Mercedes, inspirado en la 'santísima trinidad' de Red Bull

Toto Wolff, accionista y director ejecutivo de Mercedes, ha necesitado menos de un año para dar forma a una revolución interna en su equipo. Considera que la complejidad de la actual Fórmula 1 hace imposible que una escudería pueda gestionarse a la vieja usanza, con un único jefe de equipo que supervisa los diferentes apartados del equipo, tanto deportivos como políticos. Red Bull, prácticamente desde su nacimiento, dividió su parcela entre Adrian Newey y Christian Horner, teniendo a Helmut Marko como ‘supervisor’ de operaciones. La ‘santísima Trinidad’ de Red Bull ha propiciado el crecimiento de una figura como la de Sebastian Vettel y ocho mundiales en cuatro años. Ahora, Mercedes está dispuesta a seguir este modelo, aunque para ello deban dejar ir a Ross Brawn, su actual jefe de equipo.

En Mercedes el terreno está allanado para que la próxima temporada Totto Wolff haga de Christian Horner, Paddy Lowe de Adrian Newey y Niki Lauda de Helmut Marko. La fórmula que tanto éxito ha dado a Red Bull en un tiempo récord ha sido tenida en cuenta por un equipo que aspira también a los títulos. Con gran potencial económico, el año pasado la cúpula de Daimler –que posee el 60% de las acciones de la escudería- no entendía por qué sus monoplazas peleaban por ser décimos. "Hay que realizar modificaciones en la estructura del equipo. Desde renovar el túnel de viento a un cambio en el personal", contestó Ross Brawn.

Toto Wolff, el ‘político’

Y el primer fichaje que realizaron fue Niki Lauda, quien posee actualmente el 10% del equipo. Una de las primeras misiones del triple campeón del mundo fue preguntar por la situación laboral a los trabajadores del paddock que considerase buenos para Mercedes en ese ímpetu por renovar el plantel. Su labia y presencia tuvo parte de culpa de que Lewis Hamilton comunicase hace un año que cambiaba de aires para jubilar definitivamente a Michael Schumacher. Unas semanas más tarde Toto Wolff entraría con mucha fuerza en el equipo y en el accionariado con un 30%. Desde entonces Toto se erigió en la cabeza visible del equipo sustituyendo a Norbert Haug como ‘político’ del equipo. Prácticamente de la mano de este austriaco llegó Paddy Lowe y se fue Nick Fry, socio en múltiples aventuras de Brawn.

Mercedes, como había solicitado Brawn unos meses antes, estaba cambiando. Aunque quizás más de lo que el inglés podía imaginar porque a su alrededor se estaba tejiendo una estructura que limitaba su poder de decisión. Una forma a la que no está acostumbrado a trabajar y por lo que, según la BBC, abandonará Mercedes a final de temporada. La idea de Wolff era de mantenerlo pero sin tanto peso. Ross, con 15 mundiales a su espalda, no está de acuerdo en desprenderse de una figura como la suya, "de referencia", como lo califica él mismo. Previsiblemente, desde este 2014, el ingeniero Paddy Lowe se encargará no sólo de diseñar el coche, si no de la estructura deportiva que le rodea.

Red Bull se ha construido desde la confianza

Hace siete años, Dietrich Mateschitz depositó su confianza y mucho dinero en su amigo Helmut Marko para hacer un equipo fuerte de Fórmula 1. Marko confió en un joven jefe de equipo llamado Christian Horner que le había sorprendido en GP3. A su vez, Horner confió ilimitadamente en el ingeniero Adrian Newey para hacer lo más eficaz posible el funcionamiento del equipo. Al final resultó que Mateschitz basó su inversión en un tipo llamado Adrian, alguien que estaba acostumbrado a dibujar en un papel chasis de monoplazas, y que pasaría también a diseñar el organigrama del equipo.

Al margen de los trofeos, el resultado ha sido una fantástica rapidez en el funcionamiento interno que ha propiciado, entre otras cosas, que hasta "30000 piezas anuales sean probadas en sus monoplazas. Una media de 1.000 cambios por semana, trabajando 15 horas al día con más de 300 diseñadores", como asegura la escudería de Milton Keynes. Daimler y Wolff se inspiran en estas cifras para diseñar su nuevo modelo de gestión.

A Red Bull ya no sólo se le intenta copiar alguna de sus revolucionarias ideas dentro de la pista, en Brackley también opinan que la empresa energética va un paso por delante del resto en la organización de sus trabajadores. "Lauda es nuestro Helmut Marko (Red Bull) o Jackie Stewart (Lotus)". Así se expresaba en mayo Toto Wolff en una entrevista a la BBC, mostrando una tendencia de la F1 moderna que estaba teniendo un resultado satisfactorio. Dentro de unas semanas Wolff podrá decir que ‘Lowe es nuestro Newey’. Aunque está por ver si el temperamento del exdirector técnico de McLaren es el adecuado para dirigir a la perfección a un amplio grupo de trabajo.

"Tú cuida del coche, déjame a mí el resto"

"Estaría completamente loco intentar echar a Ross: ha ganado 15 títulos, ¿quién soy yo comparado con ese éxito? Así que le dije: ‘Tú cuida del coche, déjame a mí el resto’. Y esa es la división –él es ingeniero, yo soy el hombre de negocios". Esa era la idea original de Wolff pero el que fuera líder del histórico Brawn GP, no tiene el mismo concepto a sus 58 años (59 el 23 de noviembre).

El listón de Red Bull en la actual Fórmula 1 es tremendamente alto y no sólo está provocando tremendos esfuerzos, cambios y revoluciones en Mercedes, también en otros rivales. McLaren, teniendo el año pasado el coche más rápido, para esta temporada quisieron ir más allá en lugar de asegurar el tiro y se pasaron de frenada. Quizás, sin un Red Bull tan poderoso, hubieran elegido otro camino. En Ferrari llevan con cambios desde finales de 2010, incluyendo una remodelación del túnel de viento. La imagen del Cavallino Rampante no atraviesa su mejor momento pese a tener al considerado piloto más completo de la parrilla. A diferencia de Mercedes, en Maranello parece que esos cambios internos cuestan más de realizar. Cuestión de ritmo.