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Vettel: "Me iba cag... en la últimas vueltas al pensar: esto es rojo, vas a ganar"
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¿HAN VUELTO DE VERDAD VETTEL Y FERRARI?

Vettel: "Me iba cag... en la últimas vueltas al pensar: esto es rojo, vas a ganar"

Sebastian Vettel logró una victoria emotiva y redentora en el Gran Premio de Malasia. Y deja flotando en el aire la opción de que Ferrari haya recortado ostensiblemente la ventaja de Mercedes

Foto: Sebastian Vettel celebra su primera victoria con Ferrari (Efe).
Sebastian Vettel celebra su primera victoria con Ferrari (Efe).

Las escenas no podían ser más impresionantes para cualquier aficionado a la Fórmula 1. Esos emotivos mensajes por radio entre piloto y equipo tras la bandera a cuadros, un Sebastian Vettel subido encima de su monoplaza señalando el volante, igual que Alonso en Silverstone en su día, cómo se lanzó emocionado a abrazar entre gritos a sus mecánicos, cómo doblaba su cuerpo por la emoción ondeando la bandera de Ferrari, sus ojos emocionados en la antesala del podio, sus palabras allí ante el disfrute de volver a lo más alto mientras recordaba sus malos momentos de 2014, sus alusiones a Schumacher…

La victoria de Sebastian Vettel y Ferrari en Sepang da a la Fórmula 1 emociones, pasión y abre el escenario a nuevas historias que seguir. Fue la primera, pero hay indicios para apuntar a que la del Gran Premio de Malasia no será la última para el piloto alemán.

"La última vez que estuve allí era un niño mirando a Michael por encima de la valla"

“Me iba cag… en el último par de vueltas porque, de vez en cuando, me venía el pensamiento a la cabeza, miraba a la parte superior del chasis y pensaba: Esto es rojo, estás a punto de ganar. Y luego me decía: Vale, para de pensar o perderás el próximo pico o algo así”. Quién hubiera estado en dentro del mono y del casco de Vettel para haber podido visualizar unos momentos tan especiales.

Desde el punto de vista humano, el piloto alemán fue un privilegiado: “Recuerdo que cuando se abrieron las puertas de Maranello fue como un sueño hecho realidad. La última vez que había estado allí era un niño mirando a Michael (Schumacher) por encima de la valla dando vueltas con el Ferrari y ahora estoy pilotando ese coche rojo”. Aquel niño había viajado con su padre a Maranello para ver de cerca de su ídolo. Ganar años después con “ese coche rojo” debió remover profundamente a un tetracampeón del mundo. En la sala del podio podía apreciarse cómo su mirada delataba su indefensión ante el flujo de las emociones.

Vettel recordaba sus victorias de Monza 2008 (la primera con Toro Rosso) y China 2009 (con Red Bull) como “únicas”, pero la primera con Ferrari “también es única, quizás un poco más, quizás algo mejor porque tiene algo más de especial”. Así lo explicaba para intentar poner el valor de la victoria en su vitrina emocional: “Es mi sueño. Cuando crecí, Michael era mi héroe y el de todos nosotros, hablo de todos los chicos de las pistas de kart de Alemania. Cuando volvía cada año y nos cuidaba un poco, nos alegraba la vida. Y por eso pienso que aún no alcanzo a comprender lo especial que es esto”.

Ojo: "Este coche me permite jugar"

El arco del triunfo de Vettel lanzó una doble flecha al centro de la diana. Al significado emocional, también se añadía otro deportivo y profesional. La reivindicación ante su cuestionado prestigio en 2014: “El año pasado fue duro y esta ha sido la primera victoria en más de un año. No eché de menos sólo el champán sino estar en lo más alto del podio. Es fantástico volver tras una temporada tan dura el año pasado cuando no supe sacar partido al coche”.

Aviso para navegantes: las sensaciones son muy diferentes para Vettel con el SF15T. Sobre todo cuando sus palabras son respaldadas por su primera victoria en su segunda salida con Ferrari: “Este año, el equilibro del coche parece irme mejor”.

En un monoplaza, el rendimiento puede ser o no intrínseco a su concepción, pero aquel no llega si las sensaciones que transmite al piloto se alejan de la empatía hombre/máquina. Para fortuna del piloto alemán y de Ferrari, parece que es el caso con “ese coche rojo. Estoy muy contento por cómo se siente el coche y con su equilibrio. Me permite jugar y trabajar, lo que siempre es algo crucial como piloto”. ¿Jugar? A cualquier ‘team manager’, en este caso Mauricio Arrivabene, se le derretiría la boca al escuchar tales palabras.

A Rosberg le salió el tiro por la culata

Al margen de las emociones por la victoria y las sensaciones al volante de Vettel, el triunfo de Ferrari abre nuevos horizontes al campeonato. Es pronto para sacar conclusiones, pero sí cabe abrir nuevas ramas de posibilidades. A Nico Rosberg se le fue la mano cuando pedía, bromeando, más rivalidad a Vettel en ese simpático cruce dialéctico en Albert Park. “Bueno, hay una gran diferencia entre acercarse y batirnos porque sean más rápidos, una enorme diferencia”. El tiro le salió por la culata.

No deja de sorprender que las particulares condiciones ambientales de Sepang hayan engullido la gran diferencia que parecía separar a los monoplazas alemanes de los italianos. Cierto es que Ferrari pudo jugar con dos paradas mientras que Mercedes ni lo soñó. Es posible que James Allison haya conseguido trasladar al SF15T la misma dulzura de trato al neumático que caracterizaba a sus creaciones en Lotus. ¿Se repetirá la dinámica en carreras con temperaturas más suaves?

Otra duda quedó flotando en el achicharrante aire de Kuala Lumpur: ¿Cómo es posible que un motor con la extraordinaria potencia del de Mercedes no haya marcado diferencias con la unidad de potencia de Ferrari en las dos largas rectas y zonas de Sepang con una chicane de 250 km/h? Lo avisó Pat Symonds: “Vimos dónde estaba el Sauber en Australia. No invierten en evolución así que la respuesta debe estar en el motor”. ¿Y dónde estuvo el SF15 T en el Gran Premio de Malasia?

“Ferrari is back!” gritaba Vettel y su equipo tras la victoria. También ha vuelto el piloto alemán. No puede haber noticia mejor para la Fórmula 1. Si Mercedes encontrara un rival a su altura en la ‘Scuderia’ y a ese listón llegasen un día McLaren y Honda nos vamos a enterar todos. Ojala.

Las escenas no podían ser más impresionantes para cualquier aficionado a la Fórmula 1. Esos emotivos mensajes por radio entre piloto y equipo tras la bandera a cuadros, un Sebastian Vettel subido encima de su monoplaza señalando el volante, igual que Alonso en Silverstone en su día, cómo se lanzó emocionado a abrazar entre gritos a sus mecánicos, cómo doblaba su cuerpo por la emoción ondeando la bandera de Ferrari, sus ojos emocionados en la antesala del podio, sus palabras allí ante el disfrute de volver a lo más alto mientras recordaba sus malos momentos de 2014, sus alusiones a Schumacher…

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