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La necesidad de que los clubes de fútbol inviertan en el 'lobbying preventivo'
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La necesidad de que los clubes de fútbol inviertan en el 'lobbying preventivo'

Los clubes deben mejorar en la puesta a punto de un mecanismo formal de actividades relacionales y de presión para anticiparse ante los cambios normativos

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Hace apenas unas semanas, muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando la Comisión Europea anunció la apertura de una investigación formal a siete clubes de fútbol españoles (Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao, Osasuna, Valencia, Elche y Hércules) por haber recibido supuestas ayudas públicas ilegales. Entre otras acusaciones, se dilucidará si estas entidades han recibido presuntos privilegios fiscales por hechos como no haberse convertido algunos de ellos en sociedades anónimas y tributar sólo al 25%; haber sido receptoras de avales públicos; o llevar a cabo irregularidades en operaciones urbanísticas de gran relevancia, como la construcción de un nuevo estadio o la recalificación de terrenos.

Por increíble que pueda parecer, ninguno de estos clubes cuenta a día de hoy con nadie querepresente sus intereses en Bruselas, a pesar de los cientos de millones de euros que manejan cada año y de tratarse de multinacionales globales, que se juegan mucho dinero en las distintas regiones del planeta. Ahora, se enfrentan a la posibilidad de tener que reembolsar cantidades millonarias en caso de que las sospechas de esta institución comunitaria se confirmen, cuyas repercusiones llegarían de forma incluso al propio Gobierno de España y a una amalgama nada desdeñable de Ejecutivos autonómicos, como el vasco, el madrileño, el catalán o el valenciano.

Actualmente, alrededor del 80% de la legislación que repercute directamente en la cuenta de resultados de las empresas españolas tiene su origen en la Unión Europea, obligando a las entidades a invertir para estar presentes en lo que se ‘cocina’ en los máximos órganos de poder comunitario, como el Parlamento, la Comisión o el Consejo. Y eso pasa, imperiosamente, por apostar por especialistas y sistemas de información que canalicen los distintos intereses de las autoridades públicas con los objetivos estratégicos de la compañía. Algo que no puede concebirse sin una adecuada coordinación entre los principales departamentos internos, alineando estrategias y políticas de actuación, y, sobre todo, posibilitando dar respuestas rápidas y eficaces ante cualquier novedad legislativa o sancionadora, como en el caso de los clubes españoles.

A este mecanismo formal de actividades relacionales y de presión con el objeto de anticiparse ante potenciales cambios normativos es lo que se conoce como lobbying preventivo. En realidad, se trata de una rama profesional para construir y mantener canales estables con los poderes políticos, bajo el prisma de poder influir en cualquier proceso legislativo y regulatorio que se pueda producir a futuro. Y todo ello con las metas estratégicas de transmitir los objetivos y alinear los intereses de una compañía con autoridades públicas, principales decisores y prescriptores de relevancia para su negocio.

Aunque pueden existir multitud de motivos que impulsen a una entidad a implementar una política de lobbying preventivo, debe hablarse forzosamente de tres como los principales ejes de vertebración de una estrategia en este campo: posicionar a la firma como fuente de referencia en su sector a nivel europeo, reforzar su reputación dotándola de visibilidad en nuevos mercados fuera de su ámbito local, y lograr utilizar cada novedad legislativa o punitiva como un potencial catalizador para el crecimiento de la compañía y el cumplimiento de sus objetivos estratégicos.

El lobbying preventivo, una estrategia de éxito

En este sentido, los beneficios de su implementación no son nada desdeñables para una compañía y pueden ser perfectamente medibles, incluso casi desde el momento de inicio de su puesta en marcha. Ahí están los éxitos logrados por entidades que sí han apostado fuerte desde hace años por estar presentes en Bruselas, y que les han permitido, principalmente, elevar su visibilidad a nivel internacional y su peso a escala sectorial, merced a ventajas competitivas como el acceso a la información pública relevante en tiempo real, el análisis del impacto de las novedades regulatorias por parte de profesionales expertos, la elaboración de argumentarios y estrategia eficaces, o el trabajo ‘in situ’ para la creación de alianzas.

Invertir en lobbying preventivo es, por tanto, una decisión empresarial tan esencial actualmente para las compañías como cualquier otra línea de negocio. Una actividad imprescindible para la toma de decisiones en un entorno cada vez más global y en el que juegan un papel decisivo multitud de factores, entre los que el impacto de las novedades que llegan desde Bruselas es un elemento fundamental. Es de esperar que hechos tan mediáticos como el de la investigación comunitaria a los clubes de fútbol españoles ayuden a las empresas a darse cuenta de que no sólo hay que acordarse de Santa Bárbara cuando truena, sino que hay que invertir para convertir incluso la peor de las amenazas en una oportunidad.

(*) Carolina Carbonell. Directora General del Instituto Internacional de Diplomacia Corporativa y Directora del Executive Program'Corporate Diplomacy and Public Affairs'en Schiller International University.

Hace apenas unas semanas, muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando la Comisión Europea anunció la apertura de una investigación formal a siete clubes de fútbol españoles (Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao, Osasuna, Valencia, Elche y Hércules) por haber recibido supuestas ayudas públicas ilegales. Entre otras acusaciones, se dilucidará si estas entidades han recibido presuntos privilegios fiscales por hechos como no haberse convertido algunos de ellos en sociedades anónimas y tributar sólo al 25%; haber sido receptoras de avales públicos; o llevar a cabo irregularidades en operaciones urbanísticas de gran relevancia, como la construcción de un nuevo estadio o la recalificación de terrenos.

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