Hamilton, como el chaval que se pasa el día jugando al fútbol y luego saca matrículas

“Cuando era un niño en Stevenage, llegaba del colegio a casa y frecuentemente me ponía un vídeo de Ayrton Senna. Quería ser como él. Aspiraba a pilotar algún día como él lo hacía y lograr algo similar a lo que él logro”, reconocía Lewis Hamilton en su columna personal el pasado septiembre, cuando estaba a punto de igualar el número de victorias del brasileño con idéntico número de participaciones. Hoy también comparten títulos.

Con un talento natural único, la experiencia para exprimir un monoplaza de ensueño, la búsqueda de sí mismo y de nuevos horizontes vitales... A sus treinta años, la evolución personal y como piloto de Lewis Hamilton van en paralelo proyectando una personalidad caleidoscópica y un sublime nivel de excelencia profesional. Su tercer titulo también responde a la materialización de tan singular trayectoria vital.

"Un regalo de Dios"

“Solamente atribuyo mi velocidad a la forma natural en que piloto, lo atribuyo al talento, un regalo de Dios. Soy capaz de manejar el coche de una forma que quizás otros no puedan”. La materia primigenia de talento nació con ese joven británico de color, que luego se curtió en sus primeros compases en la dura escuela en la que también se forjaron Fernando Alonso o Mark Webber.

Paddy Lowe recordaba la primera prueba de Hamilton con McLaren en 2006. Los ingenieros quedaban anonadados ante un joven piloto que consideraba natural un control del monoplaza que por trazadas y frenadas reflejadas en la telemetría denotaba un talento inusual. “Puedo salir a la pista y aprender, puedo encontrar el tiempo, no necesito ver las vueltas de otros para ser rápido, puedo hacerlo por mi mismo”. Comprensible entonces la absoluta confianza que muestra ante su habilidad natural. Porque en Hamilton no hay dudas sobre quién es el piloto más rápido de la parrilla.

"Es lo que tengo justo ahora"

Si al genio innato se une la experiencia de una década ya en la Fórmula 1, la combinación es letal cuando se dispone de un monoplaza de competitividad histórica. “Un piloto sueña con tener un coche que se comporta de cierta manera y eso lo tengo justo ahora, así me gusta más que nunca”, reconoce respecto al W06. “Es un sueño pilotar ahora y como equipo estamos en nuestro elemento. Y en mi vida personal, es un gran momento en el que estoy, con treinta años, disfrutándolo a tope” reconocía recientemente en una entrevista para la revista Autosport.

Como el chaval que se pasa el día jugando al fútbol y luego saca matrículas, Hamilton ha combinado la singular versatilidad de machacar a Rosberg mientras ha mantenido una activa y cosmopolita vida social. Pero conviene no equivocarse. Tanto el propio Hamilton como en Mercedes reconocen una extraordinaria atención y dedicación al detalle técnico. Hoy, consume menos combustible que Rosberg y cuida los Pirelli como no se suponía a su agresivo estilo

Pero por el camino el británico sigue explorando una personalidad creativa que suelta brida a un intenso componente emocional tantos años reprimido. La modestia de sus orígenes, la rigidez y disciplina un padre extremadamente exigente, el corsé de McLaren… Todo este bagaje le sirve de contrapunto para valorar una experiencia vital que equilibra la vida de un piloto bajo la extrema presión de la Fórmula 1.

"Sin energía negativa alrededor"

"Este año he disfrutado pilotando y me ha hecho mejor, ya no siento esa intensidad cuando vengo a las carreras, no tengo presión, sé más que nunca de lo que soy capaz”, reconocía en la mencionada entrevista. Junto a la toma de conciencia de su capacidad como piloto, el paso Mercedes ha resultado decisivo a otros niveles que el profesional. Recordemos al Hamilton desbocado de 2009. “Estoy orgulloso de haber hecho la elección -ha reconocido-, pero fue difícil. Incluso mi familia, mi padre me dijo que siguiera en McLaren”.

"He traído cada vez más a Dios a mi vida"

Además, vive sin ataduras. Hamilton liberó su ajetreada vida emocional al romper el año pasado su relación con Nicole Scherzinger, crítica en 2010 y 2011 como el propio piloto británico ha reconocido. “No ayuda tener energía negativa alrededor, y llevarla contigo como equipaje sin incluso darte cuenta que está ahí".