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Daniel Ricciardo, de lo mejor que le ha pasado últimamente a la Fórmula 1
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talento y carisma a raudales

Daniel Ricciardo, de lo mejor que le ha pasado últimamente a la Fórmula 1

Sorprende por su talento y madurez, sin perder su naturaleza espontánea y jovial. El pasado domingo logró una victoria con maneras de campeón

Foto: Daniel Ricciardo celebra su triunfo en Hungría (Efe).
Daniel Ricciardo celebra su triunfo en Hungría (Efe).

“¡Vamos a ganar esta carrera!”, gritaba Daniel Ricciardo por radio a su equipo con ese inconfudible y vitalista tono de voz en mitad del Gran Premio de Hungría. Aunque dentro del casco, se podía visualizar su enorme sonrisa.No había llegado a la vuelta treinta todavía. Y ganó. En Alemania, tras el incidente de la primera curva de Felipe Massase hundió en la clasificación: “Vamos a hacer una remontadaque nos haga sentirnos hoy orgullosos”, volvía a lanzarle a su equipo…"Fue una de las carreras más divertidas de mi vida", declaraba al bajarse del monoplaza. Solo había terminado sexto.

Poco después del último gran premio, circulaba por Twitter un vídeo de Ricciardo haciendo payasadas en el muro de boxes a su ingeniero para sacarle una sonrisa. Al final, lo consiguió. Era imposible no hacerlo. Tras su primera victoria en Canadá, se fotografió a sí mismo con suinmensa e inconfundible sonrisa: “No puede haberla más grande”, añadía, para celebrar el triunfo. El pasado domingo, por la noche, volvió a la carga con otro ‘selfie’, cerveza en mano, “no puedo garantizar que vaya a estar mucho más tiempo sobrio esta noche…" Acababa de lograrotravictoria realmente espléndida. Es el único piloto que ha derrotado a Mercedes esta temporada.

"Mirad lo que ha hecho hoy", señalaba Christian Horner tras la pasada carrera, "es impresionante, y ha superado las expectativas de todos, ¡probablemente incluso las suyas!". Daniel Ricciardo quizás sea de lo mejor que le estápasado últimamente a la Fórmula 1. Por su extraordinario talento al volante, por su carisma, su simpatía y su fresca personalidad.

Fortuna con el coche de seguridad

El Gran Premio de Hungría fue una obra magistral del piloto australiano. El RB10 se desenvolvía mejor en un trazado sin rectas, con una unidad de potencia más débil que Mercedes, pero con un gran chasis para esta pista.Ciertamente, hubo momentos donde la fortuna jugó su papel.El equipo austríaco se mostró rápido y ágil en la primera llamada a boxes tras el accidente de Ericsson.Rosberg, Bottas, Vettel, o Alonso tuvieron que esperar una vuelta más. Pero Ricciardo pudo coger la ola buena. De él dependía aprovecharla hasta el final de la carrera. Y lo hizocon la mente de un campeón veterano.

Cuando Ricciardo gritaba a su equipo que iban a ganar, tenía ya en la mente la estructura y el desarrollo de la misma desde su retrasada posición en la pista hasta el final de la prueba. Ciertamente,el accidente de Pérez le permitióhacer el segundo cambio de gomas y seguir subido a la ola. Si no llovía más,dependía de sí mismo. No desaprovechó la oportunidad.

Un guante con los neumáticos

Tras su entrada en boxesy hasta su última parada, jugó magistralmente sus armas, las mismas que en Silverstone le permitieron ir finalmente a una parada. Tanteando allí con su ingeniero según avanzaba la carrera,mimaba el neumático para intentar acabar con un solo cambio de gomas.Se lanzó a la piscina. Logró un sorprendente tercer puesto, mientras Vettel se estampaba por detrás de Alonso. De Canadá ya sabemos cómo le robó la cartera al alemán con una 'inlap' brutal que le permitió adelantar a su compañero de equipo al volver a la pista tras la parada.

Ricciardo era consciente en Hungaroring quetodos los giros que alargaraantes de la última parada serían balas en las últimas vueltas. Y sí, el equipo ayudaba con la estrategia pero, como Alonso en su interminable relevo final, hay que hacer durar el neumáticosin perder ritmo y contacto con la cabeza. Y, efectivamenteAlonso y Hamilton estaban a tiro cuando volvió a la pista en su último relevo, con el compuesto más blando y nuevo. El plan que tenía en su cabeza a mitad de carrera se estaba haciendo realidad. Sólo faltaba rematar.

Dos 'hachazos' a dos campeones del mundo

Sin embargo, adelantar en Hungaroring no es tarea sencilla, como la bien asentada leyenda de esta pista atestigua. Pero tampoco imposible. Cuando Ricciardo se pegó a la estela de Hamilton y Alonso, supo esperar con calma unas vueltas para que los neumáticos del Ferrari y del Mercedes terminaran de cocerse en su jugo un poco más.Entonces, pasó al ataque.

Primero tanteó a Hamilton. Luego le amagó en la vuelta siguiente,en la segunda curva,para romperlela cintura en la siguiente. A Alonso sin gomas y en plena recta, le ‘arrancó’ la cabeza con 'hachazo' yuna pasada de frenada fulminante. Sacó la mano, y dijo adiós camino de la victoria.

“Está subido en la cresta de una ola de confianza en estos momentos, probablemente se escuchó el mensaje de radio después de que pasara a dos campeones del mundo…”, explicaba el australianoHorner al término de la prueba.Algún día, tarde o temprano, será también uno de ellos. Mientras tanto, por favor, que no le bajen la radio a Daniel Ricciardo.

“¡Vamos a ganar esta carrera!”, gritaba Daniel Ricciardo por radio a su equipo con ese inconfudible y vitalista tono de voz en mitad del Gran Premio de Hungría. Aunque dentro del casco, se podía visualizar su enorme sonrisa.No había llegado a la vuelta treinta todavía. Y ganó. En Alemania, tras el incidente de la primera curva de Felipe Massase hundió en la clasificación: “Vamos a hacer una remontadaque nos haga sentirnos hoy orgullosos”, volvía a lanzarle a su equipo…"Fue una de las carreras más divertidas de mi vida", declaraba al bajarse del monoplaza. Solo había terminado sexto.

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