Abramovich se ha cansado de Di Matteo y sueña con convencer a Guardiola

Roman Abramovich busca entrenador y sueña con el fichaje de Pep Guardiola como buque insignia de un proyecto, no como entrenador para una o dos temporadas. Quiere dar al ex del Barcelona todo el poder, recuperar la figura que en su día representó José Mourinho y que los últimos entrenadores han echado a perder, es decir, la figura del mánager al más puro estilo inglés, con voz, voto y mando a la hora de hacer y deshacer en cuanto a jugadores y plantilla se refiere. El círculo cercano del técnico en año sabático ya sabe la intención del dueño del Chelsea, pero han vuelto a insistir en que hasta enero no harán movimiento alguno.

No es el único nombre que baraja, pero el hoy exiliado en Nueva York es su favorito, su primera elección. Otras de las opciones que han pasado por la cabeza del magnate ruso es la del regreso de José Mourinho, opción que por el momento está aparcada a la espera del rumbo que quiera tomar el portugués con su futuro una vez que decida poner punto final a su estancia en el Real Madrid.

Ni la conquista de la pasada Champions vale de aval de un cada día más cuestionado Roberto di Matteo. El italiano tardó en renovar contrato pese a su éxito de Münich. El millonario no cree en el que fuera jugador del Chelsea. Su manera de ver el fútbol y de entender la gestión del principal patrimonio del club que no es otra cosa que los jugadores, está en las antípodas de lo que el ruso quiere para su equipo. Di Matteo aburre y no saca brillo a sus principales estrellas. Busca alternativas y a poco que los resultados no vayan tal cual cree que deben ir, no descarten un cambio. Aburre a la afición, y lo que es peor, también a Abramovich.

El principal problema que se está encontrando Abramovich para cumplir ese deseo es ese compás que Guardiola abrió en el momento de dejar el banquillo azulgrana. Quiere estar relajado y no hacer movimiento alguno con ningún equipo con independencia de las ofertas que pongan sobre la mesa. Manchester City, Inter y Milan son los principales equipos que han preguntado a su entorno, así como diferentes selecciones nacionales. Hasta enero no atenderá llamada de entidad alguna.

A la puerta de Pep han sido varios los clubes, pero el Chelsea de Abramovich cuenta con una ventaja sobre el resto, que no es otra circunstancia que la intentona realizada hace dos temporadas y que Guardiola tuvo en cuenta, aunque finalmente decidió seguir en el Barcelona. El problema que se puede encontrar el ruso es la aparición en escena de Txiki Begiristain. El que fuera director deportivo azulgrana repite ahora cargo en el Manchester City y de todos es conocido la excelente relación que uno y oro guardan de su época reciente en el Camp Nou.

Además, de todos es sabido que Mancini apenas cuenta con seguidores dentro del vestuario azul y en la grada del campeón de la Premier League. Ese distanciamiento ha provocado en más de una ocasión que el italiano esté permanente cuestionado. Ni el campeonato alcanzado la primavera pasada le vale como crédito. Su fallo por segundo año consecutivo en la Champions le puede dejar muy tocado. Todo esta situación tensiona a Abramovich, que piensa que no puede dejar pasar la opción de fichar a Guardiola.