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¿Vuelve Alfa Romeo? Que Fiat le devuelva el carisma que un día le quitó
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¿Vuelve Alfa Romeo? Que Fiat le devuelva el carisma que un día le quitó

A impulso del presidente del Grupo Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, se están estudiando diferentes vías para que el fabricante italiano vuelva a la Fórmula 1 y a las carreras

Foto: Mauro Baldi a bordo de un Alfa Romeo en 1983 (Imago).
Mauro Baldi a bordo de un Alfa Romeo en 1983 (Imago).

“El mito de Alfa nació con las carreras y de alguna manera tenemos que volver allí". El presidente del Grupo Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, quiere otra de sus marcas en la Fórmula 1. Tanto está corriendo el cántaro a la fuente de la noticia que parece factible el próximo retorno de Alfa Romeo a los circuitos.

Lejos quedan los míticos tiempos y títulos de Fangio y Farina y compañía, así como otros laureles en diferentes disciplinas del automovilismo. Porque la marca italiana disfrutó de uno de los más brillantes pedigríes del automovilismo hasta que el Grupo FIAT decidió domesticar su casta a partir de los noventa.

Desembarcar en la Fórmula 1 con toda la artillería

5 de octubre de 1980, Gran Premio de Estados Unidos. El italiano Bruno Giacomelli logró la pole con el Alfa Romeo 179. En la vuelta 31 tenía doce segundos de ventaja sobre el Williams de Alan Jones. “Tenía 500 revoluciones de margen, era el más rápido en la chicane, en las rectas incluso con el alerón con carga negativa”. La carrera estaba ganada. Pero, una vez más, el V12 falló cuando la victoria estaba al alcance. No volvió a darse oportunidad semejante.

En las décadas 60 y 70, Alfa Romeo era un fabricante de motores que se repartía entre diferentes equipos y competía en diferentes disciplinas del motor. Su famoso logotipo y su color eran sinómimo de carreras y pasión latina. Su mejor contrato llegó en 1976 con Bernie Ecclestone y Brabham, con el V12 del famoso ingeniero Carlo Chiti, uno de los genios de la época y alma mater del fabricante italiano.

En 1979, Alfa Romeo decidió desembarcar con toda la artillería a través de Autodelta, su departamento de competición. Bruno Giacomelli lideró el proyecto con el 177 y el 179, monoplaza que pasó a la historia de la Fórmula 1 por sus voluminosas formas, que se correspondían en la báscula. Aparte de la sed que siempre tenía su propulsor.

Adiós Marlboro, hola Benetton

En 1980, llegó el patrocinio de Marlboro y también el francés Patrick Depallier, que se fue para siempre en unos entrenamientos privados en agosto, en Hockenheim. Alfa Romeo se marcó luego el tanto de fichar a Mario Andretti en 1981 (“uno de los errores de mi carrera, tenía una oferta de McLaren”). Aquello prometía. Con el ingeniero Gerard Ducarouge, el 179 C de vez en cuando hacía un papel digno. Giacomelli logró aquel año un tercer puesto en Las Vegas, el primer podio del equipo.

Pero la Fórmula 1 se resistía. A finales de 1982, el presidente de Alfa Romeo sacó de Autodelta la fabricación del chasis ante la falta de resultados. De Cesaris, Giacomelli, Cheever... Marlboro dijo adiós y el monoplaza italiano se vistió con los colores de Benetton. Dos segundos puestos con un V8 a la espalda fueron el mejor resultado.

Solo Ferrari en la Fórmula 1

Motores de gran consumo, poco fiables… En 1985, hubo de recuperarse el monoplaza del año anterior, tal era de pésimo el 184T, diseñado para aquel año. Sin puntos, Alfa Romeo dejó la Fórmula 1 a final de temporada. Chiti, que llevaba el sello de Alfa Romeo grabado a fuego en la frente, abandonó al fabricante para crear su propia empresa de motores.

Hasta 1988, Alfa siguió suministrando motores a equipos pequeños, como el italiano Osella. El resultado para la imagen de la marca fue pésimo. Cuando el Grupo FIAT engulló Alfa Romeo, se decidió que sólo Ferrari fuera el estandarte en la Fórmula 1. Pero sus programas deportivos fuera de ella también fueron muriendo poco a poco. Y con ellos, parte de su carisma.

"Deberías ayudar a la familia"

Los monoplazas de Vettel y Raikkonen llevan hoy el logotipo de la marca, pero otro tema es poner en pista un equipo al completo. Sin embargo, para Marchionne y los suyos, el éxito de Haas podría dar alas para duplicar ese modelo con Alfa Romeo. Con una lectura atenta del reglamento, el equipo americano llegó a un acuerdo con Ferrari: comprar todo lo que un equipo puede adquirir de otro, y construir por sí mismo aquello a lo que está obligado. En definitiva, un Ferrari B, un modelo de sinergias.

¿Con qué equipo podría llevarse a cabo? En estos momentos, Sauber boquea económicamente como un pez fuera del agua. La base de Hinwil, en Suiza, está a poco más de 300 kilómetros de la sede de Alfa Romeo, y con Maranello también a tiro de piedra. “Si alguien asume las deudas”, contestaba Marchionne ante la posibilidad de que un equipo largamente vinculado a Ferrari se convirtiera en Alfa Romeo.

“Tenemos otras alternativas para Alfa (a la de Sauber)”, volvía a insistir ayer mismo el propio Marchionne para un posible retorno a la Fórmula 1. “Es un primo muy cercano de Ferrari, deberías empezar a ayudar a tu familia antes de empezar a mirar fuera”. Blanco y en botella. Ayer salía de la fábrica de Cassino la primera unidad del nuevo Giulia, la gran apuesta global de Alfa Romeo. Como con Ferrari, bueno es que Marchionne apueste tan decididamente por Fórmula 1. Y que el Grupo Fiat encienda de nuevo a Alfa Romeo aquel increíble carisma que un día le apagó.

“El mito de Alfa nació con las carreras y de alguna manera tenemos que volver allí". El presidente del Grupo Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, quiere otra de sus marcas en la Fórmula 1. Tanto está corriendo el cántaro a la fuente de la noticia que parece factible el próximo retorno de Alfa Romeo a los circuitos.

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