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Un año del ascenso de Verstappen: así ha renacido Sainz con la 'puñalada' de Red Bull
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SU REACCIÓN HA SORPRENDIDO A TODA LA F1

Un año del ascenso de Verstappen: así ha renacido Sainz con la 'puñalada' de Red Bull

Con rabia contenida, empezó a firmar actuaciones brillantes que abrieron los ojos a todo el paddock. Aquella premisa de “soy mejor que Verstappen” suena cada vez más creíble

Foto: Sainz, dentro del box en el Gran Premio de Rusia. (EFE)
Sainz, dentro del box en el Gran Premio de Rusia. (EFE)

“Cuando le subieron a Verstappen a Red Bull, fue como si me dijeran que no era tan bueno como él, pero yo soy igual o mejor”. Cuando se cumple un año de aquella decisión, Carlos Sainz habla con la conciencia tranquila. Al principio fue un duro golpe psicológico, pero luego lo convirtió en una oportunidad para dar un golpe en la mesa de Helmut Marko. Armado con una rabia propia de los mejores pilotos, el madrileño firmó actuaciones brillantes en 2016 que abrieron los ojos a todo el paddock. Y aún a la espera de que le llegue la oportunidad, aquella premisa en defensa propia suena cada vez más creíble.

Mientras que cualquier piloto se habría hundido, Sainz entendió el mensaje encubierto tras aquella decisión: sólo con actuaciones brillantes se le abriría la puerta de Red Bull en el futuro. Se aplicó pronto el cuento: empezó a sumar puntos con regularidad, endosó a Daniil Kvyat un baño sin precedentes y ahora busca ser el mejor piloto de la zona media de la parrilla. Su coche no tiene potencial para conseguirlo, pero el camino de Sainz en la F1 parece haber bifurcado definitivamente hacia una constante lucha contra la adversidad. Nada de esto se explica sin aquel 5 de mayo de 2016.

12 meses y un ascenso imparable

Hay quien afirma que el ascenso de Verstappen fue la mejor decisión para destapar la losa que hasta ese momento parecía cubrir el talento de Sainz. La presión que ejercía el holandés dentro de Toro Rosso le dejaba en una posición donde nunca se ganaba los mismos vítores aún ganándole en pista. Toro Rosso llegó incluso al punto de no sancionar sus insultos por la radio y hasta protegerle cuando se quejaba, como en Singapur 2015. “Si él es el nuevo Senna y le gano, ¿entonces yo que soy?”, se preguntaba Sainz. Aunque lo disimulara bien, el ambiente tendió a cargarse con el paso del tiempo.

La salida de Verstappen en España abrió la puerta a una etapa más llevadera en todos los sentidos. Es cierto que el holandés se marchó con un brillo propio que le permitió batir a Sainz tanto en su año de debut como en esa misma temporada, algo que Red Bull esgrimió en pleno derecho como coartada para subirle al primer equipo. Pero al mismo tiempo, Sainz sentía que su talento iba a explosionar con unas circunstancias más favorables, y aún más importante, ante el final de una batalla que empezaba a consumirle más que sacar su mejor versión al volante.

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Daniil Kvyat, que había ganado a Daniel Ricciardo en 2015, empezó a parecer un novato al lado de Sainz. En tres meses, puntuó en seis carreras y hasta entró en las quinielas para sustituir a Kimi Räikkönen en Ferrari. ¿Cómo fue posible? La psicología que empezó a forjar en el Gran Premio de España parecía contextualizarlo todo. “Verstappen es un piloto buenísimo, pero sinceramente, yo me creo mejor en todo”, decía en una entrevista con El Confidencial. Creyó en su talento y le funcionó: superó en 40 puntos a su compañero y le volvieron a sugerir para un equipo grande, esta vez Mercedes. Y todo ello con un coche apenas capaz de llegar a los puntos.

Foto: Carlos Sainz y Max Verstappen antes de la carrera de Melbourne.

“He ganado en madurez y confianza”, confesaba antes de esta temporada. La seguridad en sí mismo de la que lleva haciendo gala desde 2015 quedó definida con su gesta estratégica de China y un brillante fin de semana de Baréin. Fue en ese punto donde empezó a plantearse la pregunta: ¿y si fuera posible ser ‘el mejor de los mortales’ en 2017? “Es más fácil que el Madrid gane la Champions que yo suba al podio”, decía a la cadena ‘Cope’. Pero al mismo tiempo, entona un discurso combativo que alienta muchas esperanzas. “En Barcelona pueden cambiar mucho las cosas”. Si en 2016 parecían hacerlo para mal, su ‘revancha’ puede saber mejor que nunca.

A por la gesta en casa con 3.000 aficionados

Las lecciones que adquirió con aquel ‘golpe’ de Helmut Marko explican parte del optimismo con el que Sainz disputa ahora la batalla por la zona media. Sabe que el talento no es un escollo para soñar en grande, y aunque no vaya a ser sencillo, su experiencia de más de tres años ya le permite fijar los frentes para batir a Williams y Force India. En el plano de motor, la batalla parece perdida hasta que Renault no introduzca sus mejoras en julio. Pero en la mesa hay otros dos factores: las mejoras del chasis y sus manos. Optimizar ambos puede volver a engrandecerle en un punto clave del Campeonato.

placeholder Sainz, el pasado fin de semana en Sochi. (EFE)
Sainz, el pasado fin de semana en Sochi. (EFE)

El próximo fin de semana, su reencuentro con Montmeló será más especial que nunca. Allá donde empezó a renacer en 2016 se ha marcado como objetivo terminar entre los ocho primeros, algo fuera del alcance de Toro Rosso en circunstancias normales, pero impulsado por una motivación personal que parece ya imparable. “Disfruto mucho más este año, 2017 ha sido mi mejor inicio", afirma convencido. Así como puntuar en tres de las cuatro primeras parecía tarea imposible, robarle la cartera a sus rivales 'en casa' puede estar al alcance si el coche acompaña bajo unos mínimos.

“Me podría hacer con los ojos cerrados”, explica sobre el Circuit de Barcelona-Catalunya, donde terminó quinto en la Q3 de 2015 y respondió al 'hype' de Verstappen con un sexto puesto en 2016. Este año, su gabinete de prensa ha lanzado una oferta a 99€ que incluye entrada al circuito desde el viernes hasta el domingo, junto a un pack oficial de ‘merchandising’ de Toro Rosso. La respuesta ha sido tan buena, que han tenido que aumentar el aforo hasta las 3.000 personas. Su aliento será clave durante todo el fin de semana.

“Me cambiaba por Verstappen hoy mismo”, decía Sainz días después del ascenso de Verstappen. “Pero yo voy a seguir a lo mío”. Y lo ‘suyo’ ha sido una reacción a base de inteligencia y perseverancia que nadie imaginaba. A la espera de ‘cambiarse’ por Max, puede enorgullecerse de haber dejado un sello característico de los grandes pilotos.

“Cuando le subieron a Verstappen a Red Bull, fue como si me dijeran que no era tan bueno como él, pero yo soy igual o mejor”. Cuando se cumple un año de aquella decisión, Carlos Sainz habla con la conciencia tranquila. Al principio fue un duro golpe psicológico, pero luego lo convirtió en una oportunidad para dar un golpe en la mesa de Helmut Marko. Armado con una rabia propia de los mejores pilotos, el madrileño firmó actuaciones brillantes en 2016 que abrieron los ojos a todo el paddock. Y aún a la espera de que le llegue la oportunidad, aquella premisa en defensa propia suena cada vez más creíble.

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