no volver. Unos le echaban la culpa a Mourinho, otros al propio Iker. Pero lo inamovible era que no sería el mismo otra vez.

Lo que es evidente es que no volverá a tener jamás 25 años, pero lo que es innegable es que Iker Casillas ya no es ese portero inseguro que falló en el gol de Godín en Lisboa y en varios de los que encajó durante el Mundial de Brasil. El capitán del Real Madrid ya no duda cada vez que tiene que salir por alto, o cuando tiene que realizar una de esas paradas que ha hecho que pasen a la posteridad del Madrid y del fútbol en general. Apenas ha encajado un gol, el de Neymar en el Clásico, en los últimos ocho partidos oficiales que ha jugado con el Real Madrid. En Ipurua tuvo un par de intervenciones que recordaron a sus mejores momentos como profesional.

Especialmente una que le sacó a Saúl Berjón mediada el primer tiempo. Con el pie, más propia de un portero argentino, que se queda de pie y no se vence pase lo que pase. El armero le remató casi a bocajarro, pero con suavidad, intentando colocar en el palo largo el balón que le venía raso desde la derecha centrado por Capa. Si Casillas hubiese sido impaciente, o si hubiese hecho gala de la desconfianza de tiempo atrás, ese balón probablemente habría acabado en el fondo de la portería azulgrana. Pero no fue así. Casillas aguantó y sacó la pelota que habría supuesto el empate. Habríamos visto otro partido, sin duda.

El debate sobre su idoneidad para el Real Madrid se ha ido acallando y si ha sido así fue por el propio Casillas. No ha vuelto a dar una razón de peso para que se dude de él, ni sobre el césped ni fuera de él. Porque otra de las cosas que le echaron a la mismísima afición del Santiago Bernabéu fueron las cosas que decía a la prensa, ya fueran off the record u on the record. Si algo molestó a la vertiente más mourinhista del coliseo blanco fueron esas supuestas filtraciones que hacía el capitán para, en teoría, molestar al entrenador luso. Todos los que apoyaban incondicionalmente a Mourinho la tomaron inmediatamente con Iker. El sonido de viento estaba presente siempre al inicio de temporada, pero poco a poco ha ido decayendo hasta que, hoy por hoy, sólo se oyen aplausos cuando el capitán la toca.

Mucho se está hablando de la posesión que llega a acumular el Real Madrid en un partido. Se ha dado cuenta de que cuanto más tiene el balón, menos lo tiene el rival. Una lógica tan simple pero que muchos equipos no parecen comprender. El perfil de jugadores en el centro del campo blanco obliga a rifar menos la pelota, a ser menos directos y querer gestionar mejor cada tenencia de pelota. Y así, en teoría, el contrario llegará al área propia mucho menos. Sin el esférico, resulta complicado crear peligro. Pero la apariencia del Madrid actual puede llegar a resultar engañosa.

De hecho, si cogemos los datos empíricos de lo que llevamos de temporada, nos resulta que Iker Casillas ha tenido que intervenir más incluso este curso que en los años posteriores. Si nos remontamos a dos temporadas atrás (la pasada apenas jugó en Liga, siendo suplente de Diego López), vemos que Casillas tenía que intervenir en 1,58 ocasiones por encuentro. Es decir, que hacía parada y media por partido. No tenía que intervenir tanto como a priori podía parecer. Sin embargo, en las doce jornadas que se llevan disputadas hasta ahora, Casillas ha parado 2,40 disparos cada noventa minutos, según los datos que ofrece Squawka. Es decir, que ahora que el Madrid está jugando, en teoría, mejor que antes, está recibiendo más ocasiones. Pero Casillas está ahí para pararlas.

Cómo cambia la vida en cuestión de días, de pocas semanas. De un mes a esta parte, las noticias, opiniones y tertulias de bar giraban casi en exclusividad sobre lo mal que estaba Casillas, sobre su estado de forma y se debatía si todavía estaba para ser el portero titular del Real Madrid y de la selección española. La mayoría de esas charlas acababan con la conclusión de que los mejores momentos de Iker Casillas hacía tiempo que ya habían pasado. El enorme portero, considerado por muchos el mejor del planeta, se fue para no volver. Unos le echaban la culpa a Mourinho, otros al propio Iker. Pero lo inamovible era que no sería el mismo otra vez.

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