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Sócrates, de 'Doctor' a paciente por 'sobredosis' de fútbol y alcohol
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PERMANECE MUY GRAVE EN UN HOSPITAL DE SAO PAULO

Sócrates, de 'Doctor' a paciente por 'sobredosis' de fútbol y alcohol

Nadie mejor que él sabía que los excesos con el alcohol no le traerían nada bueno. A Sócrates, el licenciado en Medicina que también estudió Filosofía, fue activista

Foto: Sócrates, de 'Doctor' a paciente por 'sobredosis' de fútbol y alcohol
Sócrates, de 'Doctor' a paciente por 'sobredosis' de fútbol y alcohol

Nadie mejor que él sabía que los excesos con el alcohol no le traerían nada bueno. A Sócrates, el licenciado en Medicina que también estudió Filosofía, fue activista político, escribió un libro y deslumbró al mundo lanzando los penaltis de tacón, apenas le quedan fuerzas. Volvió a nacer tras superar una operación de urgencia el pasado mes de junio, pero hoy, reconocido alcohólico, el hilo que le mantiene entre esta vida y la otra es un respirador. Es su segundo paso por el hospital en menos de un mes. A sus 57 años, la cirrosis que sufría ha derivado en un cuadro hemorrágico grave, pero los médicos no saben si el centrocampista de la canarinha que fascinó en los ochenta tendrá otra oportunidad.   

Al mediocentro barbudo le gustaba más fumar que entrenar y encontró en la reivindicación su forma de vida sin renunciar al fútbol. En el campo lucía lemas solidarios y fuera del terreno de juego fue uno de los artífices de la Democracia Corinthiana, una cooperativa futbolística que ponía al mismo nivel a todos y cada uno de los miembros del club. Todos, desde el presidente al utillero, tenían el mismo peso a la hora de votar decisiones. El Corinthians funcionó durante apenas tres años basado en un sistema cuyos principios quería hacer extensibles a todo un país, pero Brasil no estaba preparado para tumbar la dictadira militar y Sócrates cambió su equipo por la Fiorentina. Con su marcha, la Democracia Corinthiana también se fue.

Sócrates debe su nombre a la fascinación que sentía su padre por la cultura clásica. Sus hermanos, Sófocles y Sóstenes, son el claro ejemplo de ello. Pero 'el Doctor', como se le conocía, se desenvolvía mejor fuera de los libros, en la calle, en la lucha por la democracia y la igualdad. Entonces, la vida poco saludable de los futbolistas profesionales formaba parte de la normalidad y no era extraño verle con el vaso lleno.

Una generación emblemática pero sin títulos

El fútbol le debe un mundial, pero para la afición él es, indiscutiblemente, uno de los campeones del España’82 en el que Brasil cayó en un grupo de cuartos. Capitaneó una generación excepcional de futbolistas que pasó a la historia sin ganar nada, porque el Mundial de México 86 también le negó un título a Zico, Falcao y compañía. El 'Doctor' no dejó grandes triunfos, pero sí un fútbol mágico a lo largo de 63 partidos y 25 goles, modelo para su hermano pequeño Raí, que sí fue campeón en Estados Unidos en 1994. Tras su paso por Italia, regresó a su país y militó en el Flamengo y el Santos, y, tras más de diez años alejado del fútbol, volvió para ejercer de entrenador durante un mes en Inglaterra.

Su calidad en el campo le sitúa al lado de los grandes de su país y los ídolos del Corinthians, pero su adicción, ésa que le ha llevado a agonizar en la cama de un hospital de Sao Paulo, ha colocado su nombre en la lista de célebres futbolistas víctimas del alcohol. Mané Garrincha, uno de los máximos exponentes del fútbol brasileño junto a Pelé, murió en la miseria en 1983 a causa de una cirrosis hepática derivado de su alcoholismo crónico. Otro ejemplo es George Best, icono del Manchester United, considerado como uno de los mejores futbolistas británicos de la historia, falleció en 2005 por problemas renales y pulmonares. En ambos casos, el origen de sus dolencias fue el abuso de la bebida. A Paul Gascoigne y Ariel ‘Burrito’ Ortega, por ejemplo, el alcohol también frenó en seco sus carreras.

Nadie mejor que él sabía que los excesos con el alcohol no le traerían nada bueno. A Sócrates, el licenciado en Medicina que también estudió Filosofía, fue activista político, escribió un libro y deslumbró al mundo lanzando los penaltis de tacón, apenas le quedan fuerzas. Volvió a nacer tras superar una operación de urgencia el pasado mes de junio, pero hoy, reconocido alcohólico, el hilo que le mantiene entre esta vida y la otra es un respirador. Es su segundo paso por el hospital en menos de un mes. A sus 57 años, la cirrosis que sufría ha derivado en un cuadro hemorrágico grave, pero los médicos no saben si el centrocampista de la canarinha que fascinó en los ochenta tendrá otra oportunidad.