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La estafa del GP de Gran Bretaña: "Ya podemos empezar, Charlie..."
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cinco vueltas tras el coche de seguridad

La estafa del GP de Gran Bretaña: "Ya podemos empezar, Charlie..."

La dirección de carrera neutralizó para los aficionados una emocionante primera parte del GB de Gran Bretaña con una decisión incluso cuestionada por los propios pilotos

Foto: La carrera comenzó con los coches por detrás del 'Safety Car' (EFE EPA VALDRIN XHEMAJ)
La carrera comenzó con los coches por detrás del 'Safety Car' (EFE EPA VALDRIN XHEMAJ)

“Ya podemos empezar, Charlie…”, empujaba Lewis Hamilton al director de carrera, harto de dar vueltastras un coche de seguridad al que también estuvo a punto de embestir. “No entiendo la @F1! ¿Qué pinta el ‘safety car’ aún en pista?”, tuiteaba Marc Marquez,acostumbrado a rodar en dos ruedas y peorescondicionesque las inicialesde Silverstone. Dos mensajes que resumían lafarsa de la salida delGran Premio de Gran Bretaña.

Resultaba incomprensible que a los espectadores y televidentes de todo el mundo se les escamoteara una salidabajo lluvia,robandotoda la carga de emoción a uno de los momentos más emocionantes -y no frecuentes- degran premiode Fórmula 1. Horasdespués, los ciclistas del Tour de Francia sufrían con unas condiciones dantescas en Andorra.

¿Por qué esa farsacuando millones de espectadores se concentran enel mayor pico de audiencia? Lo ocurrido en Silverstone –como semanas antes en Le Mans– parece otro clavo másen ese ataúd en el que la Federación Internacional del Automovilismo (FIA) está metiendo al automovilismo de competición.Porque un tema es la lucha por la seguridady otro,metafóricamente hablando, estrasladar a las carrerasel espíritu de la campaña 'Drive Safe', con la que Jean Todt se pasea por todo el mundo. Una campaña de seguridad vial.

"Podíamos haber empezado desde la parrilla..."

¿Se trata de convertir a la Fórmula 1 en una casquería para jugar con el morbo primario del aficionado? En absoluto. La carrera británica exigíauna o dos vueltas tras el coche de seguridad como mínimo para que los pilotos tantearan el estado de la pista. Cierto es que hace un tres décadas semejante opción eraun tema de flojos. Pero los altos estándares de seguridad actual han establecido otros paradigmas.

Podíamos haber empezado desde la parrilla, había charcos y hubiera sido delicado, pero así son las carreras (...)“Había más agua en la parrilla en 2008”, declaraba tras la carrera el propioHamilton. “En la recta principal había mucha agua, pero el tiempo tras el coche de seguridad fue demasiado largo”, reconocía Max Verstappen, que acabó tercero.“Estaba listo para rodar tras una o dos vueltas”, admitió.“Esperamos demasiado, el coche de seguridad tenía que haber entrado antes",se lamentaba Jenson Button.Quienes afrontaban en Silverstonelas condiciones y sus potenciales consecuencias eran los primeros en quejarse de la decisión de ladirección de carrera.

Cinco vueltas tras un coche de seguridadcon la pista secándose y el solentre las nubesresultaba, sencillamente, una estafa para el aficionado. Porque neutralizaba unas primeras vueltas en condiciones difíciles e impredecibles,porque cerrabaventanas de oportunidad a equipos que no siempre las disfrutan, así como ala habilidad natural del piloto. Porque neutralizaba las estrategias de neumáticos. Y porquehacíaaparecer a las máquinas de carreras más sofisticadas y a los mejores pilotos del mundo como...Rellenen ustedes mismos los puntos suspensivos.

50 minutos en Le Mans

Curiosamente, en las pasadas 24 Horas de Le Mans, en condiciones similares a las de Silverstone, la dirección de carrera mantuvo casi cincuenta minutos al coche de seguridad en la pista. Tan anómala era la situación para los estándares tradicionales quelos espectadores abucheaban desde la tribunay las redes sociales ardíanpara mostrar eldescontento. Como este domingo en Silverstone. Y a pesar de tan recienteprecedente se repite la historia.

Decía Ernest Hemingway que el alpinismo, los toros y el automovilismo eran las únicas actividades que merecían la pena porque permitían vivir la vida al máximo de su intensidad. Pero de un tiempo a esta parte, coincidiendo conla llegada deTodt a la presidencia de la FIA, se está intentando envolveral automovilismo deportivo en una suerte de asepsia clínica que pretende desterrarelfactor riesgo.

Asícada incidente de carrera, cada mínimo movimiento de un piloto en pista, se disecciona yanaliza exhaustivamente a la búsqueda de un responsable y de lapena correspondiente. Una maraña de normas einvestigacionesbuscan fantasmas en un mundo que exigenreacciones al milisegundo. Ya no se trata de castigar la temeridad y la falta de respeto al contrario, algo evidente. Se penaliza hoy todo lo que no sea una carrera de escalextric. Sin necesidad de llegar a Hemingway, se asfixia al piloto y, sobre todo, al aficionado que busca en este deporte lasdosis de aventura, riesgo e incertidumbreque siempre han formado parte de su esencia.

Los neumáticos para lluvia intensa, un adorno

Cabe recoger algúnatenuante parala FIA, comorecordabaSebastian Vettelayer.“Era acertado empezar con el coche de seguridad porque habíamuchos charcos en la primera parte de la pista”, explicaba el alemán, para luego meter el dedo en la llaga:“Ya hemos dichoquenadie tiene confianza en los neumáticos extremos de agua,queson buenos solo para seguir al coche de seguridad”.Es decir, unadorno. Puede justificar este factoruna demorar en lasalida, pero en las 24 Horas de Le Mansni está Pirellini los neumáticos son iguales a los de Fórmula 1.

Al recordarla primera vuelta de Ayrton Senna en Donington93, los primeros giros de Fernando Alonso en Hungría 2006 o de Hamilton en Silverstone 2008, se comprende cómo la Fórmula 1 actual escamotea a los aficionados el vivirmomentos memorables queen otras épocasse convirtieron en leyenda de este deporte. Las carreras son fuente de emociones. Si se neutralizan, se pierde gran parte de su atractivo.Es loable que la FIA pida a los pilotos de Fórmula 1 posarrepetidamente con esoscarteles delema omnipresente, 'Drive Safe'.Pero hoyse están mezclando churras con merinas.

“Ya podemos empezar, Charlie…”, empujaba Lewis Hamilton al director de carrera, harto de dar vueltastras un coche de seguridad al que también estuvo a punto de embestir. “No entiendo la @F1! ¿Qué pinta el ‘safety car’ aún en pista?”, tuiteaba Marc Marquez,acostumbrado a rodar en dos ruedas y peorescondicionesque las inicialesde Silverstone. Dos mensajes que resumían lafarsa de la salida delGran Premio de Gran Bretaña.

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