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El Madrigal no le pesa al Panathinaikos
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EMPATA CON EL PANATHINAIKOS EN EL MADRIGAL (1-1)

El Madrigal no le pesa al Panathinaikos

El Panathinaikos obtuvo un gran resultado, tras empatar a un gol en su visita a Villarreal, de cara al partido de vuelta en Grecia y máxime

Foto: El Madrigal no le pesa al Panathinaikos
El Madrigal no le pesa al Panathinaikos

El Panathinaikos obtuvo un gran resultado, tras empatar a un gol en su visita a Villarreal, de cara al partido de vuelta en Grecia y máxime tras el poco fútbol que ofreció ante el conjunto español, que fue muy superior y mereció mejor suerte. La primera parte fue para el Villarreal, que fue el único equipo que propuso jugar al fútbol frente a un Panathinaikos muy rácano en su juego ofensivo y que tuvo que multiplicarse en las labores de contención. Tras un inicio en el que Villarreal se mostró muy impetuoso, el paso de los minutos fue encauzando el partido hacia lo que se esperaba. Los pupilos de Manuel Pellegrini eran los dueños absolutos del balón, aunque para llegar con peligro al área griega se tenían que asociar sus jugadores de más calidad con pases rápidos y precisos para romper la tupida malla de jugadores griegos en la medular.

A la media hora de juego llegó la ocasión más clara para los locales, en un gran contragolpe conducido por Ibagaza que sirvió en bandeja el gol a Rossi, pero el italiano no aprovechó el regalo y el meta Galinovic despejó con los pies cuando El Madrigal ya cantaba el gol. El propio Ibagaza pudo marcar dos minutos después, pero su lanzamiento de zurda salió fuera ajustado al palo. Los griegos buscaban, sin éxito, sorprender al contragolpe. Su mejor ocasión llegó en un lanzamiento lejano y poco peligroso de Karagounis, que Diego López, en un exceso de confianza, blocó con el cuerpo dentro de su portería, alimentando las dudas sobre si el balón había llegado a traspasar la línea de gol.

En la reanudación, el Villarreal intensificó su dominio en busca del gol, pero el Panathinaikos no se descomponía. Su apuesta era clara: defender y presionar hasta la extenuación y esperar a que sonara la flauta en ataque. Y la flauta la hizo sonar el mejor jugador griego, el internacional Giorgio Karagounis, que se sacó un espectacular lanzamiento desde la frontal que Diego López no pudo evitar que se alojara en la escuadra de su portería. Apenas un minuto después pudieron sentenciar los griegos, tras un gran regate de su espigado ariete Mantzios en el área, pero su lanzamiento fue despejado por el meta local con una gran parada. La fortuna se alió con el Villarreal, que no recibió gol en esta acción y poco después el árbitro le señalaba a favor un claro penalti cometido sobre Pires, pero precedido de una falta previa de Rossi, que el delantero italiano se encargó de transformar en el gol del empate.

El tanto cambió el estado de ánimo de los jugadores del conjunto castellonense. Subió la intensidad del partido y sólo en una dirección, la del área griega, hacia donde una y otra vez se volcaba el Villarreal en busca del gol de la victoria ante un rival timorato, que descaradamente daba por bueno el empate. Los griegos acabaron achicando balones como podían de su área pero consiguieron finalmente su objetivo ante un Villarreal que lo intentó sin fortuna hasta el final.

Ficha Técnica

1. Villarreal: Diego López, Bruno, Godín, Fuentes, Angel; Ibagaza (Cani, m.69), Eguren (Pires, m.61), Senna, Cazorla; Rossi y Llorente (Nihat, m.61).

1. Panathinaikos: Galinovic, Goumas (Gabriel, m.46), Vintra, Sarriegi; Wawrzyniak, Simao, Gilbergo, Nilsson; Karagounis (Salpingidis, m.85), Spiroulos y Mantzios (Rukavina, m.90+).

Goles: 0-1, m.59 Karagounis. 1-1, m.66 Rossi, de penalti.

Arbitro: Konrad Plautz (AUT). Amonestó por el Villarreal a Senna y Angel, y por el Panathinaikos a Goumas y Gilberto.

Incidencias: partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el campo de El Madrigal ante 23.000 espectadores.

El Panathinaikos obtuvo un gran resultado, tras empatar a un gol en su visita a Villarreal, de cara al partido de vuelta en Grecia y máxime tras el poco fútbol que ofreció ante el conjunto español, que fue muy superior y mereció mejor suerte. La primera parte fue para el Villarreal, que fue el único equipo que propuso jugar al fútbol frente a un Panathinaikos muy rácano en su juego ofensivo y que tuvo que multiplicarse en las labores de contención. Tras un inicio en el que Villarreal se mostró muy impetuoso, el paso de los minutos fue encauzando el partido hacia lo que se esperaba. Los pupilos de Manuel Pellegrini eran los dueños absolutos del balón, aunque para llegar con peligro al área griega se tenían que asociar sus jugadores de más calidad con pases rápidos y precisos para romper la tupida malla de jugadores griegos en la medular.

A la media hora de juego llegó la ocasión más clara para los locales, en un gran contragolpe conducido por Ibagaza que sirvió en bandeja el gol a Rossi, pero el italiano no aprovechó el regalo y el meta Galinovic despejó con los pies cuando El Madrigal ya cantaba el gol. El propio Ibagaza pudo marcar dos minutos después, pero su lanzamiento de zurda salió fuera ajustado al palo. Los griegos buscaban, sin éxito, sorprender al contragolpe. Su mejor ocasión llegó en un lanzamiento lejano y poco peligroso de Karagounis, que Diego López, en un exceso de confianza, blocó con el cuerpo dentro de su portería, alimentando las dudas sobre si el balón había llegado a traspasar la línea de gol.

En la reanudación, el Villarreal intensificó su dominio en busca del gol, pero el Panathinaikos no se descomponía. Su apuesta era clara: defender y presionar hasta la extenuación y esperar a que sonara la flauta en ataque. Y la flauta la hizo sonar el mejor jugador griego, el internacional Giorgio Karagounis, que se sacó un espectacular lanzamiento desde la frontal que Diego López no pudo evitar que se alojara en la escuadra de su portería. Apenas un minuto después pudieron sentenciar los griegos, tras un gran regate de su espigado ariete Mantzios en el área, pero su lanzamiento fue despejado por el meta local con una gran parada. La fortuna se alió con el Villarreal, que no recibió gol en esta acción y poco después el árbitro le señalaba a favor un claro penalti cometido sobre Pires, pero precedido de una falta previa de Rossi, que el delantero italiano se encargó de transformar en el gol del empate.

El tanto cambió el estado de ánimo de los jugadores del conjunto castellonense. Subió la intensidad del partido y sólo en una dirección, la del área griega, hacia donde una y otra vez se volcaba el Villarreal en busca del gol de la victoria ante un rival timorato, que descaradamente daba por bueno el empate. Los griegos acabaron achicando balones como podían de su área pero consiguieron finalmente su objetivo ante un Villarreal que lo intentó sin fortuna hasta el final.

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