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Parece mentira: la gran lección que recibió la Fórmula 1 en Silverstone
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CUANDO VUELVE LA EMOCIÓN A LA PISTA

Parece mentira: la gran lección que recibió la Fórmula 1 en Silverstone

La rivalidad en pista de Williams y Mercedes fue como el vaso de agua para el sediento, al recordar que la pelea en la pista y la incertidumbre son la madre del cordero para la Fórmula 1

Foto: Lewis Hamilton durante el Gran Premio de Gran Bretaña (Efe).
Lewis Hamilton durante el Gran Premio de Gran Bretaña (Efe).

Reuniones y más reuniones del Strategic Group, llamadas a la intervención de la FIA, encuestas con los aficionados… En pleno examen de conciencia de la Fórmula 1, el Gran Premio de Gran Bretaña ofreció el pasado fin de semana un espejo en el que mirarse. Fue el mejor exponente de lo que el presidente de la Asociación de Pilotos, Alex Wurz, recogía como conclusiones de la encuesta: “Lo que queréis es lo mismo que nosotros los pilotos: auténticas carreras entre los mejores y en las mejores máquinas”.

Aunque el resultado final del Gran Premio de Gran Bretaña fuera el de otras tantas carreras en esta temporada, llegó por caminos diferentes. Mercedes es el primer equipo desde la década de los 50 que ha logrado llevar sus dos monoplazas al podio de manera consecutiva. Así es el brutal dominio que ejerce en este ciclo. Pero a poco que encuentra un rival el pista, la Fórmula 1 adquiere una dimensión diferente.

Llegan cambios “radicales”

El 89% de los encuestados pedía una Fórmula 1 “más competitiva”. Por primera vez en la temporada, la última carrera nos recordó la esencia básica de la competición. Aquella que consiste en el enfrentamiento entre pilotos y, a ser posible, tambien entre diferentes equipos: la lucha en la pista, la incertidumbre… No hay que mirar tan lejos lejos para inspirarse.

Justo antes de la cita británica, el Strategic Group hacía público un esbozo de los cambios en estudio para la Fórmula 1, tanto en 2016 como de forma más dramática para 2017. Sobre el papel, de gran alcance: revisión del sistema de penalizaciones, formato del fin de semana, restricciones de interactividad con los pilotos...

Llegarán también cambios “radicales” en los monoplazas, como reconocía Toto Wolff, “cambios que van a ocurrir con toda seguridad”. Monoplazas más anchos y de mayor presencia, con más grip (se estudia el retorno de los famosos 'wing car'), entre cinco y seis segundos más rápidos y con motores auditivamente más poderosos. Además, el piloto estará en una “posición más protagonista y no con la percepción de ser sometidos a control remoto”. En definitiva, máquinas más rápidas, poderosas y de mayor presencia que, sin lugar a dudas, recuperarán esa parte de la esencia que la Fórmula que se ha perdido.

El cogollo de la cebolla

Pero el pasado gran premio nos recordó cuál es el cogollo de la cebolla. Aunque siempre existirán ciclos de dominio de un equipo sobre el resto, la Fórmula 1 debe y necesita articular un marco técnico que permita crear ese escenario ideal donde Mercedes tenga que defenderse, atacar o perder ante Williams, Ferrari, McLaren o Red Bull por citar al alguien Lo contrario supone un verdadero desperdicio. La realidad actual.

La pugna entre Mercedes y Williams fue como un vaso de agua para el sediento al recordarnos hasta qué punto se echa de menos esa emoción en la pista, y se disfruta cuando llega. Ciertamente, la lluvia fue parte del picante que animó el sabor del guiso. Pero al margen de este factor aleatorio, la moraleja final exige de la Fórmula 1 el lograr que multinacionales como Renault, Honda y Fiat (Ferrari) puedan plantar cara a Mercedes o pelear entre sí con sus respectivos equipos. ¿Tan ingenuo es el planteamiento?

¿Es tan difícil?

Cuando el aficionado y el espectador disfrutan con carreras como la de Silverstone, parece que quedan en segundo plano muchos de los factores que son tan criticados en la Fórmula 1 actual: excesiva tecnología, nivel de exigencia de los monoplazas… No sería tan cuestionados en caso de que la pista ofreciera esa intensidad vivida en Silverstone. La Fórmula 1 gana cuando el factor humano a 'palo limpio' se convierte en protagonista.

Si en 2010 la Fórmula 1 era percibida por los aficionados como “tecnológica, competitiva y excitante”, en la reciente encuesta se considera como “cara, tecnológica y aburrida”. Precisamente, no fue el caso en el pasado gran premio ante 140.000 espectadores. Sí, era en la Fórmula 1 donde se nos ofreció aquella carrera, pero no la que hemos vivido últimamente.

De modo que si el cliente siempre tiene razón, ese 89% de aficionados de todo el mundo que piden más “competitividad” se vieron respaldados el domingo. Ya sabemos: “Auténticas carreras, entre los mejores y con las mejores máquinas”. Vamos, lo de toda la vida.

Reuniones y más reuniones del Strategic Group, llamadas a la intervención de la FIA, encuestas con los aficionados… En pleno examen de conciencia de la Fórmula 1, el Gran Premio de Gran Bretaña ofreció el pasado fin de semana un espejo en el que mirarse. Fue el mejor exponente de lo que el presidente de la Asociación de Pilotos, Alex Wurz, recogía como conclusiones de la encuesta: “Lo que queréis es lo mismo que nosotros los pilotos: auténticas carreras entre los mejores y en las mejores máquinas”.

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