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De la Red sobre Muamba: "Lo importante es que sigue aquí; hay vida después del fútbol"
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EL EXMADRIDISTA Y MIGUEL GARCÍA TUVIERON QUE DEJAR EL FÚTBOL POR PROBLEMAS CARDIACOS

De la Red sobre Muamba: "Lo importante es que sigue aquí; hay vida después del fútbol"

El corazón no avisa. No lo hizo con Muamba al que los médicos salvaron la vida sobre el mismo césped del White Hart Line, pero con

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De la Red sobre Muamba: "Lo importante es que sigue aquí; hay vida después del fútbol"

El corazón no avisa. No lo hizo con Muamba al que los médicos salvaron la vida sobre el mismo césped del White Hart Line, pero con Bovolenta no llegaron a tiempo. La leyenda del voley italiano se dejó la vida ayer mismo sobre la pista. El deporte profesional exige cada vez más y el corazón se rinde antes de tiempo. No entiende de estrellas consagradas o de jóvenes que sueñan con triunfar en el deporte. Ni los especialistas encuentran explicaciones a lo que sucede. No hay motivos aparente. En España, a nivel profesional nos referimos, hay dos antecedentes. Rubén de la Red (26 años) y Miguel García (34 años), campeón de Europa con España y jugador del Real Madrid uno y jugador de Segunda con el Salamanca otro, vieron como de repente su vida deportiva terminaba tras salir de una camilla de un terreno de juego. El Confidencial ha hablado con ellos para saber lo que pasa por la cabeza de un deportista de élite que de un día a otro se ven obligados a dejar lo que saben en hacer. En esta caso, jugar al fútbol. En Madrid, la semana pasada, hubo un caso similar. Sergio Granero sufrió una parada cardiaca pero a consecuencia de un golpe.

El 30 de octubre de 2008, De la Red defendía la camiseta del Real Madrid en partido de Copa ante el Real Unión de Irún cuando de repente cayó desplomado al suelo. "Jamás había avisado, pero llegó y apareció. Mi acaso y el de Muamba es diferente. He leído que él tuvo setenta y tantos minutos de parada cardiaca. Yo, por suerte, no tuve paro cardiaco, de ahí que no haya sufrido ningún daño secundario. Necesita tiempo, calma y estar tranquilo. Ahora todo el mundo, compañeros, periodistas, dirigentes del club... todo el mundo quiere ayudar, agradar. Lo hacen con buena intención, pero en este caso se necesita calma y tiempo".

"Mi caso tiene cierto parecido al de Muamba. A mí el desfibrilador me salvó la vida. Si en ese momento, cuando sufro el paro cardiaco no hay uno en El Helmántico, me da que tendría complicado estar aquí. A mí no me avisó ni nada. Llegó, me dio el ataque y si no es por los médicos..." comenta Miguel García, exjugador del Salamanca y al que un desfibrilador de la marca Oxidoc salvó la vida el 24 de octubre de 2010. Colgó las botas para pasar a ser la imagen de la empresa de componentes médicos. Durante cuatro minutos su corazón dejó de latir, pero volvió a la vida porque "tenía muchas que hacer todavía". Y es que el que fuera centrocampista lo tiene muy claro. "Hay vida después del fútbol. Seguir con vida es lo más importante, mucho más que el fútbol", señala un tranquilo y relajado Miguel García.

De la Red pensaba que volvería a jugar

De la Red afirma que él nunca pensó que el incidente iba a significar el abandono del fútbol en activo. "Nunca lo piensas. Yo al día siguiente volví a Madrid tan tranquilo, sin problemas aparentes. En el caso de Muamba, al existir, parada cardiaca, lo más lógico es que no vuelva a jugar, pero cuando se sepa el origen del problema, se podrá decir con exactitud. Igual es una patología concreta, que con una operación soluciona la enfermedad. Yo lo único que buscaba era encontrar el origen del problema, de la enfermedad. Daba por seguro que iba a volver a jugar al fútbol", señala el hoy entrenador del juvenil del Real Madrid.

"Pasan los días y te llenas de dudas. Durante un año no había pasos hacia adelante, pero de todo terminas aprendiendo. Lo mejor es seguir con vida, poder hacer una vida normal con los tuyos sin problema alguno. Duele, pero hay más cosas que el fútbol en activo". Y es que para De la Red el paso fue duro pero extrajo lecciones que están siendo decisivas en su vida. "Claro que hay vida después del fútbol. Los futbolistas no somos una especie rara y como sucede en otros sectores, pues enfocas tu vida de otra manera. No hay otra. Hay muchas cosas más en la vida que jugar al fútbol", comenta con la voz de fondo de su hijo Oliver.

Rubén tuvo claro, desde el momento en el que empezó a darse cuenta de que su vida iba a estar alejada de los terrenos de juego como jugador, que iba a seguir ligado al fútbol: "Ahora estoy como segundo entrenador en el juvenil A del Real Madrid ""y en un tiempo quiero comprobar si puedo ser primer entrenador o ver cuál es mi sitio en el fútbol. El tiempo lo dirá. Hago vida totalmente normal". Miguel García apenas tiene contacto con el deporte que le dio a conocer. "Trabajo en una empresa familiar en Albacete, soy la imagen de Oxidoc y ahora ayudo a la AFE". Y es que el sindicato de jugadores ha conseguido que en cada cada campo de Primera, Segunda y Tercera haya un desfibrilador.

Uno y otro tienen claro el mensaje que lanzan a Muamba. "Lo mejor de todo es que salga adelante, que se recupere y el tiempo dirá. Sigue con vida, que es lo importante".  

El corazón no avisa. No lo hizo con Muamba al que los médicos salvaron la vida sobre el mismo césped del White Hart Line, pero con Bovolenta no llegaron a tiempo. La leyenda del voley italiano se dejó la vida ayer mismo sobre la pista. El deporte profesional exige cada vez más y el corazón se rinde antes de tiempo. No entiende de estrellas consagradas o de jóvenes que sueñan con triunfar en el deporte. Ni los especialistas encuentran explicaciones a lo que sucede. No hay motivos aparente. En España, a nivel profesional nos referimos, hay dos antecedentes. Rubén de la Red (26 años) y Miguel García (34 años), campeón de Europa con España y jugador del Real Madrid uno y jugador de Segunda con el Salamanca otro, vieron como de repente su vida deportiva terminaba tras salir de una camilla de un terreno de juego. El Confidencial ha hablado con ellos para saber lo que pasa por la cabeza de un deportista de élite que de un día a otro se ven obligados a dejar lo que saben en hacer. En esta caso, jugar al fútbol. En Madrid, la semana pasada, hubo un caso similar. Sergio Granero sufrió una parada cardiaca pero a consecuencia de un golpe.

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