Cristiano Ronaldo, solidario y comprometido con todos

"Cristiano Ronaldo es un ángel", comenta la madre de Erik, con lágrimas en los ojos mientras ve a su hijo en una cuna de un hospital madrileño, esperando una operación que podrá realizarse gracias al jugador del Real Madrid. El portugués sigue acercándose a la realidad que le rodea, tanto en su vida en Madrid como la que tiene junto a sus compañeros de equipo. Sus gestos, en los últimos dos años, le han servido para ganarse el respeto de todos, madridistas o no. Las lágrimas del día que le dieron el Balón de Oro le convirtieron en humano, gestos como el que ha hecho con Erik y otros muchos, le acercan a lo divino.

El vestuario le considera el líder, el jefe. Así lo creen los que son capitanes de hecho como Casillas y Ramos, secundados por el resto de la plantilla. Lejos de los terrenos de juego, el portugués sigue escribiendo historias con las que no busca los focos mediáticos, pero en las que aparece para ayudar a gente que lo necesita. El último caso que ha salido a la luz es el de Erik.

CR7 conoció días atrás la historia de Erik, nacido en Villaluenga de la Sagra hace diez meses con un trastorno cerebral llamado displasia cortical por el que puede llegar a sufrir hasta 30 ataques de epilepsia por día. El jugador del Real Madrid donó primero sus botas y una camiseta para que subastaran y obtener fondos con los que costear una operación y un tratamiento que se va hasta los 50.000 euros. Días más tarde, llamó a la familia para decirles que los gastos de la enfermedad corrían por su cuenta.

Dos años atrás, la historia se repitió, en este caso con Nuhazet. En 2102, Ronaldo conoció a un niño canario de 9 años de edad, aquejado de metástasis en la columna vertebral desde que tenía dos años. Soñaba con conocer al madridista, algo que hizo en la víspera de un partido ante el Mallorca. Jorge Mendes, agente del jugador, y la asociación Pequeño Valiente, se encargaron de todo. Al día siguiente, Nuhazet vio el partido en el palco del jugador, acompañado de su familia y de Irina, la novia de Ronaldo.

El portugués y su representante buscaron el hospital más adecuado para el tratamiento, operación y la posterior biopsia que se tenía que hacer en Estados Unidos. 60.000 euros era un precio que la familia de Nuhazet no podía alcanzar. Los médicos le dijeron que no podían hacer nada más si no recibía el tratamiento. La lucha de Nuhazet llegó hasta el mes de mayo de 2013, momento en el que la enfermedad pudo con su resistencia.

Ronaldo tiene por costumbre visitar de vez en cuando algunos hospitales de la ciudad de Madrid, entre ellos el citado Montepríncipe. Acude de manera anónima. Pasa por la planta infantil y departe con los más pequeños, contando sus aventuras futbolísticas. El objetivo, conseguir que los niños olviden su estancia en el hospital durante unos instantes. Incluso, en alguna ocasión que ha acudido a pasar pruebas médicas por culpa de lesiones propias del fútbol, el portugués ha tenido gestos con pacientes ingresados, especialmente en la clínica La Moraleja de Sanitas.

El temporal sufrido en 2010 por la isla de Madeira también captó la atención de Cristiano Ronaldo. No dio la espalda a los suyos, con aportaciones de dinero y disputando un partido benéfico junto a los dos equipos de Primera del archipiélago. También se solidarizó con Bali, Indonesia y con los afectados por el terremoto de Lorca.

Un gesto que cautivó a muchos y que sorprendió a otros fue cuando en plena batalla de Iberia con sus empleados y en los momentos en los que el futuro de la compañía corría peligro, el portugués no dudó en apoyar a los trabajadores defendiendo el futuro de la compañía aérea española.

Con sus compañeros, la actitud también es otra. El pasado domingo, en pleno partido ante el Levante, CR7 hizo una de las que antes hacía con cierta frecuencia. Se hizo con un balón a 35 metros de la portería de Navas y sin venir a cuento lanzó un tiro a puerta, en mala posición y sin apenas posibilidades de tener éxito. El balón salió desviado y sin peligro alguno. Acoto seguido, Ronaldo levantó la mano, pidiendo perdón a sus compañeros, los mismos a los que busca cuando marca un gol.

Y es que el delantero se ha convertido en el líder del grupo. Sus compañeros lo aceptan porque nadie duda de su compromiso. Lejos en el tiempo queda ese Ronaldo triste del 2012 y que pidió su salida del club. Reaccionó, se volcó con el grupo y este le ha respondido entregándole un liderazgo del que nadie duda. Ahora, y con motivo del Balón de Oro y de la posible conquista de la Champions, ha prometido un coche a todos y cada uno de los trabajadores del club que están relacionados con el primer equipo. Otro gesto más que dignifica a un Ronaldo que no es el arrogante y presumido que antes se mostraba ante el gran público. Ahora es Cristiano y solidario.