Sergio Pérez, "ese idiota" que arruinó la carrera a Raikkonen

"Ese idiota ha intentado darme, ha intentado arruinarme la carrera", exclamó por radio Kimi Raikkonen antes de afrontar el último tercio del GP de Mónaco, cuando en la chicane sufrió el acoso de Sergio Pérez. El mejicano, en esa misma zona, ya había adelantado a su compañero Jenson Button y a Fernando Alonso. El siguiente debía ser Kimi... pero este cerró siempre la puerta y mantuvo una lucha que provocó un pinchazo al finlandés y el abandono del propio mejicano a falta de seis vueltas. "Quizás deberíamos darle una bofetada para que aprenda", aseguró el de Lotus al bajarse del monoplaza. Y es que esta es la segunda vez que se 'topan' en la presente temporada después del golpe que se dieron en GP de China, otra más a las acumuladas durante la pasada campaña. No obstante, no habrá que llegar tan lejos como pretende Kimi...

La próxima vez seguro que Pérez se piensa dos veces adelantar a Raikkonen. Kimi perdió unos cuantos puntos en Mónaco (sumó sólo uno) pero, tal vez, se haya ganado el respeto del mejicano. Ahora ya sabe que el finlandés no tiene problemas en cerrar los huecos, asumiendo las consecuencias que puedan venir.

Para adelantar en Mónaco se necesita cierta colaboración del rival. Por ejemplo, cuando el Checo pasó a Fernando Alonso, si éste llega a cerrar el camino, los dos se hubieran tocado. En el caso de Button fue más limpio y, como admite el inglés, "estuvo bien cuando Checo me adelantó, yo no estaba prestando atención, para ser justos". Con Kimi no hubo oportunidad pero el mejicano insistió y midió mal sus fuerzas, confiando en que Raikkonen estuviera dispuesto a evitar un golpe aunque eso le supusiera perder un puesto. No fue así.

"En Bahrain le salió bien esa agresividad, hoy no; esperemos que aprenda la lección. Cuando normalmente luchas por ser once o doce como Pérez es fácil lanzarte", declaró Alonso tras la carrera. Checo llegó a tener un sexto puesto con el que superaba a su compañero de equipo, sumando dos puntos más que éste. Pero su ambición no se quedó ahí y fue a por más. 

Como explica el asturiano, tal vez ahora se lo piense dos veces porque antes de su enfrentamiento con Raikkonen ya gozaba de una situación fantástica. Lo que había construido durante la carrera se lo cargó de un plumazo con su golpe a Kimi. En poco tiempo pasó de héroe a piloto inmaduro. Terminó retratándose.